Vivo en constante ansiedad

© Steve Snodgrass

Cuando alguien es valiente y confiesa: «vivo en constante ansiedad» debemos tratar de ayudarle. Una persona ansiosa lo pasa realmente mal. Es como si llevara unas gafas inadecuadas y no pudiera ver con claridad todo lo que lo rodea. Imagínate que tienes algún tipo de filtro en tus lentes que solo te permite ver las cosas de un color. Alguien que vive en constante ansiedad lleva unas gafas parecidas a estas, en las que solo lo puede ver todo de color negro.

Las emociones nos ayudan a valorar lo que nos ocurre, son las que hacen que seamos buenas personas, que tengamos miedo de los peligros, que queramos proteger a los nuestros, hacerles felices…
Tenemos emociones agradables y emociones desagradables. Cuando una emoción desagradable ocupa demasiado tiempo en nuestra cabeza se convierte en una emoción negativa. Lo es si desde el primer momento en que la sientes te la tomas como tal.

Las emociones no deberían ser consideradas negativas ya que todas tienen su función. Como pasa con la alimentación, por ejemplo. Está la parte más agradable que es cocinar alimentos e ingerirlos y la parte más desagradable pero no por ello menos positiva que es eliminar lo que nuestro cuerpo no necesita.

Todo lo que sentimos debería, pues, ser considerado necesario, menos cuando no sabemos gestionarlo y dejamos que la emoción se quede con nosotros demasiado tiempo. Para conocer a fondo qué son las emociones, cómo utilizarlas y cómo gestionarlas tenemos un libro perfecto: Cómo convertirse en un maestro de las emociones, en el que te enseñamos como identificarlas y cómo gestionar cada una de ellas.

Como decíamos, saber gestionar las emociones es básico para que no pasen de ser emociones totalmente normales, naturales y necesarias a emociones tóxicas.

Cuando alguien dice «vivo en constante ansiedad» sin duda tiene un problema con la gestión de sus emociones, la ansiedad es muy tóxica y es de las emociones que más fácilmente queda contigo y dirige tu vida.

Para saber salir de este bucle en el que te has metido y del que no ves la luz al final del túnel te recomiendo una serie de ejercicios que puedes practicar. Tú sabes los motivos de tu ansiedad elige el ejercicio que más se adapte a tu necesidad en cada momento.

Siempre recomiendo ser capaz de verbalizar lo que nos ocurre. Pero como decía antes, no siempre es necesario, puesto que a menudo uno lo verbaliza constantemente. Si esto es así puedes buscar la raíz del problema, aquello que no cuentas y tratar de verbalizarlo.

Para verbalizar un problema puedes elegir hablar con alguien o escribir un diario. Cuando escribimos lo que sentimos nos desahogamos mucho, además, si lo leemos al cabo de no demasiado tiempo parece que ha perdido bastante importancia. El hecho de haberlo escrito y, por tanto, verbalizado te ha ayudado a librarte de ese peso, la escritura es catártica. Además de que, como digo, puede que te des cuenta de cosas que sin decirlas o escribirlas no eres capaz de ver.

Si tu problema es con otra persona, si la ansiedad viene por no poder enfrentarte a esa persona, lo que te recomiendo que se lo digas todo.

Es frecuente que tengamos un problema con una situación en concreto, por ejemplo, enfrentarnos a nuestro superior que es totalmente déspota y nos trata siempre tan mal como puede. O a nuestra madre que nos ridiculiza a la mínima que tiene oportunidad como si fuéramos todavía un niño de cinco años a quien hay que regañar.

Sea quien sea la persona que te causa esta ansiedad tiene que saber lo que te pasa. Tienes que decirle que no lo toleras más.

Pueden pasar dos cosas: la primera es que esa persona no sea consciente del daño que te está causando, la otra que sí lo sea y sea lo que busca.

En los dos casos plantar cara y afrontar la realidad te puede ayudar mucho. En el primero de ellos para comunicar lo que te ocurre, si no era intencionado ahora es el momento de solucionarlo.

En en segundo de los casos demostrar que eres más fuerte es algo que va a desmontar a la otra persona. En ese caso nada de decir: me duele que me trates así. Le dices no tolero, no te permito, que me trates o me hables así.

En el caso de que como decíamos sea tu jefe, no pierdas la educación ni el respeto, pero ten claro lo que vas a decir y dilo de manera firme. Es complicado, lo sé. Pero cuando lo haga conseguirás quitarte la ansiedad de encima y ganarte algo de respeto, ni que sea de ti mismo.

Si la ansiedad es provocada por algún problema que tienes piensa o recuerda de todo lo que ya has salido triunfante a lo largo de tu vida. Tú puedes. Si ya lo has hecho antes, cómo va a ser diferente ahora.

Aprende de lo que ya has vivido y consigue que todos los problemas que has arrastrado, que tal vez son los que ahora no te dejan avanzar, sean los que precisamente te sacan de esta situación. Pocas cosas son tan graves. Piensa qué va a pasar dentro de cinco años. Dónde estará aquello que tanto te preocupa ahora.

© Fran is out of step.

Relativiza y aprende a sacar algo positivo de todo lo que te ocurre. De todo. Absolutamente de todo se puede sacar algo positivo. Aunque solo sea haber recibido apoyo y cariño de donde no lo esperabas. Quédate siempre con las cosas buenas y recuérdalas cuando te sientas ansioso por los problemas que te ocurren ahora.

Piensa que para ganar una carrera hay que salir a correr. Si te quedas en casa mirándola por la tele nunca vas a poder ganarla. La vida a menudo parece una carrera de fondo en la que no podemos dejar de correr. Hazlo. Simplemente participa de la vida. Acepta lo que hay y lucha para cambiarlo. Es la única manera de conseguir salir de los problemas. Escondiéndote los esquivarás un rato pero los problemas siempre te acaban encontrando.

Hacer frente a las propias emociones es el primer requisito para solucionar tus problemas de ansiedad. Para ello COMPRA AHORA nuestro libro  Cómo convertirse en un maestro de las emociones en el que aprenderás a controlar y comprender tanto tus propias emociones como las de los demás. Si quieres ayudar a alguien esta es la mejor manera de hacerlo.

 

2 respuestas a «Vivo en constante ansiedad»

  1. Me gusta este comentario, creo que es una buena muestra de solidaridad, cuando sin egoísmo ayudamos a nuestros semejantes a superar o enfrentar sus miedos, sus fobias… Este es un llamado a vivir con un corazón de servicio, es claro que no debemos caer en la ingenuidad.

    1. Coincido con Aliécer,solo que dar no siempre es ingenuidad(aunque muchas veces si ..) A veces se da porque simplemente se desea dar,porque deseas ayudar a esa persona que está un solo paso de salir de su estado de angustia ..

Responder a Eliécer Ugalde Bogantes. Cancelar la respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *