La templanza es algo imprescindible en el camino a la asertividad que nos hemos propuesto para este 2016. Si tu objetivo es la asertividad has llegado al lugar indicado. Si es tu primer contacto con este concepto, te recomiendo leer antes nuestros artículos sobre el tema, que te ayudarán a hacerte una idea muy precisa de la importancia de lo que estamos hablando. La asertividad es un modo de ver la vida, es un estado mental, va mucho más allá de un simple modo de comportarse. Solemos pensar que la asertividad es un modo de comunicación, y es cierto, pero para que sea efectiva debemos llevarlo al pensamiento.
Si nos limitamos a actuar de una forma que parezca asertiva podemos estar siendo pasivos, ya que solo usamos esta apariencia para ahorrarnos problemas. La asertividad consigue que no cedas a los deseos de otras personas cuando no quieres cumplirlos, pero también consigue que puedas expresar tu opinión o forma de ver las cosas de una manera no ofensiva para los demás. Y aquí es donde entra en juego la templanza, de la que vamos a hablar en este artículo.
Gracias a la asertividad podrás decir lo que piensas, pero debes actuar de forma consecuente. De nada sirve expresar algo si hacemos lo contrario, es por ello que insisto en que la asertividad es un estado mental, es una forma de ser, no tienes que aspirar a comunicarte de forma asertiva sino a ser una persona asertiva en todas tus facetas. Te ayudará a relativizar las cosas y a enfrentarte a los problemas desde otra perspectiva, mucho más reflexiva. Es imprescindible recibir un buen entrenamiento en asertividad si quieres convertirte en una persona asertiva, con mejores dotes de comunicación y por tanto mejor relación con los demás. Para ello te recomiendo nuestro curso Cómo ser asertivo en el que encontrarás la formación y la información que necesitas para darle ese giro a tu vida.
¿Por qué es importante la templanza en el comportamiento asertivo?
Podríamos resumir el comportamiento asertivo como el hecho de respetar y hacerse respetar. A lo bruto muchos son capaces de hacerse respetar pero ese no es un comportamiento asertivo. Tienes que conseguir el mejor resultado con el mínimo esfuerzo o enfrentamiento.
Para esto es básica la templanza. Ser asertivo es algo que empieza dentro de ti. Tienes que tener claro lo que quieres y lo que o quieres en la vida. Lo que estás dispuesto a aceptar y lo que no. Si no lo tienes claro, no podrás ser asertivo, o deberás guiarte mucho por tus instintos en cada momento y aprender a escuchar lo que quieres en realidad.
Cuando detectamos algo que no nos gusta solemos sentir rechazo y puede que nos pongamos a la defensiva. Casi lo mismo ocurre cuando tenemos que decirle algo a alguien que sabemos que no le va a gustar o que no nos apetece decir, nos ponemos de mal humor y en la peor de las situaciones. Por todo esto es imprescindible la templanza.
Si consigues templar tus emociones, calmarlas una vez escuchadas, serás mucho más capaz de comunicarte y actuar con claridad, contundencia si hace falta pero sin perder el respeto ni entrar en la agresividad. A asertividad necesita templanza para pensar antes de actuar, para planificar y para encontrar el mejor modo de decir las cosas.
Una vez las decimos, la templanza es necesaria para comunicar con un tono relajado pero seguro y para mantenernos firmes en nuestras decisiones.
La templanza es el punto medio entre no hacer nada y hacerlo demasiado fuerte, por decirlo de alguna manera. Si piensas en el agua, cuando está templada es cuando no está ni fría ni caliente. Igual tienes que estar tú cuando te comuniques con los demás y cuando les hagas saber tus opiniones y deseos. Ni frío ni caliente. En el punto medio. La asertividad es el punto medio entre la pasividad y la agresividad.
Déjame insistir en que la asertividad empieza dentro de ti. Tu forma de pensar determina la manera de relacionarte con los demás y no sólo eso sino que también marcará tu forma de ver las cosas y de entender a los demás. Piensa de forma templada. Si tú tienes derecho a decir que no a algo, los demás tienen derecho a pedirlo. Quiero decir que no hace falta que te pongas a la defensiva ni te sientas mal por decir que no, peo tampoco pienses mal de los demás.
Si te supone un problema no entenderles intenta buscar explicaciones razonables para su comportamiento. Siempre hay varias cosas que podrían estar pasando y que justifiquen que alguien actúe de un modo que no te gusta. Auque no lo entiendas ni conozcas sus razones puedes aprender a inventártelas. Se trata de un ejercicio de empatía que te llevará a no ser tan mal pensado con los demás. Justifícalo todo, incluso lo que no es justificable. Verás como lo relativizas todo bastante más. Llegará un momento en el que no tendrás que hacer ese ejercicio.
Verás cosas que no te gustarán pero con decir que no y apartarlas de tu vida será suficiente. Aprenderás a que no te afecten muchas de las cosas que ahora te ponen de mal humor o te hacen saltar. Si tu problema es que sueles responder de malas formas porque te enfadas, la templanza y este ejercicio de empatía te ayudarán a dejar de lado el mal humor y la agresividad para convertirte en una persona asertiva.
Si quieres cambiar tu forma de pensar lee los artículos de nuestro blog, invierte un poco de dinero y tiempo en ti mismo y compra ahora nuestro curso Cómo ser asertivo en el que podrás cambiar tu forma de ser para obtener una personalidad asertiva gracias a ejercicios que podrás realizar a tu ritmo y desde tu casa para ir adaptando el cambio poco a poco en tu día a día. El primer paso para el cambio está a un clic de distancia, ¿a qué esperas?