Inicio hoy una serie de artículos sobre emociones y empatía, dos temas muy relacionados ya que no pueden existir uno sin el otro. Hay personas que tienen de forma natural mucha empatía mientras que otras son incapaces de ponerse en la piel del otro y por mucho que lo intenten, aunque no suelen hacerlo, no son capaces de entender las emociones de los demás.
La empatía es un tema que se debe tratar y educar desde que uno es pequeño puesto que es lo que usaremos para relacionarnos de forma adecuada con los demás. El problema es que muchas personas que no saben gestionar, ni entender, sus propias emociones, son incapaces de entender las de los demás y por ello les tratan de forma que no corresponde. No lo hacen expresamente, es algo totalmente involuntario, este tipo de personas son incompetentes a nivel emocional. Pueden ser muy inteligentes, no tiene nada que ver la gestión de las emociones con la inteligencia, y a la vez ser muy poco inteligentes a nivel emocional.
Las emociones, y por tanto, la inteligencia emocional, se pueden trabajar. No nos van a afectar del mismo modo las emociones a todos pero sí podemos llegar a un aprendizaje en el que entendamos qué sienten los demás.
Para que lo entiendas: las emociones son como el dolor, unos las sienten más fuerte y otros menos, para unos son soportables mientras que para otros son insoportables (siempre hablando de la misma emoción frente a una situación idéntica) Así que igual que pasa con el dolor tienes que entender que aunque a ti no te afecten las cosas de la misma manera a otros sí les afectan y por tanto conocer sus emociones es un buen modo de acercarse a ellos y entenderles. Te recomiendo nuestro libro Cómo convertirse en un maestro de las emociones con el que lo aprenderás todo para entender tus propias emociones y también las de los demás. Algo básico para la empatía.
Es necesario controlar las emociones para poder sentir empatía con los demás.
Qué es la empatía
La empatía es la capacidad que tiene el ser humano de entender las emociones de los demás, y por tanto de ser capaz en cierto modo de conocer cómo se siente. Si no hemos pasado por lo que pasa la otra persona y por tanto no podemos saber lo que siente por experiencia, necesitaremos empatía para poder entender y ponernos en la mente de la persona a la que estamos tratando.
Si no gestionas tus propias emociones no podrás tener empatía
Es básico tener claras las emociones, cómo son, qué se siente con cada una de ellas y cómo nos comportamos cuando nos sentimos embargados por determinada emoción.
Tener capacidad de observación es importante para reconocer las emociones en los demás, como decía en la introducción, no todo el mundo vive las emociones de la misma manera, no se sienten afectados al mismo nivel por las mismas cosas y no solo eso sino que no todo el mundo reacciona de la misma forma o lo manifiesta públicamente igual.
Por supuesto, no todo el mundo es capaz de gestionar sus emociones, ni siquiera de reconocerlas. Si no somos capaces de gestionar nuestras propias emociones, si ni siquiera somos capaces de ponerles nombre no vamos a poder entender a los demás. Y para tener empatía, algo básico con para tratar a los demás, es necesario tener un buen conocimiento de las emociones.
Cómo te ayuda la empatía en el trato con los demás
La empatía es lo que permite que entiendas, o por lo menos que estés lo más cerca posible de entender, a otras personas. No sólo para saber cómo se sienten sino cómo afecta nuestro comportamiento al resto de personas. Si nos comportamos de forma respetuosa con los sentimientos ajenos, podremos tratar mejor a los demás.
Muchas personas tienen un problema con su propio control de emociones, ya que viven de espaldas a lo que sienten. Cuando lo que sienten es negativo y viven rodeados de rabia, algo que se auto-alimenta constantemente y que necesita más rabia para seguir alimentándose.
¿Qué pasa con las personas que no controlan sus emociones y se guían, aunque no lo sepan, por la rabia? Pues que tratan mal a la gente, que necesitan ejercer poder, conseguir enfrentamientos, tener motivos para seguirse sintiendo rabiosos.
Este es solo un ejemplo de lo que puede hacer una emoción mal gestionada, una como la ira que puede con todo y arrasa por donde pasa. Muchas personas que mal tratan a las demás no son conscientes de lo que provocan o de lo que hacen.
La empatía es algo básico para dejar de actuar de esta manera. Y no solo se trata de reconocer que vives, siguiendo con el ejemplo anterior, rodeado de rabia, sino que tu comportamiento hace sentir mal a los demás.
Se trata de gestionar en primer lugar tus emociones para poder entenderlas. A menudo es un proceso duro y complicado puesto que no nos gusta enfrentarnos a nuestras propias emociones y cuando las sentimos de forma tan tóxica menos todavía. Enfrentarnos a lo que sentimos puede ayudarnos a entender lo que sienten los demás cuando pagamos con la misma moneda.
Vivir de espaldas a las propias emociones no ayuda en nada. Ya no solo de cara a la empatía y a tratar bien a las demás personas sino para poder ayudar a cada una de nuestras emociones a que siga su camino. Ya sabes que una emoción tiene que reconocerse, sentirse (no hace falta disfrutarla) y después dejar que se marche para dar paso a otras cosas. Te lo contamos todo en nuestro libro Cómo convertirse en un maestro de las emociones que sin duda te ayudará en el camino a la empatía. El primer paso es controlar tus propias emociones antes de conocer a fondo las de los demás. El libro te ayuda en ambas cosas. Seguiremos con este tema en un par de artículos más que publicaremos esta semana, sigue atento al blog.