(Autoayuda) Es muy bueno ser tremendamente competitivo: Sobretodo para salir adelante

Foto extraída de WakaMoul

Hoy en día vivimos en un mundo en el que 8 de cada 10 empresas que abren tienen el fracaso asegurado. Vivimos en un mundo en el que o se es el mejor en lo tuyo o hay un alto porcentaje de probabilidades de quebrar.

Dedicándome a la autoayuda, psicología, desarrollo personal, pnl, seducción lo ves día tras día, las webs que no dan lo mejor de sí mismo terminan siendo webs fantasmas que se actualizan cada 2 meses, eso sí, ellos siguen diciendo que odian la competitividad (así les funciona también)

El miedo al fracaso es la excusa perfecta

Mucha gente que odia las comparaciones, odia la competitividad, lo hace porque tiene un gran miedo y un cierto pánico a fracasar ante un rival. Siempre nos da mucho miedo hacer una batalla contra alguien y perder, eso nos causa auténtico pánico sobre todo a los hombres que no queremos perder nuestra virilidad ante los demás.

Y así muchas personas arrastran un gran miedo a la competitividad, no es que teman competir, temen perder porque perder está mal visto, cuando no es así.

La mayoría, o más bien dicho, todos los que me han dicho que me mirara a mi mismo y dejara de fijar mis objetivos en base a los demás son gente que no tiene profesión o que sus proyectos dejan que desear (o ni siquiera tienen proyectos)

Además, yo me fijo siempre en mi mismo, pero fijarse en los que están más altos que yo es un muy buen incentivo y me dan mucha motivación para alcanzarlos y superarlos…

La competitividad es motivadora

¿Qué es mejor que yo monte una empresa y vaya haciendo? ¿O que me motive constantemente por superar a los demás? Esta pregunta tan tonta puede ser la diferencia entre: quebrar, o no quebrar. Cuando apoyo firmemente la competitividad no lo hago porque si, sino porque puede ser la diferencia entre tener una empresa o una afición que hay que pagar para mantener, puede ser la diferencia entre la vida o la muerte.

Cuantas más estrategias de motivación tenga una persona para llegar al éxito mejor, y desde luego ser competitivo es una gran técnica de motivación, siempre la he usado en mi vida y solo me ha aportado resultados positivos. ¿Qué fracaso? Bueno, es mejor fracasar que no hacer nada, fracasando ya has tenido más éxito que los que no han hecho nada.

¿Te puedes obsesionar con la competitividad? Esta es una excusa bastante boba y es como sacada de la manga, un último recurso, una última excusa para no ser competitivo. También te puedes obsesionar con ser feliz, con querer tener un pingüino como mascota, con lanzar mecheros a vagabundos… Se va pillando la idea, ¿no?

Si NO ser competitivo te ha aportado NADA, pues prueba a ser competitivo, si lo que haces no te funciona, simplemente cambias. Si yo sigo siendo competitivo es porque siempre me ha funcionado.

La competitividad salva vidas

Esta frase es difícil de entender y ahora la explico bien. La competitividad cuando se desarrolla como yo he hecho no se desarrolla solo contra otras personas, se desarrolla en todo, siempre quieres ser el mejor y llegar lo más lejos posible en tu vida.

Pongamos por ejemplo que tienes una enfermedad como el SIDA, y lees por algún sitio que un enfermo de SIDA ha vivido hasta los 90 años, teniendo durante 50 años SIDA (estamos hablando de un caso hipotético, realmente no se cuanto viven los enfermos de sida), si tu lees eso, empezarás a tener esperanza y sobretodo mucha motivación, si encima eres competitivo estarás luchando cada segundo de tu vida por llegar a vivir hasta los 80 años.

No es lo mismo un tío que se rinde, que otro que piensa: «si alguien lo ha podido hacer, yo también, y más que él«, es chulería, Si, pero chulería competitiva que te llevará muy lejos, la competitividad hace que los enfermos luchen por sobrevivir, hace que las empresas ofrezcan mejores productos y de más calidad, la competitividad ha hecho que la raza humana avance a un ritmo imparable.

Sin competitividad no habría siglo 21

Si los humanos no se hubieran obsesionado por competir no estaríamos dónde estamos. Si los dos fabricamos ruedas y a mí me da igual que tu fabriques ruedas mejores estaremos 20 años vendiendo los mismos productos. Pero si yo quiero ofrecer un producto mejor que el tuyo investigaré y avanzaré hasta que haga ruedas mejores que las tuyas. Eso me hace a mi mejor persona, me da más experiencia en el tema y hace que el cliente al que se las vendo esté más satisfecho con el producto. ¿Quién se beneficia con la competitividad? La verdad es que todos. El que vende aprende y ayuda más a la gente. El qué compra, compra un buen producto que le servirá más.
La cara amarga de la competitividad son las luchas, guerras… Pero ahí no solo interviene la competitividad, ahí entran en juego cosas como: los celos, la envidia… y muchas otras cosas nocivas que han acompañado al ser humano y que este jamás ha tenido la suficiente inteligencia para estar por encima.

Pero claro está, para ayudar a todos siempre están los grandes pensadores, filósofos y psicólogos.

Sin competitividad no hay calidad

¿Recordáis los españoles los viejos tiempos de telefónica y los mierda de módem dónde pagabas un ojo de la cara por navegar como una tortuga? Eso ocurría porqué telefónica no tenía competencia y hacía lo que quería y le daba la gana. Por eso los estados prohíben el monopolio.

Que no haya competitividad es algo muy malo, ni se progresa, ni se avanza y la gente se quema.

Si los partidos políticos no se picaran y quemaran entre ellos no se esforzarían tanto por hacer las cosas mejores. Que alguien se imagine a los políticos apoyándose mutuamente y diciendo que todos lo hacen bien. Si ocurriera eso no se preocuparían cada segundo de su vida por hacerlo lo mejor posible, la competitividad les hace saber que si se equivocan en algo estará el partido político contrario ahí, listo para decir que ellos lo harán mejor y que el otro es nefasto para el país.

Así que señoras y señores… Si la competitividad es buena, muy buena, y me encanta abusar de ella y basar mi estilo de vida en ella.

Ser el mejor no es una opción, es una obligación.