¿Quién no conoce a alguna pareja, que tras un largo noviazgo una vez casados han roto al cabo de pocos meses? En muchas ocasiones, es cierto, se descubre que uno de los dos ha llevado una doble vida o está con otra persona. Que piensas, ¿para qué te casas entonces?. El hecho es que por este u otro tipo de problemas hay un porcentaje nada despreciable de parejas que no superan el primer año de convivencia.
¿Cómo puede ser que tras muchos años de novios descubras que tu pareja te es infiel cuando te casas? Por la misma razón que otros rompen por simples incompatibilidades de personalidad que tampoco habían visto antes. O que pensaban que podrían convivir con ellas pero la realidad es otra.
Puede que me digas que a parte de llevar mucho tiempo con tu pareja has ido de vacaciones y de fin de semana en repetidas ocasiones, que ya has dormido con esa persona muchas noches y despertado muchas mañanas. Pero no es lo mismo.
Cuando cada uno vive en su casa, con sus padres, y no tiene mayor problema o responsabilidad que estudiar o acudir al trabajo no tiene una visión real de lo que supone vivir con alguien por muchas vacaciones que hayan pasado juntos.
Cuando estamos de vacaciones no nos comportamos como lo hacemos en el día a día. Cuando estamos con la pareja, sobretodo al principio de la relación, no nos comportamos como lo hacemos en el día a día. Además del cambio de rutina y la ilusión que supone estar de vacaciones o fin de semana con tu pareja, de las ganas que teníais de hacerlo porque entre semana os veis poco, está el factor responsabilidad.
Vivir tú solo, con tu pareja, o con tu pareja y un bebé no tiene nada que ver con lo que hayas hecho antes con tu pareja. No solo influyen las personalidades de cada uno, de las que hablaré un poco más adelante, sino que tener un sitio donde vivir implica un montón de responsabilidades que no siempre son tomadas del mismo modo por ambos miembros de la pareja.
Para empezar, en lo que piensa todo el mundo es en el dinero. Vivir cuesta dinero, tienes que pagar la vivienda, los suministros y la comida. Tienes que tener la nevera llena. Además vas a tener que comprarte ropa de vez en cuando y puede que ir a la peluquería, por no hablar de que te gusta ir a comer fuera, algo que hacíais de novios muy a menudo, o viajar de vez en cuando.
Es muy posible que no puedas con todo ello. Que no puedas ir a la peluquería una vez a la semana, o al mes, como hacías hasta ahora y que él no pueda quedar con sus amigos para tomar algo cada día al salir del trabajo. Es posible que a alguno de los dos, si no a los dos os de por buscar la manera de ganar más dinero, cosa que implicará estar más rato fuera de casa y pasar menos tiempo con la pareja.
Eso es un problema si no lo llevas bien. La responsabilidad por no perder el trabajo también influye en el estado de ánimo de una persona.De repente tienes muchas más obligaciones y tu vida se vuelve muy seria. Evidentemente lo sabías, pero puede que cuando empiezas a vivirlo sea un poco asfixiante. El peso de la responsabilidad nos hace cambiar de humor demasiado a menudo.
A no ser que tengas mucho dinero y puedas permitirte personas que te ayuden en todas las tareas domésticas, vas a tener mucho más trabajo del que has tenido nunca. En muchos casos, cuando nos vamos de casa de los padres no hemos puesto nunca una lavadora. Ahora vais a tener que ponerlas, y limpiar suelos, ventanas, baños, cambiar sábanas de las camas…
Las tareas domésticas a algunas personas les gustan mucho, pero para muchas otras es una tarea de las más desagradecidas que hay. Nunca termina. Siempre hay algo que hacer. Cuando terminas de hacer algo tienes que volver a empezar. Recoges la cocina para que esté limpia unas tres veces al día. Tienes ropa nueva para lavar que aumenta día a día, hay que comer varias veces cada día… Todo eso día tras día, semana tras semana… Es ahora cuando empiezas a entender a tu madre.
Nadie es perfecto en todo. Si te gusta cocinar y eres imaginativa o imaginativo en la cocina puede que no te agobies de tener que pensar un menú distinto para cada día, pero puede que se te pase poner lavadoras y que cuando busques la ropa limpia no la tengas
Por no hablar del montón de cosas que hay que hacer en una casa para mantenerla, eso también implica llevar la contabilidad, estar al día de los pagos de todos los suministros, seguros, tarjetas de crédito…
Las personalidades ahora se muestran en todo su esplendor, ver a tu novio un par de horas al día no es lo mismo que verle las 24 horas. La teoría es muy bonita, pero nadie puede estar toda la vida fingiendo que es una persona perfecta. Todos tenemos cosas que ocultamos o que tratamos de ocultar en sociedad, pero cuando convives con alguien ves su verdadero yo. Puede que los cambios no sean muy grandes respecto a lo que ya conocías pero que aún y así haya algo con lo que sea muy difícil convivir.
Evitar la ruptura los primeros meses de convivencia es posible si hay mucho amor, si los dos tenéis capacidad para hablar y contarle al otro lo que sientes, se trata de tener empatía, entender al otro y tener la paciencia suficiente para que cojáis las riendas de todo lo que hay que hacer. Si se os hace una montaña, fijad pequeños objetivos. Los más importantes primero, a medida que vayáis perfeccionando podréis ir añadiendo más objetivos hasta llegar a controlar todos los aspectos de la convivencia.
Y sobretodo, lo importante es que hay que asumir que vuestro estado ha cambiado, ya no sois dos personas solas sino un equipo, una unidad familiar, vuestro objetivo debe ser el mismo, el respeto es básico, así como la comunicación. Se trata de detectar los problemas antes de que se hagan demasiado grandes y entre los dos buscar la solución.