Muchas veces nos deprimimos mucho en las festividades más importantes del año si no la pasamos al lado de nuestros seres queridos.
Por ejemplo en las épocas navideñas, las personas que siempre están solas tienden a deprimirse porque ven que todo el mundo está al lado de sus seres queridos, al lado de su familia. Y eso simplemente resulta insoportable.
Lo mismo sucede en la época de San Valentín. Muchos jóvenes y adultos se quedan sin pareja en esta época del año, quizás han roto con su pareja, quizás desde hace ya un buen tiempo están solos o quizás no han querido enamorarse por temor a sufrir alguna decepción amorosa pero ahora simplemente desearían tener una pareja en sus brazos.
En fin, hay tantos casos pero lo importante y tedioso es que ahora estás en un San Valentín sin pareja.
Nos remontaremos en la historia (hace muchos años 270 a.c.) cuando un emperador romano necesitaba reclutar soldados para su ejército y para ello prohibió el matrimonio entre ellos. Pero había un sacerdote llamado San Valentín quien casaba en secreto a las parejas enamoradas. El emperador se llegó a enterar y lo llevó a prisión. Fue allí cuando conoció a una mujer de quien se enamoró. Y justamente antes de ser ejecutado le escribió una carta en donde al final decía ‘’De tu Valentín’’ y, sí, fue un 14 de febrero.
¿Y para qué te cuento la historia? Sólo sigue leyendo, al final te darás cuenta de por qué te lo escribí.
El año pasado me encontraba en un día de San Valentín sin pareja. No recuerdo exactamente cómo me sentía ese día, pero había quedado con un amigo para conocer chicas que estuviesen solas y decidimos probar suerte en un centro comercial. Desde que había salido de mi casa hasta llegar al centro comercial vi, en más de una ocasión, a grupos de chicas que andaban solas. Sin ningún chico en sus grupos.
Una de ellas estaba hablando de películas de cine mientras estaba sentada a mi lado en el bus. Yo no me atreví a hablarle ni a ella ni a sus amigas. No sé cómo pero en ese tiempo no tenía la suficiente confianza como para hacerlo y la dejé ir.
Una vez que ya me había encontrado con mi amigo decidimos probar suerte por allí pero yo no me atrevía a hablar con nadie. No sabía qué era exactamente lo que me pasaba, sin embargo él podía hablar a cualquier chica de cualquier tema.
Lo jodido era que por todos lados se veían parejas y era difícil ver a alguna chica con su amiga, y mucho menos sola. Sí, lo admito, ese día quizás la desesperación y el miedo me ocuparon mi ser interior pero mi amigo me motivaba, me animaba a que soltara mi verdadero potencial.
Aun así toqué fondo. Cuanto más intentaba levantarme el ánimo, más me daba cuenta de que ese día fue terrible para mí.
Estaba muy desanimado ese día. Pero justamente cuando ya se iba la esperanza, cuando estábamos a punto de irnos, mi amigo localizó a tres chicas comiendo helado frente a nosotros y él me dijo: ‘’¡Vamos!’’, y yo en mi mente tenía el pensamiento: ¿Pero para qué? Si igual no va a pasar nada…
Pero estuve totalmente equivocado.
Mi amigo entró con una pregunta bien interesante y ellas respondieron muy receptivas. Nos cayeron bien casi inmediatamente. Luego empezamos a hablar sobre nosotros y también sobre ellas. En qué lugar habían estado, qué planes tenían. Después mi amigo se puso a hablar con una de ellas y yo me quedé con las otras dos. Y no se me ocurrió de qué hablar, mi amigo tenía todos los temas en su mente. El chico vino bien preparado, en cambio yo no, pero se me ocurrió algo bien interesante: ¡Contar la historia de San Valentín!
Y les conté la misma que te escribí al comienzo del artículo. (Ahora ya sabes para qué te puede ser útil)
Lo interesante fue que salí muy contento ese día, a partir de ese día tuve una nueva visión de las personas, especialmente de las chicas. Y todo gracias a ese amigo, y todo eso fue gracias a ese día de San Valentín sin pareja.
No me puse triste, no estuve mal, tampoco me quedé en casa lamentando mi soledad ni nada por el estilo. No me puse a hacer algo que la gran mayoría hace: esperar que el amor de sus vidas llegue hacia donde están ellos, que los rescate del oscuro mundo en el que se encuentran.
No, lo que yo hice fue salir y buscar lo que tanto quería. Y es así como acabé en un buen día de San Valentín sin pareja.
No porque estés sin pareja en un día de San Valentín significa que tienes que estar encerrado en tu casa. Al contrario, tienes que salir más que nunca a buscar lo que tanto quieres, pero siempre que tengas un buen propósito interno, que es mejorar tu autoestima, tu confianza y sobre todo, tu atractivo personal.
Para que este San Valentín no estés triste, molesto o aburrido, tienes que tomar acción desde hoy mismo. Yo he estado saliendo la semana pasada y justamente hablé con unas chicas sobre el tema de San Valentín. ¡Hace una semana, cuando recién empezaba febrero! Tienes que aprovechar estos días para conocer a personas del sexo opuesto para encontrar tu media naranja.
Ya sea si eres hombre o mujer no puedes dejarlo en manos del destino para que alguien venga a salvarte. Tienes que ser tú quien vaya a por lo que quieres. Seguramente ya quieres pareja, entonces tienes que mejorar tu atractivo personal, y para ello no estaría nada mal aprender seducción.
Si no sabes seducirte ni a ti mismo entonces tienes un serio problema que debes solucionar a partir de hoy. Porque el problema no es que tengas un San Valentín sin pareja, el problema está en que tienes que volverte más atractivo a los ojos de las personas que están a tu alrededor para que tengas a alguien a tu lado con quien puedas compartir momentos de tu vida maravillosos.
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