Cómo mejorar tu vida social

¿Eres tímido? Si es así, puede que sientas que tu vida social está limitada por este pequeño detalle. Eres buen amigo de tus amigos pero te cuesta conocer a gente nueva y relajarte en las situaciones desconocidas.

¿Has tenido una mala experiencia con tus amigos, por ejemplo? Cuando hemos vivido una situación de acoso en el colegio o el instituto, incluso en el trabajo ya no eres capaz de relajarte ante las nuevas situaciones con las que te encuentras. Has perdido toda la seguridad en tu propia persona. Cuando el acoso no es una simple enemistad con alguien en concreto sino que parece que todo el mundo se ha puesto de acuerdo para tratarnos mal, realmente llegamos a dudar de quienes somos y de si merecemos esto.

Por supuesto que nadie lo merece. Hay muchas causas por las que alguien se apunta a seguir a un acosador en lugar de ponerse del lado del acosado. Créeme, no fue culpa tuya. A pesar de eso ahora te cuesta relacionarte con los demás, ¿verdad?

Sea cual sea el motivo por el que tienes esa inseguridad en tus relaciones vamos a tratar de darte algunos consejos para darle la vuelta a esa situación y conseguir que te relajes en las ocasiones en las que estás con más gente y que poco a poco ganes seguridad para desenvolverte mejor en todas ellas. Cuando recuperes o ganes tu propia seguridad verás que cada vez es más sencillo ser una persona sociable.

Cómo mejorar tu vida social

Realmente será un proceso duro, que te llevará bastante tiempo pero que si cumples de forma habitual verás que termina compensando.

En primer lugar lo que tienes que hacer es practicar delante del espejo. Encuentra una manera de sonreír con la que te sientas bien. Aprende a mirar a los demás con interés y quédate en como son tus caras, cómo pones los músculos cuando lo haces. Esa cara agradable y relajada que te gustaría poner en cualquier tipo de situación.

Date la vuelta y pon la cara sin mirarte, gírate de nuevo y comprueba que estás sonriendo sin tensión, que tu cara está relajada, que tienes la imagen que quieras que los demás vean de ti.

Este punto parece una tontería pero es importante. ¿Te crees que  las actrices salen guapas en las fotos sin motivo? Ser guapo no es sinónimo de salir guapo en una foto. Quién no conoce a alguien que siempre sale mal y que dice que no es nada fotogénico? Es la tensión, la incomodidad que se nota en el rostro. Muchas actrices analizan sus fotografías, buscan una en la que se encuentren guapas y practican esa cara. Cuando alguien les va a hacer una foto siempre usan ese tipo de sonrisa.

Tú puedes hacer lo mismo. Practica tu mejor sonrisa y tu cara relajada hasta que te sientas cómodo.

Sonríe siempre a los demás. Ir por la vida con una sonrisa es uno de los mejores consejos que alguien te puede dar. En serio. Aunque no tengas motivos para sonreír. Con no tener motivos me refiero a estar serio, tener un mal día o simplemente no apetecerte. No quiero decir que cuando tienes un problema importante debas ir sonriendo por la vida.

Pero en general ir por la calle con una media sonrisa y cuando nos cruzamos con alguien sonreírle es una buena táctica. No te confundas. No estás seduciendo ni haciendo nada en ese sentido. Simplemente que si te cruzas con alguien en un ascensor, mientras le cedes el paso para que salga una sonrisa es el mejor acompañamiento.

Llegas a un sitio donde hay mucha gente? Llega sonriendo. Si alguien te mira, sonríele. Verás que es más fácil acercarse a alguien sonriente que a alguien que tiene cara de enfadado, de serio o de estar pensando en sus cosas.

Puede que tengas mucha riqueza interior y que tus propios pensamientos te alejen un poco de la realidad que te rodea pero para mejorar tu vida social es básico que estés aquí y ahora. Que vivas y sientas lo que pasa a tu alrededor. Y que lo hagas sonriendo, por  supuesto.

Bien, has aprendido a poner buena cara, a sonreír a todo el mundo, ahora es el turno de hablar con desconocidos. No hace falta que te vayas a un bar a hablar con el primero que pasa. Seguro que es un buen entrenamiento, si te vez capas de ello pero con hablar con alguien en la fila del súper, en la cola del cine o en la sala de espera del dentista tendrás suficiente.

Busca temas banales que puedas usar para hablar con cualquiera. El tiempo, por ejemplo. No seas pesado, simplemente es una manera de intercambiar palabras con alguien. Llegas, saludas, vaya qué calor. Y ya está.

Te contestarán, respondes y la conversación llegará hasta donde de de sí. Pero poco a poco perderás el miedo a hablar en público, a hablar con desconocidos y sobretodo se notará en el timbre de tu voz que no reflejará tensión y en que tus conversaciones serán más ricas.

Aprende a preguntar. No hace falta que cuando hables con alguien lo hagas siempre sobre ti. Por favor, ¡no lo hagas!. Aprende a preguntarle a la gente que le trae por aquí, qué opinan sobre determinada cosa, qué consejo te dan ante una situación concreta.

Escuchar a los demás y saber conducir las conversaciones es algo bastante difícil de conseguir. Necesitarás práctica y sobretodo analizar cómo ha ido  y cómo lo mejorarías.

Quedas con amigos y una vez vuelves a casa analizas qué has dicho, cómo lo has dicho, en qué punto se ha encallado la conversación y podrías haber hecho algo por mejorarla, qué podrías haber preguntado… Anota mentalmente, o lleva un registro escrito, como quieras. Pero toma buena nota de las posibles mejoras y aplícalas la próxima vez.

Tampoco te creas que tienes que estar hablando siempre. El silencio es bueno, aprender a estar en silencio sin sentirte incómodo es algo importante.

Y por último, a medida que vas ganando seguridad asegúrate de mirar a la gente a los ojos. No rehuyas sus miradas. Afianza la mirada con una buena sonrisa y tendrás mucho ganado.

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