¿Cómo pretendes dar amor a alguien si ni tú mismo sabes darte amor a ti? ¿Cómo vas a dar algo que no conoces? ¿Cómo vas a hacer que crea en ti si tú no crees en ti?
El amor primero debe ser hacia ti, infinito e incondicional. Tu mentalidad, debe ser tal cual y sin variar una sola coma: “LA PERSONA QUE ESTÉ A MI LADO ES LA MÁS AFORTUNADA DEL MUNDO”.
Un pensamiento tan potente indica una relación potente, donde eres plenamente amado y valorado. En cambio, una baja autoestima, bajo amor propio, negatividad y dudar de ti es lo que atrae relaciones en las que te tratan de igual forma: dudan de ti, porque tú dudas de ti.
Toda tu realidad está en tu cerebro, lo que tú piensas se hace realidad (con ciertos límites, obvio). Cómo crees que te perciben es como realmente te perciben. Quien consigue ser amado no es quien MERCE SER AMADO, sino, quien cree realmente que no merece menos que eso.
Con tu mente no vas a cambiar lo atractivo o inteligente que seas. Si eres más tonto que un lápiz, seguirás siendo más tonto que un lápiz, pero sí que puedes cambiar cómo te rodeas con el mundo, con quién decides rodearte y cómo haces que los demás te vean, te perciban y te traten.
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