El lenguaje del cuerpo es esa magia que todo el mundo espera encontrar. Ese misterio que todos quieren desvelar. Sacan el polvo de un libro titulado: «El lenguaje del cuerpo» y esperan con ello convertirse en unos maestros del lenguaje corporal.
Cuando a mis 20 años me empecé a interesar por el lenguaje del cuerpo me di cuenta de algo muy importante. Un libro no es la mejor opción para estudiar algo que es puramente visual. Eso es lo que pensé al leer los dos primeros libros. Uno que trataba del lenguaje corporal en los juicios dónde, prácticamente, no me enteré de nada porque describía los gestos.
Eso en si mismo carece de sentido, ¿Cómo te vas a imaginar los gestos de algo que tiene que ser exacto o como mínimo visual para que lo entiendas? Es como si te intento enseñar el lenguaje de signos sin poder enseñarte los signos y describiéndote como son. Es un sin sentido y una pérdida de trabajo enorme.
Así me quedé yo al terminar de leer el libro, pero, tonto de mí, seguí leyendo libros y libros, en parte porque no había nada más y, quizás algún que otro documental.
Llegué a la conclusión que aprender el lenguaje corporal con la información que hay en la actualidad es como intentar cazar cucarachas a petardazos. La información que me encontré sobre el lenguaje del cuerpo era inconclusa e inexacta.
El lenguaje del cuerpo y sus secretos
Visto el panorama decidí investigar por mi mismo, saliendo a interactuar con desconocidos y en base a mi comportamiento, analizar su lenguaje corporal. Si yo decía una frase 300 veces a 300 personas diferentes analizaba las diferentes reacciones y así, aprendí a distinguir entre unas reacciones y otras a base de interactuar e interactuar y de observar.
Salía a la calle, a pasear, centros comerciales y lugares abarrotados de gente para analizar su lenguaje corporal. Si miraba una dependiente analizaba todos sus movimientos y si bien la veía sonreír ante el cliente veía que, cuando giraba la cabeza le hacía una mirada a su compañera que aprendí que significaba: «Que coñazo de cliente» y así, averigüe como es y como se siente una persona en el momento más allá de la sonrisa o el engaño que te pueda hacer creer.
Aprendí grandes secretos que no vi en ningún libro, como por ejemplo, que tocarse la nariz cuando se da una respuesta no significa necesariamente que mienta, a veces solo significa que está nervioso o que le incomoda la pregunta, solo viendo otras señales como cruzarse en ese momento de brazos, esquivar la mirada, intentar cambiar de pregunta, podemos saber que le incomoda dicha situación, no tampoco por ser mentira sino por otros actos que aprendí a analizar para dar sentido a todo el conjunto del lenguaje corporal.
El lenguaje del cuerpo es sorprendente
La exactitud del lenguaje corporal se puede variar y modificar en ciertas situaciones. No existe exactitud a la hora de analizar el lenguaje del cuerpo, sino personas entrenadas en hacerlo y por ende, ahí radica la fiabilidad, en aprender más que en decir: «Esto significa esto» y «aquello otro significa esto».
Imagina en un juicio dónde el abogado de la acusación dijera: «Mira, se está rascando la nariz y mienta» y el juez dijera: «Tiene usted razón, es culpable».
No, el lenguaje del cuerpo no funciona así, hay que aprenderlo. Nosotros aprendiendo a ver los signos podemos interpretar y en base así actuar. En el ejemplo anterior si viéramos como el «presunto» culpable miente ante una pregunta, sabríamos que tenemos que indagar por ese lado para ponerle nervioso y hacerle confesar.
En cambio ante preguntas dónde demuestre seguridad sería mejor retirarnos. No podemos determinar que un gesto significa «x» o «y» pero si que podemos ver gestos y predecir que pueden significar esto u lo otro, basándonos en el contexto y buscando otras señales podemos saber con un 100% de fiabilidad que está maquinando o pensando la otra persona. Pero un gesto por si solo no significa nada.
Enseñamos todo esto al detalle en nuestro VIDEOCURSO de 5 horas de: El lenguaje corporal. Porque que alguien te mire a los ojos y tenga las palmas de las manos abiertas no significa que te esté diciendo la verdad, es más, muchos gestos vienen con el tipo de personalidad de una persona.
Las personas tímidas tenderán a tener gestos y una actitud corporal más cerrada, porque esa falta de confianza les hace ser así, pero eso no significa, ni de lejos, que sean menos de fiar o que mientan más, no tiene nada que ver. Por eso al analizar su lenguaje corporal deberemos analizar los gestos, el tipo de gestos y ver varios de ellos junto con el contexto para interpretar.
La magia del lenguaje del cuerpo
Pero más allá del lenguaje corporal de lo que me di cuenta es de que se podía hacer magia, por magia entendemos como algo sorprendente que no había visto y oido antes.
Cuando empecé a analizar el lenguaje del cuerpo me di cuenta que las personas lo usaban a la hora de influir en los demás. Cuando alguien te gira la cara significa que no está conforme con lo que dices u haces, una mirada seria y petrificante mientras cuentas cosas a tus amigos por parte de tu novia significa que no le gusta que airees las cosas familiares a los amigos.
Y así, vi que miles de personas usaban el lenguaje corporal (incluido tú) para variar el comportamiento de otras personas y ni siquiera se daban cuenta. Así que empecé a practicar todo lo que veía e insistí en ir más lejos. ¿Qué pasa si investigaba nuevas formas de influir mediante el lenguaje del cuerpo? Y así descubrí que determinados gestos, en el momento y contexto adecuado influyen de una manera tremendamente.
Parecer una persona mucho más confiada solo es cuestión de saber transmitir confianza, si en cambio quieres hacer parecer que un sitio para ir no está muy bien porque no tienes ganas de ir y es más fácil convencer indirectamente a la persona que directamente, también puedes lograrlo mediante el lenguaje corporal.
Y así el lenguaje del cuerpo se convierte en una poderosa herramienta para persuadir, seducir, influenciar y conseguir montones de cosas, sin ni siquiera abrir la boca.
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