Ayer empezábamos con este artículo en el que queríamos darte cinco consejos para aprender a liderar, no te pierdas los tres primeros consejos, así que deberás leer nuestro artículo Cómo aprender a ser líder para encontrar las explicaciones a los tres primeros consejos.
Si ya leíste el artículo de ayer te los resumo un poco para que sepas de qué va la cosa antes de continuar leyendo este artículo. En primer lugar hablábamos de conocer tus virtudes y defectos y también los de los demás, es decir, ver qué puedes y no puedes hacer en comparación con tu competencia. Es lo que en marketing llaman el análisis DAFO.
En segundo lugar recomendábamos tener una capacidad de persuasión especial, que siempre es útil a todo líder, pero que te servirá para muchas más cosas en la vida y por último recomendábamos prestar especial atención a tu lenguaje corporal, imprescindible para causar buena impresión en los demás pero también para conocerte a ti mismo y cambiar a una personalidad más segura, que no prepotente. Un líder no debería ser prepotente. Si quieres saber más sobre liderazgo te recomendamos nuestro curso Cómo liderar, liderazgo carismático en el que te contaremos todo lo que necesitas saber para ser un buen líder y además te enseñaremos a conseguir ser una persona carismática. El carisma es algo que ayuda a una persona a convertirse en líder, sin apenas tener que esforzarse en ser un líder. El carisma es lo único que necesitan muchas personas para sentirse atraídas por alguien. Un líder carismático convencerá de forma mucho m´s natural que un líder autoritario, con menos esfuerzo y dejando un buen sabor de boca.
¿Qué no le puede faltar a un líder?
Tener iniciativa
Si quieres ser líder deberás tener iniciativa. No puede ser que pases de la noche a la mañana de no ser un líder en ningún sitio a serlo en todas partes. Para poder ser un líder en un futuro tienes que estar acostumbrado a liderar, a llevar la voz cantante.
Por ello es básico que aprendas a comportarte como el que lleva la batuta, es decir, el que dirige la orquesta desde el principio. Hazlo en casa, con tu grupo de amigos, con tu pareja, en el trabajo, en todas las partes que puedas tener iniciativa tenla. Analiza los resultados y aprende a pensar antes que los demás. No solo se trata de pensar antes sino también de ser capaz de adelantarte a sus deseos, sus acciones o sus propuestas. Acepta que no siempre vas a salirte con la tuya pero trata siempre de ser el primero en tener una propuesta.
Aprende a tener un discurso
No hay líder que no tenga un buen discurso. Da igual en lo que quieras ser líder, tienes que ser capaz de estimular a los demás, no solo a que te sigan sino también a que participen, se mojen y formen parte de forma activa de tu proyecto.
Para ser un buen líder, como decía en el punto anterior no puedes esperar que pase de la noche a la mañana así que aprende a defender tus ideas desde antes de plantearte ser un líder. Aplícalo a tu casa o a tu entorno más cercano.
Se trata de aprender lo mejor de la retórica, algo que ya hacían los antiguos griegos y que definieron como el arte de hablar. En sus escuelas los griegos ricos, que eran los que tenían acceso a los estudios, no tenían demasiadas materias, no daba 10 clases distintas como hacen los niños de hoy en día sino que se limitaban a controlar 4 disciplinas diferentes, entre ellas la retórica. La retórica es imprescindible para la política, para los comerciales, para los periodistas… Todo aquel que quiera vender una idea y convencer a los demás de hacerle caso tiene que tener un discurso bien estructurado.
Para ello será básico tener claro qué quieres decir y separar las ideas principales de las menos importantes. Empieza hablando de lo más importante pero guárdate una imagen potente para el final.
Se trata de saber tocar las emociones de las personas que te escuchan. Ya sabes: asustarles, enamorarles, alegrarles… En función de lo que quieras conseguir tendrás que provocar un estado de ánimo diferente. Se trata de que sientan lo que necesitas para que tu mensaje, lo que tú quieres «venderles» sea la salvación al problema que tienen. Por ejemplo: un vendedor de seguros podría hacer sentir miedo a una familia que no tiene seguro de vida, qué pasaría a nivel económico si uno de ellos muere, el miedo a que eso pase y que la pareja se quede sin nada hace que sea más fácil venderles después el seguro. Es una técnica que a mí, personalmente, me gusta bien poco pero que sirve para casos como estos, cuando no tienes mejores argumentos.
Como líder carismático tu trabajo será encontrar buenos argumentos para no tener que hacer sentir emociones no deseadas a los que tienen que seguirte.
Empieza el discurso con las ideas principales, serán las que recordarán más, sigue con las emociones, ideas menos importantes y por último como llamada final destaca tu idea más potente, puedes haberla reservado y lanza la imagen más poderosa que tengas, es lo que van a recordar. Es la exhortación para que se inclinen a favor de tu teoría. Los líderes esto lo hacen perfectamente.
Así que si tienes interés en ser un buen líder tendrás que dominar la comunicación y el arte de la retórica. Ojo, que esto no significa aprender a hablar sin decir nada. No te estoy planteando que des discursos vacíos, al contrario, que aprendas a expresar tus ideas y opiniones de la forma que mejor funcionan en público. Hacer esquemas y estructurar ideas te será muy útil para construir tu discurso y poder recordar mejor todas las cosas que, como líder, tienes que comunicar a tus seguidores.
Para ser un buen líder tienes que cumplir con estas cinco condiciones que hemos visto ayer y hoy, te podemos ayudar a hacerlo mucho más fácil en nuestro curso Cómo liderar, liderazgo carismático.