Temas Tabú

No existen normas escritas, ni un cartelito en el que ponga: prohibido hablar. Sin embargo hay temas que a menudo parecen censurados. ¿Cómo saber si el tema es tabú? Se trata de saberlo ver, leer miradas, gestos, reacciones, todo eso resulta fundamental para no hacer sentir incómodo a nadie, incluyéndote a ti.

Muchas veces depende solamente de la persona o de un círculo social determinado; pero a veces según el país o la cultura las barreras para hablar se convierten en murallas.

Temas tabú: ¿Prohibido hablar de ellos?

La respuesta es simple, concisa y clara: NO.

Puedes hablar de lo que quieras y cuando quieras, siempre y cuando lo hagas con tacto y sepas si el momento es adecuado y si la persona que te escucha le interesa lo que le cuentas.

Un tema tabú para muchos es el dinero. No les preguntes cuánto ganan, o cuánto tienen porque te cambiarán de tema, se harán los locos, o te dirán directamente que no quieren hablar de ello. En cambio, muchos otros se pasarán el día alardeando de lo mucho que tienen o pregonando lo pobres que son. Por falta de variedad no podemos quejarnos.

El sexo es para mucha gente de todo menos un tema de conversación. ¿Cómo van a hablar de algo tan… normal? Porque esa es la palabra, el sexo es algo normal. Pero muchos se empeñaron en jugar con el término, censurarlo, criticarlo, inventar historias… Y al final consiguieron algo: uno de los mayores negocios que existen.

Pues este no es un tema tabú por casualidad: el sexo da dinero y a muchos les interesa que continúe considerándose un tema prohibido. Puesto que lo prohibido suele tentar.

Y luego, por otro lado, cada uno con sus creencias o sus no creencias, no importa. Pero ¿Por qué no hablar de ello de manera natural? Y es que la religión es un tema tabú por excelencia, con el que hay que ir con muchísimo cuidado. ¿Por qué te sientes ofendido si no creo en lo mismo que tú? Quizás creo en algo diferente, ni mejor ni peor que lo tuyo. Si estás realmente convencido en lo que crees, lo que digan los demás poco te ha de importar.

En nuestro planeta existen varias religiones y dependerá en un ochenta por ciento de tu entorno, familia o cultura, que tengas una religión u otra. ¿Por qué en un porcentaje tan alto? Pues porque el ser humano es altamente influenciable. Ahora bien, otras personas no son tan permeables y saben pensar, investigar, y pensar por ellos mismos. Quizás nacieron en una familia de religión católica y terminaron siendo musulmanes, budistas o ateos.

Otros, sin embargo, defenderán a capa y espada esa religión que “les tocó”. Es como si te negaras a aprender más idiomas porque sólo el tuyo es el correcto, el verdadero. Son pocos los que realmente aprenden, y muchos los que critican; y son precisamente estos últimos los que más miedo tienen de hablar, porque poco conocen, y la crítica es su arma, su única arma.

El desconocimiento forma gran parte de la base de los temas tabú. Dicen que es de sabios preguntar, y es cierto. Pues los niños siempre preguntan, sin ningún tipo de miedo, y eso mismo tendrías siempre que hacer: preguntar, informarte, investigar; en lugar de criticar.

¿Y las sectas? otro tema tabú. ¿Pero por qué tanto miedo de hablar del tema?

Es muy curioso. Una vez que las personas están ya metidas en la secta y convencidas de que ese nuevo mundo que han descubierto es lo mejor que existe, no se atreven a hablar de ello, no quieren compartirlo. Tienen miedo; que no es precisamente un sinónimo de felicidad.

A menudo muchas personas confunden las sectas con las religiones, pero sobre este tema no vamos a entrar en detalles, simplemente decir que tanto unas como otras se consideran a menudo como tema que crea controversia, puede ofender, lastimar a unos y encender a otros. Todos quieren dar su opinión sin saber nada ¿pero acaso alguien sabe algo? ¿Quién tiene la verdad absoluta?

Temas tabú ¿por qué?

Si bien existen temas tabú generales, como por ejemplo el dinero, religión, sectas, feminismo en según que culturas, sexo, guerra… De lo que en realidad depende que un tema sea o no tabú es de la sociedad en la que te mueves, de cómo te educaron y de ti mismo.

En Alemania no hay exactamente los mismos temas tabú que en Irán. Ni en Estados Unidos que en un pueblecito de Italia. Cada cultura y cada persona decide lo que está prohibido. O mejor dicho, lo que “conviene” que esté censurado.

Pues no se vive la religión de la misma manera en Irán que en Alemania, en cambio en este país europeo existe una especie de pudor a la hora de hablar de la segunda guerra mundial. Y se puede entender. En Estados Unidos, en cambio, no tienen acceso a la sanidad pública; es muy triste pero si te estás muriendo sólo tu tarjeta de crédito decidirá si te quedas o no en este mundo.

Acércate a un estadounidense, uno que esté excesivamente orgulloso de serlo, y verás como o defiende su sistema de sanidad, un sistema que precisamente no tienen; o se ruboriza al hablar del tema, aunque en este caso sí sea realmente algo de lo que avergonzarse.

Por otro lado, quizás no estará bien visto que una mujer en un pueblecito del sur de Italia decida que va a ejercer una profesión o practicar un deporte considerado tradicionalmente “para hombres” como por ejemplo el boxeo. ¡Qué vergüenza admitir que su hija es boxeadora! En cambio en Estados Unidos sería considerada simplemente como una mujer moderna del siglo XXI.

Los temas tabú están en tu mente, y como un miedo más, son algo que te incomoda, de lo que nunca estás preparado para hablar.

¿Y quién tiene la culpa de ese miedo? Bueno, hablemos mejor de causas. La educación que recibiste es sin lugar a dudas el fabricante de tus temas tabú, de esos que nunca sacas. O mejor dicho, se trata de una mezcla de educación y la experiencia vivida.

Los temas tabú son como un freno que inconscientemente nos pusieron, o que ponemos allí donde más nos duele, una barrera para evitar que nos sobrepasen. Sin embargo, estos temas forman en si mismos una especie de miedo, y el miedo nunca es bueno.

Se debería poder hablar libremente de todo: con respeto, tacto, y conocimiento ningún comentario debería ser criticado, sino premiado.

Sin embargo, a menudo hablan los que menos saben, pues el desconocimiento y la inconsciencia les deja vía libre para decir lo que quieren. Y muchos de los que más saben se callan porque el tema es tabú para ellos. Y esa es la imagen.