Gestionar el miedo

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El  miedo es una emoción humana que nos remite de forma directa a lo más salvaje de nosotros mismos. Al instinto de supervivencia. Tener miedo es totalmente necesario para podernos proteger. Sin miedo estaríamos expuestos a muchos peligros. Piensa en los niños cuando aprenden a ir en bici, por ejemplo. Ellos no sienten miedo y por eso aprenden rápido.

Cuando tienen miedo es cuando saben que si se caen se harán daño. El miedo es el que nos protege de sufrir heridas o morir. Sin embargo sentir miedo por todo o por cosas a las que deberías enfrentarte sin preocupaciones se convierte en un problema. Si quieres saber como gestionar el miedo sigue leyendo este artículo y trataremos de contartelo.

El dominio de las propias emociones, no solo del miedo, es básico. Controlar lo que sentimos, aceptarlo y saber gestionarlo es basico para actuar siempre de la forma más correcta y si se puede elegir de la más beneficiosa para nosotros. Además de aprender a controlar nuestras emociones debemos entender cómo funcionan para poder sacar partido de la situación y entender mejor a los demás.

Controlar sus emociones será básico para convertirte en su líder o mantener a raya a un manipulador que te quiere controlar. Si quieres manipular al manipulador y convertirlo en tu marioneta no temas, deja el miedo de lado y compra nuestro ebook Cómo convertirse en un maestro de las emociones y aprenderás todo lo necesario para superar tus miedos y gestionar tus emociones de la manera más correcta.

Sentir miedo es lo que te impide triunfar. Si no te atreves a intentarlo, lo que sea, nunca lo vas a conseguir. Las cosas no pasan en la vida, hay que hacer que ocurran. Tienes que aprender a identificar tus miedos y a enfrentarte a ellos.

El miedo puede ser algo que esconda, o que destape, algo mucho más profundo. Si tienes miedo a hablar con las mujeres es posible que eso esconda una gran inseguridad y muy poca autoestima. Si te quisieras más podrías enfrentarte a ellas con mayor seguridad y terminarías venciendo tus miedos.

Así que para enfrentarte a tus miedos debes primero reconocerlos y tratar de llegar al origen del mismo. Puede que siempre que hayas tratado de relacionarte con gente el resultado haya sido una experiencia negativa. Es posible que durante tu etapa en la escuela o el instituto los demás chicos se burlaran de ti y eso ahora es lo que te paraliza a la hora de conocer a nuevas personas. Eso creó en ti una inseguridad tal que es altamente probable que este fenómeno se haya repetido en más de una ocasión.

Tal vez se reían de ti en la escuela, luego cambiaste al instituto y no supiste cómo pero te encontrabas immerso en una situación muy parecida. Pronto llegaste a la conclusión de que la culpa era tuya y en la universidad no destacaste por tener amigos especialmente. Cuando las personas son las que te hacen daño acabas imponiendo un muro entre tú y ellas para mantenerlas alejadas.

El resultado es una persona que no tiene una relación íntima con nadie, una persona que es incapaz de hablar en público o que no intentar conocer a sus compañeros de trabajo o de clase. Va, realiza sus tareas de forma efectiva y se marcha. Sin empatizar con nadie.

Si este es tu problema debes entender que tú no eres problemático sino que no tienes aprendidas unas habilidades sociales correctas. No tuviste la oportunidad y cuando lo intentaste no funcionó de modo que no te queda más remedio que vivir alejado de una situación que no sabes cómo gestionar.

Lo mejor en este caso es que reeduques tus habilidades sociales y que practiques, mucho, con tanta gente como puedas. Qué es lo peor que te puede pasar? Ves a un sitio lleno de desconocidos y actúa. Si no funciona no pasa nada, no les volverás a ver. Atrévete a probar cosas nuevas.

El miedo debes aprender a tomarlo como un consejero que te ayuda a ser más prudente. Es bueno sentir miedo, pero no puedes dejar que te paralice y menos cuando sientes miedo ante cosas que no son realmente peligrosas.

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Al miedo hay que escucharle lo justo y entender que precisamente actúa de paralizador. Cuanto más ansiamos algo más miedo tenemos de enfrentarnos a ello. Negarlo no sirve para nada, al contrario. Si no reconoces algo no puedes luchar contra ello y por tanto no puedes vencerlo. Puedes ignorarlo, pero solo si pasas por encima de ese miedo y no le escuchas. En cuanto empieces a encaminarte hacia tu objetivo el miedo se transformará en impulso. Ganarás seguridad automáticamente,  solo por el hecho de estarlo intentando ya estás triunfando.

Si superas el miedo inicial podrás ver que aquella situación a la que tanto temías no era en realidad para tanto o que sí lo es, pero cuanto antes la superes mejor, hay cosas que queramos o no tenemos que pasarlas, hay que enfrentarse a ellas. Para eso lo vital es ser decidido y no tener miedo. Cuanto antes lo superemos antes nos recuperaremos o disfrutaremos del triunfo. A menudo tememos cosas sin justificación y cuando tenemos que enfrentarnos a ellas, aunque sea obligado descubrimos que no había para tanto. En otras ocasiones el miedo nos paraliza tanto que convierte experiencias que deberían ser positivas en negativas.

Piensa que el miedo no solo es una sensación, una emoción. El miedo es algo que sientes físicamente y que puede llegar a bloquearte físicamente también. Puede impedirte hablar, o moverte o incluso puede hacer cosas mucho peores.

Por poner un ejemplo bastante habitual entre las mujeres hablaremos del tema del parto.  Muchas temen que llegue el momento dado que tienen un miedo atroz al dolor. En cuanto empiezan a sentir los primeros dolores creen que a partir de ese momento todo irá a más, será peor y no podrán controlarlo. Muchas de ellas se bloquean de tal forma que es imposible que lleguen a parir de forma natural y tienen que inyectarles hormonas sintéticas para que contrarresten la falta de hormona natural.

La adrenalina, que es lo que se descarga cuando tienes miedo es una hormona que baja los niveles de oxitocina, la hormona necesarioa para el placer y para dar a luz. Por ello muchas mujeres terminan sufriendo un parto instrumentado o una cesarea ya que tenían un miedo paralizante. Es posible que ni siquiera se den cuenta de que lo que han tenido que pasar ha sido mucho peor que simplemente dar a luz. Las que superan el miedo, aunque sea en el último momento suelen decir que no es para tanto y que se olvida en seguida.

Así que ya lo sabes si lo que quieres es enfrentarte a tus miedos, controlar tus emociones y poder actuar de la mejor forma posible en todas las circunstancias compra nuestro libro cómo convertirse en un maestro de las emociones.

 

Una respuesta a «Gestionar el miedo»

  1. Pienso que aveces se puede tener miedo por una primera impresión que nos dio esa persona. Quizás detectamos inseguridad de su parte o simple hostilidad. Quizás tengamos miedo porque pensamos que al cruzar esa barrera eso nos atrapará y no habrá forma de salir de allá.

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