Ser ignorado por la persona que te gusta es de lo más feo que existe, sobre todo cuando te recreas en ello buscando a esa persona y tratando de gustarle.
No se trata tampoco de coger tu dignidad y decir: “no insistiré más” , “no me humillaré más”. Estoy cansado de ver a personas con ataques de dignidad repentinos para, dos días más tarde estar llorándole a la persona que le gusta o cayendo de nuevo a sus juegos.