Vida sin emociones

Si cuando bailas no lo haces en silencio, sino que prefieres hacerlo con música; si cuando cocinas pasta le pones siempre su salsa; si cuando te tomas una ensalada no te comes las hojas directamente de la tierra, pero sí una vez preparadas; si todo tiene su complemento, tú… ¿qué sabor le das a tu vida?

Si te sorprendes porque tu amiga sale de fiesta sin maquillarse y aun así se le acerca todo el mundo: ella va arreglada a su estilo, aunque no se maquille ni lleve tacones. Si Juan lleva siempre vaqueros y camisetas desteñidas, quizás le sienten de maravilla; cada persona sabe qué es lo que más le favorece, qué es lo que mejor le sienta.

Es importante que tu vida no resulte insípida, pues una vida sin emociones no resulta atractiva para nadie. Probablemente una persona con una personalidad muy picante, en el sentido de interesante y divertida, difícilmente llevará un estilo de vida aburrido, aunque vaya de casa al trabajo y del trabajo a casa.

Su forma de ser le permitirá hacer amigos en el trabajo, contar chistes, y sacar el mejor partido posible de todas esas horas tan monótonas. Durante el camino quizás escuche su música favorita, charle alegremente con algún compañero o piense en la suerte que tiene de tener el fin de semana por delante, que por supuesto, aprovechará al máximo.

Vida sin emociones: cómo darle emoción a tu vida

Si tienes una vida sin emociones, una rutina sin emociones y quieres cambiarla piensa sobre todo en tu forma de ser: ¿Eres alguien positivo que disfruta del camino? ¿O por el contrario estás siempre quejándote y sólo piensas en la meta?

Los ejemplos del principio parecen muy evidentes, pues normalmente todo lleva una preparación: tu vida también. ¿O prefieres seguir comiéndotela a palo seco?

Si estás insatisfecho con lo que haces en tu día a día, probablemente estés llevando un estilo de vida sin emociones. Quizás sólo te haga falta echarle una pizca de gracia: practicar alguna afición un par de veces a la semana, ver más a tus amigos, salir de fiesta. O a lo mejor necesites echarle una buena dosis de salsa: hacer un cambio algo más radical, dejar tu trabajo actual, hacer un largo viaje, irte a vivir al extranjero…

Y es que cada persona tiene su propia receta: no lleves a Juanita cada día al cine que acabará aburriéndose, pero si te llevas a Luisa quedará encantada. Oscar prefiere actividades al aire libre y Roberto quedarse viendo pelis en casa. Cada vida sigue su receta, no le eches más emoción donde no haga falta. Echa salsa cuando la situación lo requiera.

Vida sin emociones: ¡Échale emoción a tu vida ahora!

Sólo tú puedes saber qué ingredientes le faltan o le sobran a la receta de tu vida. La fórmula es completamente secreta, pues sólo tú tienes esa información.

Si todavía llevas una vida sin emociones, completamente carente de emociones, querrá decir que no sabes qué ingredientes sobran o cuáles son los más importantes para llegar a ser feliz. En primer lugar, antes de quitar o añadir, analiza muy bien qué ingredientes le echas a tu vida y en qué medida son o no necesarios, qué aportan y qué inconvenientes traen.

Por ejemplo, si dedicas diez horas de trabajo al día y piensas que eso está bien, lo dejaríamos así. Pero si crees que con un día de deporte a la semana no es suficiente, sólo tendrás que añadir más horas, siempre combinándolo con los demás ingredientes: familia, amigos, otras aficiones y cualquier otra actividad que ocupe parte de tú tiempo.

Como en cualquier otra receta, en la receta de tú vida tendrás que quitar, añadir, y combinar ingredientes; nada del otro mundo, aunque a veces pueda parecerte algo muy complicado.

¡Juega con los ingredientes, innova un poquito, combínalos, experimenta y disfruta elaborando la receta de tu vida!

Lo importante es que dejes de llevar esa vida sin emociones, y elijas el ingrediente que elijas, encuentres de una vez la combinación adecuada para ser feliz. ¡Empieza ya mismo a vivir una vida en su punto, échale picante si es necesario, elabora tu propia vida!

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