Hoy queremos analizar uno de los problemas que más afectan a las parejas que llevan un tiempo juntas y al que se achacan otros problemas como la infidelidad. Hablamos de la rutina, aparentemente uno de los principales enemigos de las parejas. ¿Qué es la rutina? ¿Es mala la rutina para la pareja? ¿Te has propuesto no caer nunca en la rutina con tu nueva pareja? ¿Te afectó este problema una vez y quieres evitar que vuelva a pasarte con tu nueva pareja?
La rutina no es mala, no tiene por qué serlo. Es totalmente normal entrar en cierta rutina con la pareja, es totalmente necesaria. Es lo que nos ayuda a encajar con la otra persona, a tener hábitos comunes, a encontrar esos momentos en los que hacemos algo que solo podemos hacer con nuestra pareja.
El problema es que la rutina asusta a muchas personas y creen que es sinónimo de aburrimiento, pero no tiene que serlo. Imagina que conoces a una pareja cuya rutina sea ir de escalada cada fin de semana, y siempre trata de arriesgar un poco más que la semana anterior. Tienen una rutina clara, pero no tiene pinta de ser aburrida, por lo menos para ellos. La rutina, insisto, no tiene que ser aburrida.
Necesitamos la rutina para no vivir siempre de forma desorganizada, por que el día a día se lleva mejor si tenemos ciertas rutinas establecidas que podemos ejecutar sin tener que pensar. Las rutinas nos liberan la mente para dejar paso a otras cosas, por tanto la rutina de pareja es una buena señal de que ambas personas han encajado y son capaces de vivir de forma mínimamente organizada.
El problema no son las rutinas sino el tipo de rutinas que tenemos. Algo rutinario para una pareja puede ser ver una película en el sofá, cada uno en su sitio habitual, bajo una manta y con maíz, una cerveza, pipas de girasol o lo que sea que haga cada pareja. Puede ser un buen momento que seguramente echarás de menos si de repente dejas de poder disfrutarlo. Pero cuando te sientes atrapado en una relación rutinaria esas cosas son las que destacas por encima de otras: «siempre hacemos lo mismo», «nuestra vida es rutinaria» y cosas por el estilo.
Cuando dos personas empiezan a vivir juntas pasan por un proceso de adaptación del uno al otro, de sus formas de vida, de su personalidad. Da igual si son dos amigos que comparten piso o una pareja de novios que acaba de mudarse a su primer apartamento. La rutina es lo que se busca en esos primeros momentos, y es lo que nos pesará al cabo de unos años.
La rutina es buena y necesaria pero sentirnos prisioneros de una relación rutinaria puede estar hablando más de nosotros y de nuestros miedos personales y de futuro, que de la relación en sí. Cuando una persona ve que lleva muchos años con su pareja y que en cierto modo la vida (la libertad y la juventud) se acaba para esa ella empieza a quejarse de la rutina. Cuando estás en pareja no se acaba la vida, ni la juventud, no es así, pero asumir que el resto de tu vida vas a seguir sin demasiados cambios puede dar mucho vértigo para algunos. Lo que sentimos es que la juventud y la posibilidad de hacer todo lo que queramos se escapa y miramos atrás y vemos que llevamos años haciendo lo mismo. Si te pones a mirarlo detenidamente es muy probable que la rutina no sea tal pero que te ahogue como si hiciera años que no sales de casa ni hablas con nadie.
La rutina no es mala para la pareja, ya que se ha creado gracias a la convivencia y a las manías y costumbres de cada uno, pero es cierto que de vez en cuando hay que hacer cosas para salir de esa rutina. Pero no te equivoques, salir de la rutina de vez en cuando no significa que no se pueda hacer nada de forma rutinaria.
Uno de los problemas que afecta a las parejas que llevan mucho tiempo juntas y que suele decirse que se hace por rutina es el sexo. Y en esto tampoco es mala la rutina siempre y cuando se haya llegado a ella gracias a la práctica y al conocimiento de otro. Es fácil que las relaciones sexuales sean rutinarias pero no significa que no sean satisfactorias.
Para añadir algo diferente que nos haga sentir que salimos de la rutina no es necesario inventarse 100 formas distintas de hacer el amor para tener un año extraordinario. Podemos incluir un cambio o algo original de vez en cuando, sin que sea necesario que cada una de las veces que lo hacemos sea espectacular y fuera de lo normal. La rutina es buena, en el sexo también. Pero trata de innovar, probar, investigar de vez en cuando. Aumentar la frecuencia sexual puede ayudarte a salir de esa rutina, por lo menos quedará la satisfacción y todo lo que aporta el sexo a una persona y a una relación. Cuanto más haces algo más piensas en ello y más fácil es mejorarlo, con el sexo también. Prueba a aumentar un poco la frecuencia y a dedicar un par de días al mes a hacer algo diferente, de este modo puedes pensar en algo especial cada dos semanas, aunque cuidado, al final se acaba convirtiendo en rutina, pero no de la que aburre.
El miedo a la rutina como decía, habla de nuestro miedo a envejecer o de que ya no estamos enamorados de la otra persona, pero fíjate en las parejas mayores, tienen sus costumbres, sus manías, sus peleas cíclicas… Todo son rutinas y gracias a ellas podemos llevar una vida tranquila y sin sobresaltos.
Si no quieres que te agobie la rutina, sigue tratando a tu pareja como cuando querías seducirla, sorprende de vez en cuando, ten detalles, sigue atento o atenta a sus gustos y necesidades y cambia de planes de vez en cuando, por tu salud mental y por la suya. Pero huir de la rutina porque si, simplemente porque es rutina no es necesario. La rutina hace falta, y hace falta asumir que la vida pasa y las relaciones se asientan y se tranquilizan, no podríamos vivir siempre con la ansiedad de los primeros meses. La rutina es buena para la pareja si se sabe romper de vez en cuando.