La felicidad esta en ti, porque tu eres Dios.

A muchos os habrá pasado. Vivís en un deja vú permanente. Cada día es igual al anterior: te levantas, vas a clase o a trabajar, vuelves, te echas la siesta, hablas por teléfono, te tumbas en el sofá viendo esa película que A3 ya ha echado hasta la saciedad, y te acuestas.

Antes de dormirte piensas:¨ mañana me ocurrirá algo diferente ¨ , pero nunca ocurre.

A veces fantaseas pensando que el día que encuentres a esa chica todo será diferente.

Que tu felicidad será permanente y que morirás con una sonrisa de oreja a oreja. Que caminaréis mientras el mundo os envidia.

Pero, en muchas ocasiones, esa felicidad que sientes a su lado no es igual que la te venden las películas porque nunca es duradera o en muchas otras, pareces sentir que el destino se ha propuesto dejarte solo para siempre.

Olvidaos. Nunca llegara nadie que haga que vuestra vida sea diferente.

Cuando repartieron la suerte nosotros no estábamos en lista ¿y sabéis que?.

Me alegro de que asi sea.

Mi felicidad no depende de nada ni de nadie.

No dependo de una novia, ni de unos amigos, ni de mis padres, ni del sexo que consigo, ni del dinero que tengo en la cartera.

Mi felicidad depende de mí.

Todo eso solo contribuye a que la vida sea tan genial como es, pero no la condicionan, solo la complementan.

Porque cuando una chica nos deja, nos echamos a llorar. Ahora solo hablas de ella. Ahora tus amigos están cansados de esa visión tan fatalista que tienes de las mujeres…

Pero si ella no quiere estar contigo te limpias esa última lágrima y piensas- que la jodan, ella se lo pierde- y buscas algo que realmente te apasione.

Que te reporte felicidad el simple echo de hacerlo, y que solo dependa de ti porque tu vida es solo tuya y porque tú eres el actor principal, no el secundario.

Y sabéis, cuenta la leyenda que cuando los dioses finalizaron la creación del universo se reunieron a debatir sobre el hombre. Una criatura perfecta.

Tan perfecta que temían que un día se alzara y les arrebatara su puesto en el Olimpo.

Y ese día llegaría en cuanto encontrara la felicidad.

Así que allí se encontraban ellos, discutiendo sobre dónde esconder tan preciado tesoro.

-Escondámosla en lo más alto de una montaña -dijo uno de ellos. –

– no, le dimos fuerza. Cualquiera de ellos podria escalarla y avisar a los demas. Seria nuestra perdicion- respondio otro.

– Mandémosla a otro planeta, quizás.

– No- respondieron. – le dimos inteligencia, podrian construir algun artefacto que les trasladara y nos veriamos obligados al exilio.

Y asi, se encontraban debatiendo mientras el más callado y sabio de todos meditaba.

Y asi dijo – escondámosla en aquel lugar en el que nunca buscarán. Pues estaran tan preocupados por encontrarla que se veran ciegos. Escondámosla en su interior.

Y esa es la historia de porque nos empeñamos en ser humanos, cuando en realidad, somos dioses.

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