Empezamos el jueves pasado con esta serie de artículos sobre emociones y empatía. Ya vimos que para tener empatía con los demás es básico tener un control y un conocimiento de las propias emociones. La empatía es lo que te permite ponerte, como se dice habitualmente, en la piel de los demás. Entender lo que sienten y poder actuar en consecuencia.
Muchas veces crees que los demás sienten lo mismo que tú ante las mismas situaciones, pero no es así. Solo siendo capaz de tener empatía conseguirás una relación equilibrada a nivel emocional. Las personas que no escuchan a sus propias emociones no son capaces de escuchar o leer, llámale cómo quieras, las de los demás.
Lo más recomendable, es que empieces siempre por tus propias emociones, no las temas. Son totalmente naturales, necesarias y no te convierten en alguien débil sino en alguien que sabe escucharse a sí miso y a los demás. Para conocer las emociones y hacer todo este trabajo que recomiendo en esta serie de artículos sobre emociones y empatía deberías leer nuestro libro Cómo convertirse en un maestro de las emociones.
Emociones y empatía: todo que ver
Para poder tener empatía ya hemos dicho que es básico el conocimiento de las emociones y de su forma de expresarlas. Para ello necesitarás practicar los siguientes puntos:
Conocer las emociones básicas
Sobre esto escribimos un artículo no hace mucho, que te recomiendo leer: Emociones básicas. Verás que son fáciles de entender y expresar. Si no controlas las emociones básicas en ti mismo, no vas a poder entender a los demás cuando las sienten.
Para ser una persona con empatía no te basta con entender a los demás cuando sabes que sienten una emoción determinada, porque te lo han dicho, por ejemplo. Se trata de ser capaz de reconocer qué sienten sin necesidad de que te lo digan. Para ello es necesario el conocimiento profundo de las emociones básicas.
Conocimiento de lenguaje corporal
Las emociones no siempre se expresan de palabra, pero nuestro lenguaje corporal suele variar en función de lo que sentimos y de lo que queremos expresar y guardar para nosotros. El lenguaje corporal puede ayudarte a interpretar lo que siente alguien que no te lo dice.
Tenemos muchos artículos en este blog sobre lenguaje corporal, te recomiendo leerlos y participar en nuestro curso específico para conocer todo lo posible sobre el tema, ya que va mucho más allá de poder “leer” las emociones de los demás.
Identificar las propias emociones, cada una con su nombre
No solo se trata de las emociones básicas, tenemos muchas más emociones, mezcla de algunas de ellas, emociones más complejas. Es necesario ser capaz de reconocer lo que te pasa y de ponerle nombre. Ese es el primer paso para aceptar las emociones.
A menudo nos negamos a nosotros mismos lo que sentimos, nos queremos convencer de que estamos enfadados cuando en realidad estamos frustrados o sentimos envidia cuando decimos que estamos contentos por el éxito de otra persona. Engañarnos a nosotros mismos en ese sentido puede funcionar ya que realmente consigues hacerlo y creer que sientes lo que no sientes. Pero eso no da lugar a una mejor situación sino a una gran confusión que te lleva a actuar de forma no recomendable.
Ignorar las emociones no tiene sentido ya que si están ahí es por una necesidad. Es como sentir frío cuando necesitas abrigarte o sentir calor cuando necesitas ponerte en la sombra. Negar que hace frío o que hace calor sólo te puede traer problemas en forma de enfermedades y complicaciones.
Las emociones son el termómetro de lo que ocurre en nuestro entorno reflejado en nuestros sentimientos. Negar lo que sentimos no nos ayuda a solucionar ni a superar las distintas situaciones con las que nos encontramos.
Gestionar las emociones
Después de identificarlas es necesario hacer todos los pasos necesarios para que esa emoción siga su camino y no se quede estancada dentro de nosotros. Por lo que no nos podemos limitar a ponerle nombre a nuestras emociones sino que tenemos que gestionarlas de forma adecuada. Esto implica aceptar lo que sentimos y dejar que nos abandonen. Un problema que tenemos frecuentemente es quedarnos estancados en una emoción, ya sea considerada positiva o negativa. Si sólo vivimos esa emoción estamos cerrando la puerta a sentir otras cosas. Cada emoción debe tener un lugar y un momento y después dejar paso a la siguiente. Somos emociones así que después vendrá otra que, posiblemente, cambiará de nuevo nuestro estado de ánimo.
Algo que tenemos que tener en cuenta cuando sentimos cosas que nos resultan desagradables es a no sentirnos culpables o mal por sentir lo que sentimos. De toda emoción y experiencia negativa podemos extraer un conocimiento o un aprendizaje. Así que o ganas o aprendes, no hay otra.
Aprender qué hacer con las emociones de los demás.
El paso final para la empatía es aprende a entender las emociones de los demás y una vez sepamos de qué emoción se trata debemos ser capaces de actuar en consecuencia. La empatía es precisamente esto, ser capaces de ponernos en la piel de la otra persona y saber qué necesita.
No se trata de lo que necesitarías tú en el caso de pasar lo que ella pasa sino de dar lo que la otra persona requiere. Cada uno es como es y si tú hasta ahora no has sido una persona excesivamente emocional es posible que te sorprenda cómo actúan los demás. No se trata de que lo entiendas ni de que lo veas lógico sino de que aprendas los comportamientos socialmente aceptados y puedas ponerlos en práctica cuando los necesitas ya que no se trata de ti sino de los demás.
Para todo esto, como puedes ver es imprescindible un conocimiento profundo de las emociones y una aceptación de todas y cada una de ellas. Para aprenderlo todo y poder incorporar ese conocimiento a tu vida te recomiendo nuestro libro Cómo convertirse en un maestro de las emociones.
creo q tengo demasiada empatía y esto me hace intentar q los demás sten bien pero llega un momento q siento vacio emocional.