Creo que era ayer cuando os contaba en un artículo que todos tenemos la voz interior. Puede que no sepamos escucharla pero todos y cada uno de nosotros tenemos un diálogo interior con nuestra mente.
La mente es como una especie de ordenador potente, y nada silencioso, que se aloja dentro de cada uno de nosotros. Este ordenador es el que controla todo lo relativo a nuestro cuerpo y sus funciones pero también controla sentimientos, sensaciones, recuerdos…
Para ser feliz en la vida es imprescindible saber manejar este ordenador. Aunque hay personas que viven totalmente ajenas a él y no les va mal, simplemente, sin saberlo, tienen un ordenador muy bien programado. Para saber cómo ser feliz y disfrutar de la vida puedes echarle un ojo a este vídeo donde recibirás consejos de alguien que ha entrenado mucho a su voz interior.
La voz interior llega en forma de malos augurios, pero también puede llegar en forma de buenos recuerdos. Seguro que ahora ya ves más claro a qué me refiero. Cuando vas a iniciar algo y sientes que no va a salir bien, está hablando tu voz interior. Quieres hacer algo con el convencimiento de que saldrá mal. ¿Qué sentido tiene eso? Para mi no tiene ninguno. Es como entrar a un sitio sabiendo que te van a matar. ¿Tú entrarías? ¿Así, sin más? Yo no.
Cuando emprendemos algo, lo que sea, con el pensamiento de que no va a salir bien, lo más fácil es que salga mal. Ya hemos asumido la derrota antes de empezar y nuestra acción no cuenta con nuestra complicidad el esfuerzo ya no es tan necesario ya que hemos asumido que no va a salir bien, ¿para qué nos vamos a esforzar?
Esta es la voz interior que todos tenemos y que nos impide llegar a conseguir aquello que más deseamos.
Hay que educar la voz interior para que en cada momento nos hable de lo que queremos, para que nos sirva para poder dar el 150% de nuestra capacidad.
Sin esfuerzo no se consiguen las cosas. Y el esfuerzo sin una recompensa no tiene sentido, así que si asumimos que perderemos y que, por tanto, no habrá recompensa no solo no nos esforzaremos sino que lo poco que lo hagamos lo haremos pensando que estamos tirando el tiempo y la energía. Aunque puede que lo hagamos gracias a una pequeña parte de nosotros que todavía confía en el resultado.
Piénsalo. Tu voz interior puede ser en realidad un coro de voces, unas, la mayoría, te dicen que no lo conseguirás. Pero hay un grupo pequeño que te animan y te dan fuerzas para seguir. Algunos lo llaman esperanza. Haz que se calle el coro entero y deja que te hable solo la esperanza.
No solo conseguiremos enfrentar las cosas con mejor actitud sino que podemos cambiar realmente la forma en la que vemos la vida. Está claro que tu voz interior no va a evitar que te ocurran las cosas que te ocurren o que el mundo sea como es. Pero cómo lo vivas depende de ti.
Cómo sientas que te afectan las cosas depende de ti. Si entrenas tu voz interior para que sea tu mejor aliada y eres capaz de pensar en positivo, la mayoría de los días te irás feliz a la cama.
La voz interior o el diálogo que tienes contigo mismo puede ser tan rico en detalles como quieras. Puede que te suene raro la primera vez que lo leas pero estoy segura de que si lo analizas con calma verás que es así. La voz interior o el diálogo interno puedes vivirlo a tres niveles diferentes. Juntos o por separado.
Por un lado tenemos el nivel auditivo: la propia voz tiene sonido, seguro que eres capaz de oír en tu mente las frases hirientes que te han dicho, tal como las pronunciaron y con la misma voz que la persona que te las dijo. Lo tomas por un recuerdo, pero tu cerebro está hablando con la voz y las frases de otra persona. Puedes hacer que se calle. No vas a cambiar lo que te dijeron pero puedes quitártelo de la cabeza y pasar a otra cosa.
Por otro lado tenemos las imágenes: nuestro cerebro es como una película en la que vemos imágenes que nos han pasado, recuerdos de la infancia, visualizamos momentos futuros, deseos… Seguro que has fantaseado alguna vez a imaginarte cosas y las has podido ver dentro de tu cabeza. Por supuesto, como en el caso anterior estas imágenes pueden tener la calidad que tú quieras. Si las voces podían ser la nuestra o la de cualquier otra persona, si podemos recordar sonidos y canciones… podemos ver en blanco y negro, en color o usar efectos especiales.
En un tercer lugar, pero no por ello menos importante, tenemos las sensaciones. ¿Alguna vez te has sorprendido oliendo algo que en realidad no existía en el lugar donde estabas? Me explico: puede que recuerdes el olor que hacía tu madre cuando eras pequeño y que de repente un día lo huelas. Ya no eres pequeño y tu madre hace años que murió, pero su olor llega de forma inesperada. Si estás enamorada de un chico puede que mientras piensas en él le huelas… o bien que no estés pensando en él, aparentemente, pero su olor te distraiga de lo que haces.
La mente usa todos los sentidos para hablarnos, así pues en ese caso este olor o esa sensación tiene la misma finalidad que la voz interior, que todos reconocemos más fácilmente.
Aprender a conocer los detalles de tu voz interior te puede ayudar a saber cómo manejarla, cómo permitir que te hable y entrenarla para que te motive en lugar de desmotivarte.
La felicidad llega cuando menos la buscas. Dicen algunos que está sobrevalorada. Puede que estés esperando tanto de la felicidad que la tengas cerca y no sepas reconocerla. O que no sepas ser feliz con lo que tienes y el modo en el que vives. Pero vida hay solo una y podemos luchar por cambiar las circunstancias pero no depender de ellas para vivir con mayor o menor felicidad.
Si quieres aprender trucos para ser feliz y vivir a fondo el día a día te recomiendo el vídeo curso cómo ser feliz y disfrutar de la vida, en el que te contamos lo que hemos aprendido hasta el momento. Ser feliz incluso en situaciones tan duras como una enfermedad crónica es posible. Echa un ojo a nuestro vídeo y verás a qué me refiero.
Excelentes comentarios nos ayudan a disipar las dudas,continuen en esta tonica de ayudar a los que estamos un poco confundidos.