Existen relaciones que llegan, al cabo de poco o mucho tiempo, a un punto donde sencillamente es mejor alejarse, lo cual no significa perder a la otra persona, ya que puede hacerse de tal forma que tu enamorado o enamorada vuelva corriendo detrás de ti.
En la mayoría de los casos, este punto crítico en una relación se alcanza porque sencillamente lo permites. Ese momento en el que debes, para bien, separarte de tu pareja suele deberse a que has permitido una serie de comportamientos a lo largo del tiempo que han provocado un cambio importante en la forma en la que recibes cariño, si es que lo ha habido en primer lugar.
SI HACE ALGO QUE NO TE GUSTA, REACCIONA!
Por eso, si tu pareja comienza a tratarte de alguna manera que no aprecies es fundamental que se lo hagas saber y no busques aguantar o tener paciencia, ya que al aguantar ese tipo de situaciones lo único que logras es que la otra persona se relaje, adopte ese comportamiento como algo común y piense que como tú no reacciones sencillamente no te importa o está bien para ti.
Un ejemplo de este tipo de problemas puede ser cuando tu pareja deja de hablarte por una semana sin que tú no digas nada, al suceder eso y si vuelven a ver sin problema creerá que no hay problema alguno en ausentarse por todo ese tiempo ya que tú seguirás a sus pies, cuando en realidad sufres por su falta de atención.
Así que recuerda, nunca calles o aguantes comportamientos que no aceptas porque muy seguramente seguirán apareciendo y creciendo a medida que los dejas pasar. Si sucede, aléjate y verás como tu ser amado muy probablemente reaccionará a tu ausencia y se dará cuenta de lo que hizo mal.
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