Un maestro de la seducción no debe enlatar a sus alumnos


Ayer salí con dos amigos del mundo de la seducción (les llamaremos Pedrito y Juanito). Estaban muy ilusionados y me comentaron que habían asistido a un taller de un súper-gurú decodificador de la mujer. Estuvieron todo el rato diciendo que se lo pasaron genial y demás cosas, como que dicho gurú era de la escuela de Mystery, el otro gurú que les acompañaba de la escuela de Juggler… Eso sí, con 500 € menos en el bolsillo.

Abordar y hablar

El caso esta en que empezamos a sargear, vamos a un pub,  y mi compañero Pedrito empieza a decirme que va a abordar con la técnica de «quién miente más». Obviamente abre con un enlatamiento que se nota a leguas y es despachado.

Autoayuda – La seducción no implica que seas mejor persona

La autoayuda implica que serás mejor seductor. Pero aprender seducción no implica que seas mejor persona.

Esta frase pretende deshacer el típico mito de las rutinas, vestirse como una putilla a lo Mystery o aprenderse y leerse montones de libros de seducción. En definitiva, esta frase demuestra la realidad de la vida, la inocencia pura de la misma, no hay frase más certera que esta.

Falsos mitos sobre la seducción

Los maestros son los únicos que pueden enseñarte el arte de la seducción

¡Piiiiiiiip! Primer error, el único que debe enseñarte el noble arte de seducción eres tu mismo. Los libros de seducción te enseñarán a ser inmoral y gilipollaz, otros serán plagios de otros y unos pocos te enseñarán técnicas y cosas que tienes que hacer, que funcionan y son prácticas.

El primer error que comete alguien es pensar que necesita de ayuda ajena para aprender a seducir. Armado de un par de cojones y empezar a practicar en un pub, disco (dónde te sientas más cómodo) es lo único que te falta para enseñarte a ti mismo las habilidades de seducción.