La felicidad es mucho mayor cuando podemos compartirla, de ser posible con las personas amadas (familia, amigos, etc.), o solamente con nuestra pareja sentimental, si bien es cierto que hay alegrías que marcan profundamente nuestro ser, también es verdad que cuando somos capaces de compartir nuestro gozo, este se multiplica de forma exponencial, una alegría compartida no es dos veces más, sino la suma potencial de una serie de sucesos agradables y placenteros.
Los placeres de la vida son variados, pueden venir solos o acompañados, nuestra sexualidad es similar en este sentido, cuán cierto es el dicho de que «más vale solo que mal acompañado», y cuánto más el de que «para amar a otros, es indispensable saber amarse a uno mismo«.
Si podemos disfrutar tanto de nuestra propia compañía como de la de otra personas u otros más, los momentos alegres se ven, multiplicados y ampliados, en nuestra sexualidad ocurre algo parecido, puede ser muy placentera y satisfactoria a solas, pero sin duda el goce se eleva de manera cuantiosa si podemos compartirla con algún tipo de compañía y si es muy deseada, pues mejor.
Mucho se habla de la necesidad de aprender a comunicarnos de forma eficiente y eficaz, aprender a hablar de manera fluida y clara, es decir, en la necesidad de sacar diversos aspectos de nuestro interior, lo que posiblemente no mostramos al mundo; debemos aprender el arte de expresarnos, la capacidad para comunicar nuestras necesidades e inquietudes, de forma entendible y concisa, así como no sólo escuchar a los demás, sino saber escuchar lo que nos dicen, el ejercicio de esta capacidad sienta los cimientos para un mayor goce, no sólo sexual sino en nuestras relaciones interpersonales.
Lo que ocurre en el ámbito sexual, es sin lugar a dudas muy parecido, debemos de ser capaces de comunicarnos, hacerlo de forma habitual, acostumbrarnos a hacerlo, no es una tarea fácil, para ello debemos empezar por sincerarnos con nosotros mismos para poder mostrarle a los demás quiénes somos y que deseamos, adaptarnos, como sea, a expresar nuestras necesidades, deseos, sentimientos, fantasías, sin sentir culpa o reproche de nuestra parte, porque aunque suene irónico somos nosotros mismos quienes más nos criticamos y atacamos, al no tolerar lo que somos o podemos ser, aceptarnos tal cual y aprender a ser feliz con ello, nos abrirá el camino a una verdad mayor y una vida más tranquila en paz con nosotros mismos, así mismo, debemos de ser capaces, de escuchar a los demás, contemplarlos y si es posible ayudarlos si lo necesitan. ¿Qué hay de raro en esto? Más raro es no hacerlo.
El camino a la comunicación, en sí mismo, conlleva el disfrute sexual o de otro tipo y lo mejora, sin duda poder abrirte a los demás no es ni será una tarea sencilla, pero poco a poco, conociéndote primero, luego dándote a conocer, te será más fácil con el tiempo y la práctica, al grado que mejorarás cualquier relación que tengas o inicies, ser francos y transparentes es algo que la mayoría de las personas agradecen, mostrándose de igual forma, sin lugar a dudas comunicarnos de manera correcta, evita disgustos innecesarios y malos entendidos; como consejo para que cualquier charla se lleve a buenos términos:
- Habla con naturalidad, con un tono amable y nunca en un tono defensivo pues esto genera tensión e incomprensión.
- Aprende a darte entender, busca las palabras adecuadas que expresen lo que realmente piensas y sientes, pero siempre cuidando de no herir a la otra persona.
- Escucha con atención y nunca den nada por sentado hasta no haberlo corroborado, aunque suene tonto pregunta dos veces si es necesario.
- Sobre todo trata de ponerte en el lugar del otro, recuerda que no todos experimentamos de igual manera los sucesos, trata de comprender sus sentimientos y emociones.
Pero bueno esto es parte de otro tema que próximamente abordare de forma profunda o al menos lo intentare, espero les agraden mis artículos y cualquier duda o aclaración no duden en hacérmela saber con gusto les responderé.