Quiero dejar de ser tímido

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Para muchos la timidez les imposibilita la vida social, para otros es una ventaja puesto que les convierte en más prudentes. Muchos de vosotros nos dejáis comentarios diciendo «quiero dejar de ser tímido». Tenéis que saber que eso es posible y que hay técnicas para ello. En este artículo te cuento algunas que han funcionado a gente que conozco.

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Tienes que conseguir hablar más que un simple monosílabo. Ser tímido está bien porque te permite ser prudente y pensar qué vas a decir antes de hacerlo. Lo malo es que las personas tímidas se lo piensan demasiado, dudan, y al final o no dicen nada, o solo asienten con la cabeza o como mucho pronuncian un monosílabo.

Para dejar de ser tímido y que los demás te vean así es básico que aprendas a hablar algo más que con monosílabos. Te sugiero que practiques frases algo más largas, tampoco hace falta que sean muy comprometidas, y que empieces a usarlas en las ocasiones donde ahora solo eres capaz de decir monosílabos. Oblígate, apréndelas y poco a poco irás cogiendo soltura y acostumbrándote a tu manera de hablar. Cuanto más te oigas menos raro te parecerá.

La timidez, a parte de inseguridad y algún complejo puede esconder una falta de confianza en uno mismo e incluso un desconocimiento íntimo grande. Hay gente a quien le encanta escuchar su voz, otros como tú, no están demasiado acostumbrados. Practica, trata de conseguir frases un poco más largas y más completas que un simple sí o no.

Cuando consigas hablar un poco más, no hace falta que seas el alma de  la fiesta, sino que simplemente no «cortarás» el rollo a los demás cuando te pregunten, empezarás a sentirte más seguro de ti mismo y más satisfecho. El hecho de apenas hablar, no responder a las preguntas que nos hacen y no entrar en las conversaciones puede ser entendido como timidez o también como que eres una persona que está por encima de ese grupo, que eres antipático y creído.

Así que para sentirte mejor en un grupo tienes que esforzarte por hablar un poco. Un poco. No te me pongas nervioso. Solo analiza las situaciones en las que podrías haber dicho algo más que sí o que no y  ensaya delante del espejo. Se trata de actitud. Cuando consigas decirlas bien delante del espejo empieza a soltarte poco a poco con la gente. Verás como funciona.

Sácale partido a tu timidez, eres el que menos habla, haz que eso se traduzca en que eres el que más escucha. Por ello es recomendable aprender a hacer preguntas. Si lo que quieres evitar es ser el centro de atención, que se hable de ti, que se puedan utilizar las cosas que dices en tu propia contra, dedícate  a escuchar activamente. Encontrar a alguien que sepa escuchar es realmente difícil, así que cuando alguien necesita hablar y se encuentra con otro que todo el rato le interrumpe para hablar de si mismo la frustración es tan grande que es posible que no quieras volver a hablar más con esa persona.

Puede que no seas el alma de la fiesta pero saber escuchar es tan importante como ser el que anima todas las reuniones. Obtén un nuevo valor, ofrece algo que los demás apenas tienen. Si además de escuchar tienes la costumbre de ser detallista con esas personas con las que hablas tendrás mucho ganado.

Si un día te cuentan algo es tan sencillo como dejar pasar unos días y preguntar cómo va ese tema. Hacer un seguimiento de lo que te han contado remata el hecho de que demuestras que te preocupa la otra persona.

Aprende a reírte de ti mismo. Si tu miedo es que los demás se rían de ti debes saber que no es igual de «divertido» reírse con alguien que de alguien. Si estas personas que se burlan de ti son malintencionadas, ver que tú también te ríes de ti o incluso que eres el primero en hacerlo les restará fuerza. Si no te hacen daño ya no es tan divertido reírse de ti, ¿verdad?.

Ojo con este punto, una cosa es que tengamos la capacidad de reír de nosotros mismos y otra que nos pongamos en la palestra y ofrezcamos a los demás en bandeja nuestra cabeza. No te machaques, no te castigues y no hagas con tus bromas sobre ti que los demás tengan más ganas de hacértelas. Simplemente quítale importancia a determinadas cosas riéndote de ti mismo y ríete con los que se rien contigo.

Conozco a gente que es muy tímida, aunque en realidad no lo aparentan. Su solución fue no hablar nunca en serio. En concreto en la persona que estoy pensando su solución pasó por aprender a reírse de si misma y a no hablar nunca demasiado en serio.

Siempre usa un tono de voz irónico y quien la conoce ya sabe que su modo de hablar es ese: exagerado, irónico… Parece que no se toma nada en serio, aunque en realidad lo que hace es mantener distancias entre quien es ella realmente y los demás. Cuando habla en serio lo notas, se lo ves en la cara, a pesar de ello quienes no la conocen demasiado no se dan cuenta.

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A simple vista es una persona alegre y que siempre tiene anécdotas que contar, todas ellas algo exageradas para conseguir que la gente se ría más cuando las oye. Pero en realidad esconde una personalidad tímida y bastante introvertida. La seriedad y a si misma se la reserva para ella y para los más allegados.

Puede que no sea una solución perfecta, seguramente mucha gente no la entiende y piensa que es la típica exagerada o que confunde realidad con ficción, pero ella tiene claro que solo es un «papel», que solo es apariencia. No se moja, no se implica y todo lo que dice lo hace bajo el tono de la ironía y la exageración, en el fondo es un modo de protegerse.

No obstante ha conseguido ser alegre y animar las reuniones de amigos, aunque a ella, como es en realidad la conozcamos unos pocos. No puedes pretender que todo el mundo te conozca ni que todos sepan cómo eres en realidad. Esa nunca será la aspiración de un tímido.

Como tímido lo que tienes que hacer es encontrar la manera de interactuar con los demás, de sentirte cómodo en tu papel, aunque sea postizo. Y poco a poco ir dominándolo y usándolo para las relaciones sociales.

Todos lo hacemos, nadie es en su casa con su pareja o su mejor amiga como lo es en la calle con un grupo grande de gente. Solo se trata de encontrar la posición en la que te sientas cómodo. Como mi amiga, tú puedes decidir ofrecer una parte de ti que no es real.

No es que no sea real, pero tú no eres exactamente así, de modo que si alguien se ríe de eso, de lo exagerada que es mi amiga, en realidad no se está riendo de ella, sino del papel que tomó en sociedad.

Dicen que los actores son grandes tímidos y en el fondo se trata de eso, de ofrecer algo que va bien en sociedad pero que no te expone a ti ni te desnuda.

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