Reducir el estrés siendo asertivo

© Filimonas
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En esta vida de hoy en día es básico aprender a controlar nuestro nivel de estrés. El ritmo que llevamos es muy elevado y el número de imputs que recibimos es altísimo: nos hablan varias personas a la vez mientras chequeamos la pantalla del móvil buscando actualizaciones en redes sociales, mensajes de whatsapp, correos electrónicos… El ritmo al que sometemos a nuestro cerebro es sencillamente brutal. Si a eso le sumas una familia, un trabajo, amigos, relaciones de pareja… Acabamos casi todos viviendo la vida estresados.

Desde aquí no podemos evitar que tu vida tenga un ritmo alto o que tengas problemas en el trabajo, malos compañeros o que te rodeen los problemas. Pero sí podemos ayudarte a enfocar la vida de otra manera a aprender a ver las cosas de otra forma y a tomarte las cosas con más calma. No puedes cambiar lo que te rodea pero puedes cambiar la forma de enfrentarte a ello y, por supuesto, de ver las cosas.

La asertividad es una gran ayuda en la vida. En muchos aspectos, pero también en el estrés y hoy vamos a explicarte cómo reducir el estrés siendo asertivo. Porque la asertividad habla de cómo tú eres. De cómo te enfrentas a los demás, de cómo te comunicas y relacionas con ellos. Porque en la vida no te enfrentas, te relacionas y si cambias este pequeño concepto ya empezarás a notar los cambios. Así pues, un carácter asertivo te ayudará entre otras cosas a reducir el estrés, a respetar y, sobre todo, a que te respeten. Evitarás problemas y malos rollos. Aplica la asertividad a tu día a día y podrás comunicarte mejor, ser comprendido y evitar muchos problemas. Te contamos todo lo que sabemos sobre la asertividad en nuestro curso Cómo ser asertivo. Es un curso en audio que podrás escuchar desde cualquier dispositivo móvil donde tú quieras. Aprovecha tus desplazamiento, por ejemplo, para formarte y mejorar tu forma de ser.

Limítate a tus objetivos

Uno de los primeros consejos que vamos a darte para practicar la asertividad y eliminar parte de tu estrés es elegir bien los temas en los que te metes. Elige tus batallas, siempre lo decimos. Ten claros tus objetivos y limítate a luchar por conseguirlos. Si algo que tienes que hacer no te ayudará a alcanzar tu objetivo, no lo hagas. no te estreses con cosas que no serán positivas para tus objetivos a corto y largo plazo. Planifica tu objetivo y ten claro lo que tienes que hacer para conseguirlo. Aléjate de lo que te aleja de tu objetivo y no inviertas tiempo ni esfuerzo en eso. Te liberarás de mucho estrés.

No seas fuente de conflicto

Las discusiones y el mal ambiente también es un fuente de conflicto, algo que genera estrés. Para empezar debes ser parte del problema y no la fuente del conflicto. Evita las situaciones conflictivas que sabes que te llevan a discusiones, marrones o problemas.

© sllr
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Respeta los derechos de los demás, igual que quieres que respeten los tuyos, respeta tú los de los demás. Sé escrupuloso con esto, no consideres un respeto para ti y otro para los demás. Lo que no tolerarías que te hicieran o dijeran no lo digas o hagas nunca. Así de simple. Y de complicado.

No juegues a ser abogado del diablo. Esta es una buena forma de evitar conflictos, a veces queremos entender mejor a alguien o ayudarle y nos ponemos a ejercer de abogado del diablo, diciendo o haciendo cosas con las que no estamos de acuerdo pero que tienen un fin. No lo hagas. Recuerda el primer punto. No te meta en temas que no te acerquen a tu objetivo. Jugar a ser abogado del diablo te pondrá en problemas con la gente con quien, a priori, estás de acuerdo. Te malinterpretarán y no te beneficiará para nada.

No te metas en los temas que no te atañen

Simplemente aléjate de los problemas. Igual que te recomiendo no ser abogado del diablo no te metas en discusiones que no van contigo. No des consejos que no te han solicitado, no te involucres en proyectos que no son lo que tú quieres.

Ayudar a los demás es genial, pero si lo haces a cambio de perder tiempo para ti y tu propia vida, lo único que haces es tratar de solucionar un problema ajeno para incrementar el propio.

Recuerda el punto 1. Haz lo que sea importante para tus objetivos. El resto, puede esperar.

Evita las situaciones complicadas.

Cuanto menos sepas mejor, no solo no tienes que hacer de abogado del diablo sino que no deberías intentar solucionar los problemas que tienen otras personas entre ellas o problemas que tienen tus compañeros de trabajo, que aprovechan para pedirte que hagas su trabajo y tú les ayudas y al final lo tuyo se queda por hacer.

Esto son situaciones complicadas, como cuando alguien te pide que le defiendas o que le cubras o que le ayudes a hacer su tarea. Las situaciones que te complican la vida y que dan pereza, simplemente ignóralas. Los que no sean asertivos te llamarán egoísta o pasota. Pero realmente no eres tú quién tiene que hacer algo para solucionar ese problema. Ese problema no es tuyo. Tú tienes los tuyos y los descuidarás si te metes en situaciones complicadas para ayudar a otras personas. Ayúdate a ti primero.

Habla solo por ti

Otra forma de evitar tensiones y problemas es hablar solo por ti. No ejerzas de portavoz del grupo y menos si no sabes lo que piensan. Cuando opines, habla solo por ti. Nada más que por ti y evitarás muchos problemas. Además habla de ti, de cómo tú te sientes no de lo mal que lo hacen las otras personas. No le digas “Cómo te atreves a preguntarme eso” sino “me siento incómodo respondiendo a esta pregunta” Fíjate que el sujeto ha pasado de ser tú a ser yo. Habla siempre en “yo”. Habla por ti mismo.

La asertividad reduce el estrés en muchos sentidos porque te permite comunicarte de forma adecuada y nunca conflictiva y porque te ayuda a concentrarte en lo que realmente importa. Podemos ayudarte y entrenarte en asertividad en nuestro audio curso Cómo ser asertivo.

 

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