Lo que nos mueve son las emociones

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Alguna vez habrás oído esta frase: lo que nos mueven son las emociones. En general es así. Bueno, también hay gente que decimos que se mueve por el interés o por el dinero, pero en el fondo todo está relacionado con las emociones.

Cuando consigues algo que quieres, como en este caso el dinero, lo que haces es sentir satisfacción, felicidad. Hay pocas emociones mejores que la satisfacción. ¿No te parece?

Hoy os voy a hablar de cómo en muchos casos nos tocan las emociones y cómo las personas que lo hacen están entrenadas para ello y lo hacen de forma totalmente consciente. Para conocer a fondo las emociones te recomiendo nuestro libro: Cómo convertirte en un maestro de las emociones con el que aprenderás a conocerlas y a poder generarlas en otras personas.

Solo tocando las emociones logramos que otras personas se impliquen en nuestro propósito. Los políticos, por ejemplo, usan discursos cargados de emociones. Saben qué preocupa a la gente y cómo motivarles para que les voten.

Apelan a lo que nos mueve, y lo que nos mueve son las emociones. Ellos lo saben y es en campaña electoral que pretender llegar a las emociones de la gente. En cambio, durante el periodo entre elecciones evitan al máximo los temas escabrosos y tratan de no remover el ánimo de la gente. Solo cuando lleguen elecciones de nuevo irán a por las emociones.

Lo más curioso es que la forma más rápida de posicionar a la gente a tu favor es realzar lo mal que lo hacen los demás. Haces que se enfaden y les dices que tú lo harás mejor. Y entonces cuentas con convencerles.

Pero dejemos a los políticos y hablemos de otras circunstancias que todos reconoceremos, los músicos, por ejemplo.

Su objetivo es vender. Ganarse lo mejor posible vendiendo cuantos más discos mejor. Y ¿qué es lo que mueve a la gente? las emociones. Los músicos que más venden son aquellos que hablan de sentimientos universales. Que nos afectan a todos. La mayoría hablan de amor. Hay muchos otros tipos de música, pero suelen tener un alcance minoritario. Y es que no todos nos emocionamos con la pobreza ajena o las injusticias pero sí que sentimos el amor, y el desamor.

Así pues, si quieres llegar a un público cuanto más amplio mejor, lo que tienes que hacer es tocar sus emociones. Cuanto más primarias mejor.

© Shlomi Kramer

Lo hacen también en el cine y la televisión. Dejan los momentos más emotivos para el final. Si no, ¿para qué te quedarías a ver una película o una serie hasta el final si la mayor tensión se solucionara a la primera de cambio?.

En el cine la gente está sentada y no se mueve mientras dura la película. Pero en casa tenemos anuncios, otros canales de televisión y muchas otras cosas que hacer o con las que distraernos.

Así que los que escriben para televisión saben que hay que crear una explosión de emociones en determinados momentos para asegurarse de que la gente vuelve a la serie tras los anuncios o se acordará de verla a la semana siguiente.

Buscan tocar las emociones y cuanto mejor lo hacen más funciona una serie.

Pero ojo, todo tiene un límite y la gente ya está preparada para detectar cuando lo único que queremos es provocar la lagrimita. Mucha gente rechaza todo aquello que salta a la vista que pretende provocar emociones, por lo tanto hay que hacerlo de forma sutil e inteligente para que la persona se emocione sin necesidad de que nadie le diga cuando tiene que hacerlo.

Los programas que suelen tener más audiencia están relacionados con las emociones. Cuanto más las tocan mejor se lo pasa el público. En España hay programas o magazines de «corazón» en los que solo se habla de la vida de los personajes que cobran del programa. Es algo rocambolesco, pero les funciona. Tienen una plantilla de colaboradores que constantemente ven expuesta su vida en la tele. Además se pelean entre ellos, que se supone que son amigos tras la pantalla, por cosas como haber contado algo que se supone que no debían contar.

Es decir, en este tipo de programas no buscan temas de corazón o de famosos para hablar, sino que se limitan a usar a sus propios fichajes para hacerlo. Y tienen mucho éxito. El motivo son las emociones. Son personajes que nos hablan de sus fracasos, de sus miedos, de sus amores y desamores, de sus odios… ¡en directo!

Y esto a la gente le parece mucho más auténtico que entrevistar a un famoso por la calle, editarlo y pasarlo horas más tarde, o días más tarde, por televisión.

En otros países son muy habituales los programas donde ciudadanos de la calle van a expresar sus sentimientos. Las puntas de audiencia se dan cuando el personaje que va tiene algo en contra de otro que ha sido llevado engañado al programa, o cuando alguien va a declarar su amor o a pedir que su ex vuelva con él.

El público lo que esperar es ver la respuesta genuina de las emociones sin guión. Qué hace la gente cuando se encuentra con algo que le toca las emociones y para lo que no está preparado.

Seguro que en tu país, en televisión, puedes ver varios ejemplos de programas de este tipo. Da igual si son de variedades, de prensa del corazón, de casos de gente de la calle… lo que importa es emocionar al público, divertirles o hacer que se sientan mal mientras ven la decepción amorosa de unos, las infidelidades de otros… Nos sentimos reflejados en ellos o nos ponemos en su piel y pensamos que a nosotros jamás nos pasaría algo parecido.

El caso es que tocando las emociones podemos conseguir que la gente se posicione y haga cosas. Si quieres conseguir que los demás te escuchen cuando hablas debes hacerlo de forma que les remuevas algo por dentro. Lo mejor para hablar en público es conocer a fondo la retórica y tener mucha práctica, pero para usar las emociones en el día a día bastará con que leas nuestro libro Cómo convertirte en un maestro de las emociones con el que aprenderás a identificarlas, diferenciarlas y, sobretodo, cómo provocarlas en los demás.

 

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