Saber manejar el control de las emociones es algo básico para cualquier ser humano. La mayoría de nosotros no tiene problemas para controlar las emociones agradables aunque una buena parte tenemos problemas para gestionar las emociones desagradables.
Hoy nos vamos a centrar en gestionar emociones agradables. Aprendiendo sobre ellas podemos vivir mucho más felices, y lo que es más importante, hacer felices a los demás.
Si te has planteado alguna vez cómo manipular a los demás y no tienes mala intención ya habrás pensado que una buena manera de hacerlo es mediante las emociones agradables. Si consigues provocar emociones agradables en los que te rodean conseguirás no solo que sean más felices sino también ser tú el causante de parte de esa felicidad.
Tenemos un libro-ebook que habla de cómo convertirte en un maestro de las emociones. En él te enseñamos a controlarlas, en ti mismo y en los demás, y como manipular a alguien mediante las emociones. No te asustes, nuestro libro, como decíamos antes, está orientado solo a buenas personas. No vamos a enseñar a nadie a hacer daño a los demás ni a manipularles con malas intenciones.
Las emociones no son buenas o malas pero pueden resultarnos agradables o desagradables. Todas ellas son necesarias, por tanto etiquetar a algunas emociones de negativas no es conveniente. Lo que tenemos que hacer es aprender a situar cada emoción donde toca y a otorgar a cada una el peso necesario en cada momento. Las emociones se sienten y no debemos permitir que nos dominen.
Es más frecuente vivir preocupado por que nos perdemos en las emociones consideradas negativas que pretender aprender a gestionar las emociones agradables.
Dejarnos llevar por nuestras emociones o alargarlas demasiado nos hace perder estabilidad. Las emociones hay que sentirlas sin permitir que nos arrastren por completo. Las vemos, las vivimos y luego dejamos que se marchen.
Entre algunas emociones agradables encontramos la alegría, la curiosidad, la admiración o la sorpresa.
Cuando nos dejamos llevar por la alegría y entramos en un estado de euforia se nos nubla la razón. Tomar decisiones en este contexto puede ser tan perjudicial, peligroso o negativo como tomarlas desde el punto de vista del miedo o de la rabia.
Es imprescindible tomar distancia de las cosas y no dejarnos embargar por las emociones, sobretodo si, como decía, tenemos que tomar decisiones importantes. En el caso de sentirnos dominados por alguna emoción, sea la que sea, deberíamos ser capaces de aplazar la toma de la decisión hasta conseguir estar en equilibrio de nuevo. Tomemos nota de lo que sentimos y de lo que pensamos y podemos compararlo con lo que sentimos y pensamos cuando ya lo vemos desde un punto de vista más distante y frio. Solemos variar bastante nuestros puntos de vista.
Provocar alegría en los demás puede ayudarte a conseguir situaciones más agradables en los demás, que poco a poco son asimiladas contigo y serás asociado a la alegría. Eso es algo bueno, que alguien sienta alegría cuando piensa en ti es que algo estás haciendo bien. A cualquiera le llena de orgullo, y si lo planificas bien y eres constante puedes conseguirlo fácilmente.
Habitualmente tenemos la costumbre de castigar o provocar emociones desagradables en los demás cuando queremos hacerles aprender algo. Eso se llama refuerzo negativo. Para evitar la parte negativa somos capaces de hacer cosas con las que no estamos de acuerdo o de aprender algo a costa de dolor.
En cambio, algo poco habitual es el refuerzo positivo, mucho más eficaz y sin duda menos doloroso. Lo practicamos con los animales con toda naturalidad. Hemos visto, por ejemplo, que dándole un premio a un perro cuando hace las cosas bien le podemos educar mucho mejor que pegándole si no nos hace caso. Pero eso no lo llevamos a la práctica con otras personas. Está comprobado que los niños aprenden más y mejor con refuerzo positivo que con refuerzo negativo.
Aplica el refuerzo positivo en las personas que quieres que te quieran y que te consideren la alegría de sus vidas. No te quedará más remedio que provocar esa emoción en esas personas y alejarlas de las emociones desagradables, por lo menos que no las relacionen contigo.
La curiosidad es otra emoción agradable, que mal gestionada nos puede llevar a tener un hambre voraz de nuevas sensaciones o aprendizajes… Piensa en la curiosidad que te despiertan ciertos conocimientos. Aprender cosas nuevas es muy interesante, pero no podemos vivir absolutamente de ello. Tenemos que saber aprender a parar y a tomar un descanso de vez en cuando. Pienso en gente que es muy curiosa y estudia en profundidad una cosa y antes de terminar ya siente un vacío, que va a hacer con su tiempo? pronto encuentra otra pasión a la que dedicarle años de estudio.
O aquellas personas que sienten curiosidad por lo que hacen los demás pero eso les lleva a ser cotillas y chafarderos.
La curiosidad y el afán por aprender y saber cosas puede esconder inseguridad y baja autoestima.
Cuando algo nos provoca emociones agradables debemos se capaces de dejarlas marchar, igual que lo hacemos con las emociones menos agradables.
Recuerda que debemos tratar de vivir con armonía y en equilibrio y cualquier emoción nos desequilibra, algunas más que otras, claro está, pero tenemos que aprender a darles la importancia necesaria y a no dejarnos llevar en exceso por ellas.
La admiración es otra emoción agradable de la que puedes echar mano si quieres causar una gran impresión en los demás y manipularles, cuando eres una persona a la que los demás admiran es más fácil influir en sus decisiones.
Aprendiendo a potenciar tus cualidades para generar en los demás emociones agradables puedes llegar a convertirte en una persona con un gran carisma. Las personas carismáticas, ya lo sabes, controlan a la perfección las emociones y saben controlar las de los demás. Puedes aprender ambas cosas. A ser una persona con carisma y a gestionar las emociones agradables y desagradables, tanto propias como ajenas.
Manipular es todo un arte. Un arte que no siempre está bien considerado pero que es totalmente necesario en muchas situaciones. Un buen vendedor tiene que ser capaz de conseguir que los clientes compren, para ello manipula su voluntad y esa no es una manipulación negativa. Nos lo hacen constantemente en todos los anuncios de televisión tratando de crear en nosotros necesidades a las que ellos responden con sus productos.
Aprender a manipular y convertirte en un maestro de las emociones será más sencillo si alguien te cuenta cómo. Empezarás dominando en primer lugar las emociones para luego centrarte en la manipulación si es el camino que te interesa.
En nuestro libro-ebook: Cómo convertirte en un maestro de las emociones te preparamos a fondo para el primero de estos pasos. En este libro aprenderás todo sobre las emociones, como reconocerlas, como observarlas y cómo dejar que se vayan, además de conocer las claves para provocarlas en los demás.
muy interesante ocupo urgentemente esto creo que soy la mujer que mas las necesita siento que estoy en un hoyo y sin escalera
ME ENCANTA!! Aunque un poco difícil…..TE FELICITO POR TU ESPLENDIDO TRABAJO ,ME HAS ALEGRADO EL DIA.
Me parece muy bonito tu comentario,ya que explica perfectamente este blog