Ayer vimos una serie de trucos fáciles para manipular situaciones en las que sientes que juegas con desventaja. En muchos de ellos te dábamos consejos sobre cómo aparentar seguridad, creértelo o cambiar tu lenguaje corporal es la primera fase de un cambio de actitud o de pensamiento. Es una forma de manipular tu cerebro para que cambie su opinión sobre ti, es decir, puedes cambiar tu propia forma de verte gracias a unas sencillas manipulaciones que puedes hacerle a tu cerebro y que te llevarán a convertirte en otra persona, primero lo finges y poco a poco lo vas asumiendo como propio. Es por eso que los mentirosos compulsivos acaban creyéndose sus propias mentiras. Las repiten tanto que su cerebro las asume como reales. Sin entrar en lo patológico lo que te proponíamos es algo parecido, miéntete para convencerte de que eres de otro modo hasta que efectivamente lo seas.
La manipulación, aunque tiene muy mala fama, es útil para mucha cosas. Así que léete atentamente los consejos del artículo de ayer y los que te vamos a dar hoy. El sábado que viene seguiremos con esta serie de artículos y veremos otros consejos para manipular de forma sencilla. No esperes grandes trucos para convencer a alguien de que haga algo que no quiere, lo que consigues con estos trucos de manipulación es que te respeten más, que consigas gustar más a la gente o que se sientan seguros y confíen en ti.
Hoy nos vamos a centrar en trucos que tiene que ver con la sociabilidad. Cómo conseguir caer bien a los demás desde la primera vez que te ven. Si consigues un gran, y positivo, primer impacto, siempre te recordarán de forma positiva, a no ser que lo estropees todo mucho después. Si el primer impacto es bueno, los recuerdos que se asocien contigo serán buenos y positivos. Aprovéchalo, hoy te contamos cómo hacerlo pero además te recomiendo nuestro libro Cómo manipular a cualquier persona.
Cómo manipular la situación para caerle mejor a alguien
1. Llama a las personas por su nombre.
Repítelo hasta tres veces por conversación. Yo odio a los que no hacen más que repetir tu nombre cada dos por tres en plan: hola, tal, sabes, tal, es que no he podido venir antes, tal, perdóname, tal… Y se despiden, por supuesto con un bueno, tal, que te vaya bien, tal, nos vemos pronto, tal.
Sobra. Con decir hola y su nombre, soltarlo en alguna frase en medio de la conversación y decirlo cuando te despides ya tienes suficiente. Eso sí, apréndete los nombres de todo el mundo, no falles en eso.
Querer llamar a alguien por su nombre y no recordarlo es demostrar que lo haces con todo el mundo y con él no te has acordado. Si no lo puedes recordar, mejor llámale de una forma cariñosa, qué tal “nena”, como te va, cuando hables con una conocida (si eres chica) la puedes llamar guapa, cariño, flor… lo que sea que uses de forma habitual, si no lo usas busca un apelativo para llamar a la gente de quien no sabes o recuerdas el nombre.
Te hará personalizar más la conversación. Por ejemplo, yo sería incapaz de llamar cariño o nena a alguien pero el guapa ya me sale de forma natural. Me costó lo mío, era una persona bastante seca, pero llegó un momento en que me harté de caer mal a la gente, cuando me conocían bien caía bien, pero la mayoría no hacen el esfuerzo de conocerte si de entrada no caes bien. Si eres tímido, usa una muletilla de estas para apoyarte cuando lo necesites y personalizar más la conversación.
2. Sonríe. Siempre
Si vas con una sonrisa en la cara alegrarás el día a quien te vea, la gente no tendrá miedo de acercarse a ti ni de ser inoportunos. Cuando alguien va por la vida con mala cara, cara de encontrarse mal o de estar enfadado los demás no se le acercan puesto que temen su reacción o prefieren ser discretos con esa persona que parece no pasar por un buen momento. En general, si quieres cambiar el día de alguien y tu vida en particular, sonríe. a todas horas. Si se te hace raro ir sonriendo solo por la calle es que no sonríes nunca. Fíjate y verás que hay gente que pasea con el ceño fruncido mientras que hay otros que lo hacen con la cara relajada y una ligera sonrisa. A esos son a los que tienes que imitar.
Además, cuando te presenten a alguien, hables con alguien, tengas que pedir algo, sobre todo si va a ser un poco complicado (por ejemplo cuando le dices al camarero que te han traído mal la comida) mejor hacerlo con una sonrisa para que la otra persona no interprete mal tus intenciones.
Sonriendo consigues relajarte y relajar al otro. Entenderá tu mensaje simplemente como lo que le dices, en el caso del camarero: la comida está mal. Si lo haces con mala leche el camarero se pone a la defensiva, te dice que no es su culpa, no te pide disculpas por tus malas formas y es probable que vaya a la cocina hablando mal de ti y pidiendo que te traigan de nuevo el plato. Muchas pelis hemos visto con camareros o cocineros que tiran un escupitajo en el plato del cliente. Es una exageración (a parte de una marranada) pero escenifica perfectamente la reacción que tiene la gente cuando les dices las cosas mal. Siempre, siempre, siempre, con una sonrisa de oreja a oreja.
Cuanto más practiques más sincera te resultará. Sonríe con los ojos, no te quedes únicamente enseñando los dientes o la sonrisa no parecerá sincera y no hay nada peor que una sonrisa fingida, de esas que dan miedo.
Hay muchos otros trucos para caer bien a las personas mediante una simple manipulación mental. Te los contaremos en los artículos del fin de semana que viene. Mientras, puedes echar un vistazo a nuestro curso Cómo manipular a cualquier persona.