Cronicas de un sueño – La llegada

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Es muy valiente – dijo la doctora mirando a los padres de Domenec. – ha venido el solo en cuanto ha tenido de problemas – es muy valiente.

Los padres de Domenec asintieron.  Su llegada a Valencia Capital no había sido muy triunfal. Había llegado sobre la 1 de la madrugada desde Madrid, apenas unas horas antes había recibido el finiquito en la empresa dónde trabajaba como teleoperador.

Cuando llegó a Valencia Capital se preguntó – ¿Qué hago? . No había quedado con Dartañan hasta las 6. Si, sé que es un nombre raro pero en la “comunidad” todos se ponían nombres raros, empezando por Domenec, que se hacía llamar: “Jack The Ripper”.

Curiosamente ese nombre fue sometido a muchas especulaciones.

– ¿Jack The Ripper? – le había preguntado el hombre que le había contratado para dar un seminario en la universidad de Terrasa. – es un nombre raro, Domenec es más bonito -.

– ¿Jack The Ripper? – le había preguntado la entrevistadora de Radio 9. – Pero si Domenec es un  nombre muy bonito.

No fueron los únicos, una veintena de personas le habían dicho que era más bonito, serio y mejor Domenec que “Jack The Ripper”.

Pero ese nombre “Domenec” no le gustaba, le atormentaba.

Cuando inició su largo viaje para transformarse como persona quiso deshacerse de ese nombre que, en su opinión, iba asociado a una vida catastrófica y deprimente.

Domenec era aquél chiquillo de 17 años que como un pardillo frustrado salía todos los sábados a discotecas y se quedaba horas y horas mirando a chicas sin atreverse a nada más que emborracharse. Con suerte a los 18 años si iba lo suficientemente bebido cruzaba más de 2 palabras con una desconocida.

Era tan tímido que en una ocasión en el puerto de Tarragona le entró una chica, parecía que le gustaba pero Domenec se quedó pasmado, callado sin saber que decir, simplemente no había nacido para relacionarse con el sexo opuesto y casi ni con humanos.

Le era muy difícil forjar verdaderos vínculos y normalmente no pasaba de “los amigos de discoteca” (Aquellos amigos que solo quedan contigo para ir de fiesta). Pero sabía que no estaba solo, miles de hombres y mujeres se encontraban y encuentran en la situación en la que él estaba.

Pero si era así… ¿Por qué no había ninguna información al respecto en internet? Nadie ayudaba a nadie o eso parecía.

Domenec era el nombre que le recordaba aquél bullying terrible que sufrió en su etapa de instituto. Más psicológico que físico pero al fin y al cabo, un pánico terrible.

Domenec era el reflejo de todos los fracasos que había acumulado en su vida y le generaban tanto dolor que necesitaba curarse realmente antes de volver a usar ese nombre.

Domenec era el nombre que le dijo su entrenador de Croupier antes de echarlo porque; si, era muy buen chico, pero en su opinión no servía para eso (era demasiado tímido y parecía bastante tonto).

Así que Jack The Ripper había quedado con Dartañan a las 18:00 de la tarde y era la 01:00. Faltaban 17 horas.

Llegó cansado, hambriento y completamente perdido.

Salió de la estación de metro y buscó un hostal, los 3 que probó los 3 estaban llenos. Domenec vivía casi en la pobreza y un hotel no entraba mucho en sus planeas a parte de que casi no había pisado ninguno en su vida.

Su única solución fue quedarse a dormir en la estación como un mendigo. Al levantarse magullado y hecho polvo hizo tiempo yendo hasta el lugar dónde había quedado.

Por desgracia parece que cuando esperas el reloj va más y más lento. Domenec miraba la hora en su móvil antiguo y hecho polvo una y otra vez, las 15:00 eran ya y parecía que había pasado una eternidad.

A las 18:00 un poco más tarde llegó Dartañan. Un chico muy atlético y ultra simpático que cedió su piso a Domenec durante unos días mientras buscaba piso.

2 semanas más tarde Domenec se encontraba ingresado en el hospital, pero por fin tenía piso propio después de casi matarse buscando piso debido a que la crisis española estaba a punto de llegar y era casi imposible encontrar un piso para compartir.

En aquella habitación del hospital estaban 4 personas. La doctora que era la primera vez que visitaba a Domenec. El padre de Domenec que no entendía muy bien lo que hacia su hijo ni por qué lo hacía.

Y la madre de Domenec que aun le entendía menos pero apoyaba lo que hacía por esa fe ciega que tienen las madres.

Ninguna de esas personas en la sala se imaginaba que unos 4 años más tarde Domenec tendría más que levantada su empresa propia, de hacer lo que más le gusta.

Con una pareja estable, bien orgulloso de usar su nombre de toda la vida: Domenec, y viviendo en un magnífico chalet alquilado en su pueblo, dónde había vivido hasta los 18 años.

Antiguamente su pueblo le había frustrado tanto que le había hecho abandonar su lugar de nacimiento pese a que Domenec tiene una enfermedad dónde no es inusual morir con 20 años o antes (Fibrosis Quística).

Nadie se imaginaba que ese chico que parecía tonto y le costaba aprobar sería el dueño de uno de los blogs más visitados de España (Más de medio millón de visitas mensuales).

Más de 2000 artículos escritos, 12 libros con uno en camino hacia editorial y varios videocursos y audiocursos, además de haber sido entrevistado internacionalmente en medios de comunicación por sus logros personales.

Los sueños se cumplen y todo va mucho más allá del simple dinero. El dinero era lo que menos le importaba a Domenec y pese a todo, había conseguido, de momento, cumplir cada uno de sus sueños.

Pero toda historia tiene un principio y, desgraciadamente, un final. Y este principio puede que te suene o te veas reflejado en él, pues todos somos seres humanos y todos nos parecemos.

Te invito a que te adentres hacia la mayor aventura jamás contada. De un hombre que dijo “No” al destino, “No” a la muerte y “SI” a la vida.

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