Decepción de vida

Imagina que compraste un número de lotería y no te tocó. Quizás te ha pasado ya varias veces y todavía sigues jugando. Es más, cuando sale el número ganador y ves que no lo tienes, nunca te sorprendes. No lloras y te entra una gran decepción de vida, simplemente jugaste una vez más y no ganaste, ¿Volverás a jugar?

La vida a veces es como el juego de la lotería, no sabes por qué pero no solo no tienes el número ganador, sino que te tocó el peor número, el más feo, un papel roto en blanco y negro. ¿Qué harás con ese número? Si pierdes en el juego parece que no importa, pero en la vida nadie quiere perder, nadie quiere una decepción de vida.

Hay momentos en los que nada acaba de encajar, días en los que todo te sale mal: te despiden del trabajo, lo dejas con tu pareja, estás en medio de la carretera y el coche te deja tirado. Cuando por fin llegas a casa las facturas del buzón acaban de alegrarte el día. Y lo que encuentras en el frigorífico igual: no hiciste la compra. Una sopa instantánea y a dormir. En ese momento puede ser que te sientas decepcionado y pienses: ¡Qué asco de vida!

Decepción de vida: ¿Por qué estás decepcionado?

Sí, tienes muchos problemas, en realidad solo tienes problemas. Y por supuesto que estás decepcionado por qué tienes muchos motivos para estar mal. Pero ¿Qué tiene eso que ver con una decepción de vida?

La llave de tu decepción se denomina: expectativas.

Cuando tenemos expectativas y esperamos mucho de algo; que una situación mejore, que una persona cambie, que algo sea perfecto, en esos casos el resultado es directamente la decepción al no conseguir lo que se quiere. Lo que tanto se esperaba.

¿Por qué en cambio cuando perdemos en la lotería no lloramos? Simplemente porque en realidad no esperábamos ganar, solo probamos suerte, sin importar demasiado el resultado.

Decepción de vida: tómatelo con filosofía

Nos pasamos la vida esperando un montón de cosas, con lo cual no es difícil que nos llevemos desilusiones y decepciones. Por eso lo más importante es tener siempre expectativas realistas y no esperar a que todo se resuelva por sí solo.

¿Pero por qué esperamos tantas cosas? Mucha gente nos las inculcó desde pequeñitos, y sin darnos cuenta nos creímos que esas eran nuestras expectativas, cuando en realidad todo es pura influencia de nuestro entorno y de los medios: que si se ha de estudiar, encontrar un buen trabajo, casarse, tener hijos, llegar el primero, ser el mejor, tener el mejor coche…

No esperes que tu pareja cambie de forma de ser de la noche a la mañana, eso no tiene ninguna lógica. Si solamente esperas sin hacer nada te vas a llevar una decepción de vida tremenda. Si tienes un problema y esperas que la situación mejore sin mover un dedo, pasará lo mismo.

El éxito solo se mide por lo que tú realmente quieres conseguir y no por lo que los demás esperan que hagas. Cada persona tiene su propio éxito; distintos éxitos pero igual de válidos. Si quieres evitar tener una decepción de vida tienes que tener muy claro lo que quieres lograr, por qué y hasta dónde quieres llegar.

Ser jugador de fútbol profesional significa éxito para muchos, pero muchos otros prefieren crear su propia empresa. Hay quien le gusta vivir solo y personas que quieren formar una familia. Lo importante de tus metas, sean cuales sean, es que sean tuyas; evita que los demás te influencien demasiado.

Tómate la vida como un juego, aprende a perder de vez en cuando, pues todos tenemos días en los que todo parece ir mal. De todas formas, lo importante para no llevarte una decepción de vida es que tú mismo decidas cuáles son tus expectativas: qué quieres y qué esperas de la vida.

Ten metas e ilusiones, permítete soñar de vez en cuando; pero también mantén la lógica y no esperes más de la cuenta: una vida con demasiadas expectativas es lo mismo que una vida sin sueños, déjate de extremos, y encuentra el punto medio para ser feliz.

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