Abre la ventana

Ventana Abierta

Sí, sí… es a ti, precisa y concretamente a ti, a nadie más. Porque, me supongo, que si estás aquí es por algo. Me supongo que si has llegado a esta página, a este artículo, es por algo en particular. Afición, interés, preocupación por tu estado o el de los demás, pero has llegado aquí y es lo que cuenta, es lo que nos interesa a ti y a mí en este momento. No le des más vueltas a la cabeza, piensa única y exclusivamente que estás aquí y nada más. Y que este es el momento, chaval, el único y decisivo.
Abre la ventana… y ahora…

Abre la ventana. Ya. Ábrela porque sí, porque si sigues con la ventana cerrada es de lógica categórica, cartesiana y como puñeteramente quieras llamarla, que no te va a entrar la luz. Abre la ventana. No pienses que tienes toda la vida por delante para abrirla, no te quedes esperando que otros la abran por ti porque el hecho mismo de abrirla tú por tu cuenta solita y sola, solito y solo, es la mejor constancia de que la abres a tu gusto, hasta donde te place, abierta de par en par y demostrándole al mundo, no sólo al que te rodea, sino a todo el mundo, que entre tus cojones y tú, vas sobrao, que entre tus cojones y tú hay una diferencia que se llama «aquí estoy yo porque lo valgo y el mundo no podría caminar sin mi ventana abierta».

Déjate de levantarte por las mañanas y comenzar con un desayuno al estilo: «otro día más… pffff… no sé qué hacer… esto no me sale… no tengo ganas de…».Chico, esto esta la mejor de las mantequillas. Sí, ya lo sé, no tienes otra cosa. Ya sé que me dirás que todo es muy sencillo y muy pequeño cuando sobrevuelas los problemas de los demás desde la avioneta de la distancia. Pero aquí no estamos en la distancia, estamos cara a cara, tú y yo, yo contigo y tú conmigo y contigo a la vez. Porque lo primero que tienes que hacer antes de desayunarte esa mierda de mantequilla de los negativismos, es estar contigo mismo, mirarte y repetirte toda la santa mañana si es necesario «que aquí estoy yo porque lo valgo y el mundo, otra vez, por segunda y por tercera y por las que hagan falta, no podría caminar sin mi ventana abierta».

Una tontería, pero es un paso… y en tu situación cuentan los pasos adelante, no las tonterías

¿Te das cuenta?. Abre la ventana, abre esa puñetera ventanita y mira todo lo que el día tiene programado para ti con letras mayúsculas. Y claro, ¿quién dice que el cien por cien de los acontecimientos vayan a ser positivos?. Yo no, ni tú, ni nadie, ni ese compañero de trabajo que te tiene frito o frita, incluso hasta cocido, que te encuentras todas las mañanas, ni esa desazón de llegar a casa y encontrarla como tú dices «vacía», ni esa ansiedad que parece que te sube como un acordeón desde las costillas sin que te avise con al menos dos minutos de antelación. Claro que no, aquí no te vendemos flores porque sí, aquí te vendemos la realidad, la única que te vas a encontrar. Lo que sí te digo, amigo, amiga, compañero y compañera de viaje es que si «las cosas de la vida» las afrontas con la ventana abierta, las verás con más luz, es muy sencillo, no te comas el coco con teorías relativistas ni decimonónicas de psicologismos baratos. Abrir la ventana es dejar entrar la luz que te permitirá al menos deducir lo positivo de lo negativo. Y eso, amigo o amiga, ya es un paso, ¿no crees?.
¿Y qué hago con la ventana abierta?…

Abre la ventana. La que sea, pero ábrela ya. Y no me vengas con que no tienes ganas ni de abrirla porque eso no se lo cree nadie, porque eso lo vienen repitiendo hasta la saciedad todos los que más tarde o más temprano han terminado abriéndola y han visto la diferencia entre tenerla cerrada y abierta. Ábrela y no me seas un sin luz. Respira hondo cuando la abras, saborea esa luz, vuelve a respirar-la como si la paladearas, como si te estuviera dando golpecitos en las sienes, dale un beso de buenos días e invítala a desayunar, verás como toda esa mierda de mantequilla negativa sale corriendo y no vuelve la cabeza ni para mirarte. Y luego, guárdate esa luz en el bolsillo del alma y camina, vive el día que no sé quién ni de dónde, alguien ha creado exclusivamente para ti, sin pensar en nadie más, para que seas el protagonista de lo bueno y de lo malo, de lo prescindiblele y lo imprescindiblele.

Abre la ventana, amigo, que quiero verte desde la mía abierta, quiero saludarte y compartir contigo esos ratitos de charla tan amena que se tienen desde las ventanas abiertas. Venga, hombre, que hoy hace un día radiante, ábrela, que te esperamos.

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11 respuestas a «Abre la ventana»

  1. oye que entusiasmo!!! eres algún tipo de orador motivacional o que!!! pude notar esa buena energía que tratas de emanar!!!

    Me gustó mucho el artículo… te dí un 5 en calificación.

    No estoy muy deacuerdo con estos artículos porque la mayoria son mierda… pero eso sí, son efectivos cuando los lees, te levantan el ánimo un poco.

  2. Gracias Luis, yo creo que la cuestión de que veas estos artículos como mierda es porque necesitas llevar esa onda expansiva de motivación que te produce la primera lectura a un estado de análisis. Tampoco te digo que te comas mucho el coco. Yo intento siempre, cuando leo un artículo de este tipo, no super motivarme, sino regular un poco esa motivación, es decir, si el artículo me da 4 consejos para mi vida diaria, primero hacer dos, hasta que los domines, y luego otros dos. Creo que así la onda expansiva emotiva te dura más, al menos a mí me pasa.

    Un abrazo

  3. pues si… lo que me hace tambien ver esos artículos como mierda es porque muchos de sus autores practican mucho… son peores que a los que trata de ayudar… y me estoy dando cuenta que no eres como ellos…

    saludos… luisksanova

  4. El articulo no deja ni un momento de respiro para venirte abajo, está obligándote en cada momento a levantarte y a abrir esa ventana, por donde entre la vida y salga por ella, nuestras esperanzas desbordadas a comerse el mundo.

    ElSanto.

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