¿Te consideras uno más del montón? Si es así no te equivocas. Sin embargo, eso no quita que seas alguien único, diferente, incomparable. Pero no olvides que no dejas de ser uno más, una persona como cualquier otra, que no es poco.
Entre el típico guaperas que se cree superior a la media, el que cree que no destaca en nada pero tampoco se ve mal del todo, y una persona sin ninguna autoestima, no hay diferencias reales. La única diferencia está en la mente de cada uno; ya que piensen lo que piensen, dentro de esa diferencia aparente, todos son más parecidos de lo que creen por lo tanto no hay que comparar.
Si te pregunto ¿Quién es mejor Juan o Paco? La pregunta no estaría bien formulada.
Ahora si te digo: «¿Quién juega mejor a baloncesto?», «¿Cuál de los dos es más rápido trabajando?», «¿Cuál es más perezoso?». Entonces la cosa empieza a cambiar. Te puede caer mejor Juan que Paco, pero eso no implica que uno sea mejor que otro. Todos tenemos facetas en las que destacamos, vidas distintas e incomparables.
Cómo NO comparar: ¿Por qué comparamos?
Sin embargo, ya desde pequeños nos enseñan en la escuela que en la vida tenemos que ser los mejores si queremos conseguir algo; es decir, un empleo. Entonces, ya desde muy temprano, los niños empiezan a competir unos contra otros.
Y es que lo que las escuelas enseñan es realmente muy hipócrita: por un lado, insisten en la importancia de ayudarse unos a otros, del trabajo en equipo; y por el otro, inculcan un fuerte sentido de destacar sobre los demás, de sacar las mejores notas sin tener en cuenta nuestras motivaciones o habilidades.
En una oficina ocurre lo mismo y también en un club deportivo. Todos se comparan entre ellos: a ver quién es el empleado más trabajador, el más elegante; el deportista más resistente, el más guapo del gimnasio, el más delgado, etc.
Comparar, comparar y comparar sin parar. Y es que nos parece algo tan normal que ya ni nos lo planteamos. Se trata de un recurso bastante rastrero utilizado entre otras cosas para devaluar al otro, dejarlo por los suelos cuando alguien o algo ya no tiene nada más que aportar por su propia cuenta.
Fíjate en el trabajo de un comercial que nos habla de las ventajas de un determinado producto. Lo compara con otros y nos insiste en que la calidad o el precio de este es mejor comparado con los demás.
Eso sí, nunca nos dará pie a pensar que probablemente los demás productos no tengan esa ventaja, pero que sí pueden tener otras que igual todavía nos interesen más. Pero él quiere vender y punto. Y si para conseguirlo tiene que hablar mal de otras empresas, no le importa lo más mínimo.
Cómo no comparar: no te compares con nadie
Simplemente porque aparte de ser una gran pérdida de tiempo, resulta algo completamente improductivo en ocasiones. ¿Para qué te comparas con Pepe?
Si él entrena seis días a la semana es normal que corra más rápido que tú. En cambio tú siempre lo ganas jugando al ajedrez, ya que él no juega casi nunca. Eres muy alto y te comparas con los más bajitos, eso aparte de no tener mérito demuestra una muy baja autoestima por tu parte, pues aparte de que el ser así no te lo has ganado a pulso, nos das a entender que no tienes más armas para darte a valer como persona.
Vidas distintas, familias diferentes, tu rutina, pasado, las decisiones tomadas que te traen al presente actual, tu genética, expectativas, intereses… El lugar donde te tocó nacer y un largo etcétera de factores que, hayas escogido o no, condicionan lo que en realidad eres. Entonces ¿Qué sentido tiene el seguir comparándote con los demás? Como no comparar se basa en eso.
Sólo existe un tipo de comparación que podría traernos alguna ventaja, y es la comparación con nosotros mismos. ¿Cómo éramos hace un año y cómo hemos progresado? ¿Tenemos más autoestima, somos más felices que antes o todavía seguimos comparándonos con los demás?
Si sigues comparándote, deja ya de utilizar esta arma y aprende de una vez a cómo no comparar, pues siempre habrá gente que te supere en tal cosa y personas a las que ganarás en tal otra.
Está claro que todos, sin excepción, somos buenos en algo; y por lo tanto, ganadores en nuestro campo. Quizás pienses que sólo eres uno más del montón, pero ¿No sería todavía más positivo pensar que, en realidad, eres un ganador más del montón? depende de ti.
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Holas Susa
muy bueno tu artículo, sin embargo no lo comparto del todo, creo que de hecho en esta misma revista hay un artículo de: se competitivo.
Pero creo que las cosas no van ni para un lado ni para el otro, ni las comparaciones son odiosas ni tienes que ser una máquina de competir. Creo que la solución está en saber ser competitvo y cooperativo, en no obsesionarse con las cosas y en hacer las cosas en su justa medida.
También por supuesto hay que saber perder y aceptar que no somos los mejores en todo, parece algo fácil decirlo y fácil de entender, pero la mayoría de la gente tiene un EGO tan descomunal que moriría antes de ser ayudada por alguien que sabe más que ellos.
Véase cuando le preguntamos a alguien por una calle y pese a no saberlo nos lo indica porque si no lo hace, para si misma, se siente como una lerda, le afecta a su EGO.
Todo esto es algo complicado y difícil de explicar. Resumiendo todo:
Muy buen post Susan, escribes de una forma muy buena :)
Buenas Domenec,
Por supuesto que en comparar, como en todo, hay que saber encontrar el término medio, pero hay que comparar siempre de manera positiva.
Ser competitivos no es malo, pero si eso implica dejar a los demás por los suelos sólo para alimentar nuestro ego, pienso que mejor no competir.
En definitiva, que encontrar un equilibrio entre competir, comparar y respetar a los otros sería lo ideal.
Un abrz
El segundo articulo que leo tuyo y me ha enganchado tu forma tan directa de escribir. Todos nos comparamos en mayor y menor grado con alguien, lo malo es cuando nos comparamos generalmente y cuando nos creemos inferiores a otra persona solo por que sea mas guapo, gané mas dinero, o tenga más exito. En este caso el autoestima nos baja, hay que saber manejarlo. Enhorabuena por el articulo.
Hola Miguel!
Es un tema algo delicado, cuesta llegar a un término medio, ni tanto, ni tan poco: no pasarse teniendo mucho ego ni tener autoestima baja.
un abrz
Domenec, es bueno ser competitivo , pero con uno mismo, superarse a uno es bueno pero no andarse comparando con los demas, eso solo te baja el autoestima