Aún recuerdo como era pequeñito y mis padres me obligaban a irme de vacaciones a un pueblo llamado Vinaros. Allí no tenía amigos, y si los tenía era siempre el último mono, dependía completamente de ellos.
Un día, en una de nuestras patrullas familiares dónde salíamos al centro de la ciudad y veíamos el mercado nocturno, nos topamos con la feria del libro. Y allí estaba ese libro verde, no me acuerdo como se llamaba. Hipnosis poderosa, poderes hipnóticos o algo del estilo así enganchable.