La frustración es una emoción difícil de reconocer para algunos o en algunas situaciones concretas. Casi todos somos conscientes de sentirnos frustrados cuando no conseguimos algo que deseábamos con mucha fuerza, cuando nuestra chica se va con otro chico que además nos parece mucho peor que nosotros, cuando gana el premio que querías tu mayor rival y ni siquieres has quedado entre los finalistas… Reconocemos la frustración cuando surge de la incapacidad de hacer algo.
Pero lo cierto es que nos enfrentamos a la frustración muchas veces cada día. Que se te escape el tren, que te encuentres con un atasco, que llegues tarde a una entrevista de trabajo… todas esas cosas pueden ser frustrantes y puedes no saber reconocer esta emoción sino que la escondes bajo un enojo. Muchas veces cuando nos sentimos frustrados nuestra respuesta es enfadarnos y buscar culpables para poder descargar la frustración en otra persona.
Si nos senimos menos responsables de nuestro fracaso no pensaremos que es nuestra culpa y no veremos, aparentemente, mermada nuestra autoestima. Pero eso no es exactamente así. Las personas que se frustran con facilidad y que nunca reconocen sus errores tienen graves problemas de autoestima. Si eres de los que siempre cree que la culpa la tienen los demás y que depende de otros que a él le salgan las cosas bien deberías leer más sobre la frustración y empezar a cuidar tu autoestima.
La frustración se acompaña muchas de veces de un sentimiento de impotencia, de una rabia contenida y de una inacapacidad para mostrar tus emociones, gestionarlas y darles salida. Cuando nos sentimos frustrados y nos lo quedamos dentro, es como un vaso que va llenándose de agua hasta que llega un momento que no le cabe nada más. Por ello hay personas que son capaces de contener sus reacciones en situaciones que no le son de mucha confianza pero que cuando se enfrentan a algo, por pequeño que sea, en su entorno de más confianza es cuando explotan.
Puede que aguantes todos los reveses que te vas encontrando por el camino con estoicididad pero que cuando llegues a casa seas incapaz de soportar que no haya para cenar algo que te apetece y te enfadas y explotas de una manera que no eres capaz de reconocer y que no eres capaz de controlar.
Si lo analizas después eres incapaz de darte cuenta de lo que has hecho puesto que llega un momento en que tu cerebro ya no piensa con claridad, y es cuando gritas, dices cosas incoherentes, lloras, te enfadas, sacas problemas que se supone que estaban solucionados hace días…
Puede que conozcas a la típica persona que de vez en cuando se levanta que parece que necesita pelea con alguien. Va provocando hasta que encuentra a alguien que le lleva la contraria y entonces monta un pollo. Muchas personas no gestionan la frustración y van acumulando. El problema es que para vaciar antes de seguir acumulando necesitan explotar.
Si te sientes identificado en estas descripciones probablemente no lleves bien la frustración. En primer lugar tienes que saber reconocer cuando estás frustrado, cuando te sientes mal y qué es lo que le pasa a tu autoestima cuando sientes este tipo de emociones. Lo más habitual es ser derrotista y pensar que nos pasa porque nos lo meremos, porque no hacemos nada bien, porque la gente no nos quiere, porque siempre se confabulan las demás personas y todas las estrellas del universo para que nos salgan las cosas mal…
Es básico entender dos cosas: en primer lugar que a todos, sin excepción, a todo el mundo la vida les da reveses, no siempre consiguen lo que quieren. Todos pasamos por eso.
En segundo lugar tienes que entender que es básico reconocer la frustración. Negar emociones o sentimientos no sirve de nada. Es como si no reconocieras que no te gusta un plato concreto y por tanto tuvieras que seguir comiéndolo. Si no reconocemos que estamos frustrados no vamos a poder dejar de estarlo.
Aprender a reconocer la frustración conlleva poder pensar con claridad y a menudo cuando nos vemos ante una situación que nos resulta frustrante no podemos pensar con claridad. Aunque muchas veces reprimimos, como ya hemos visto, la reacción, los sentimientos van por dentro y nos hacen sentir todavía peor, precisamente por no poder expresar lo que sentimos. De este modo, mientras nos contenemos vamos pensando cada vez más fuerte que nos lo merecemos, que nos pasa por que no somos buenos o porque la gente no nos quiere.
Aceptar que tenemos un problema siempre suele ser el primer paso para superarlo. Aceptar que nos sentimos frustrados y que tenemos sentimientos derivados de esta situación es el siguiente paso. Si no aceptamos que algo no sale bien, si siempre necesitamos buscar un culpable y poder descargar la rabia sobre alguien, aunque seamos nosotros mismos, no vamos a ser capaces de superar la frustración. Por tanto el camino para superar la frustración pasa sin duda por la aceptación.
El problema no es que te sientas frustrado con algo sino que no sepas manejarlo. Todo el mundo se frustra. A nadie le sale todo bien, pero no todo el mundo se encalla en la impotencia, la rabia o el desánimo. Hay que ser capaz de aprender de los errores. De entender, de aceptar, que puede que no hayas hecho lo suficiente, que no lo hayas hecho bien, que haya alguien mejor que tú o simplemente que has tenido un momento de mala suerte. Aceptar es básico para avanzar. Cuando aceptamos de forma positiva sin castigarnos y sin buscar culpables somo capaces de obtener reflexiones valuosas sobre las cosas. Con ello podremos mejorar para que la próxima vez estemos más cerca de conseguir el objetivo.
Aceptar es una parte de la solución y aprender a relativizar es otra. Piensa cómo vivirás este desengaño dentro de 10 años, de 2 meses, de 5 horas. A veces las cosas nos paralizan y si lo pensamos desde un punto de vista distante vemos que no son tan importantes. Acepta que algo no ha salido bien y que no tiene nada que ver con tus capacidades. Aprende de los errores para mejorar.
Y cuida de tu autoestima, que la tendrás muy tocada después de tanto tiempo pensando que no lo vas a conseguir y quedándote con todas esas emociones negativas y amplificándolas. Curar tu autoestima y reforzarla es básico, por ello te recomiendo nuestro curso Cómo aumentar tu autoestima.
Muy buen post domenec, Muchas personas (incluido) estan o han pasado por estas situaciones pero tarde o temprano hay que darse cuenta que somos artífices de nuestro propio destino y que no podemos andar por la vida culpando a los demas por nuestros problemas, nuestras angustias, nuestras frustraciones pero aveces las personas actuamos por ese mismo ego que nos impide culparnos a nosotros mismos y nos lleva a culpar a personas sin darnos cuenta que en realidad somos nosotros, que son sentimientos que salen de adentro de cada uno y que no son esas otras personas los culpables. Un abrazo y saludos desde argentina.
exelente de verdad :)