Los límites en la relación de pareja

En toda relación interpersonal existen los derechos, obligaciones y por supuesto los límites. Quién no ha escuchado el proverbio «los derechos de uno terminan donde empiezan los del otro» si bien este dicho es aplicable a todo tipo de relaciones humanas, nosotros también lo tomamos como parte fundamental de una relación en pareja, los limites son sin duda muy importantes para un buen desarrollo de la convivencia en pareja.

Poner límites no es malo, de hecho demuestra madurez en la pareja que está dispuesta a someterse y confiar en el buen criterio del otro, de ahí que es importante saber limitar una relación, aprender que cuanto más pides, más debes dar.

Los limites se expresan en todos los sentidos, desde el trato en pareja a la convivencia misma, un caso práctico de límites es el que se da cuando uno de los elementos de la pareja sale con sus amigos o amigas de juerga en una noche, el limite lo pone por una parte la esposa por ejemplo al dejar en claro una hora de llegada, digamos 2:00 AM, y el limite lo pone el esposo al decir que no quiere llamadas telefónicas de ella preguntándole dónde y con quién está, claro que este caso de límites debe ser expresado con anterioridad y en un entorno de madurez al hablar y obviamente hablamos de parejas que no han tenido problemas de infidelidad.

Desconfianza

No es fácil poner límites en una relación si la desconfianza se hace presente, los celos y las inseguridades hacen muy difícil la convivencia y por supuesto si uno o los dos integrantes del binomio sentimental son digamos algo coquetos, los miedos hacen prácticamente imposible un sano desarrollo de la relación.

Cuando intentas poner límites a tu relación durante una pelea por lo general no eres objetivo y pides mucho más de lo que estás dispuesto a dar, así que mejor ve con cuidado con lo que pides, sobre todo por que cuando uno cede ante las peticiones del otro, este debe estar dispuesto también a ceder ante alguna petición que se le haga.

De esta manera el equilibrio de la pareja se mantendrá nivelado, es como la dichosa ley del intercambio equitativo «para recibir algo valioso debes estar dispuesto a ofrecer algo del mismo valor«, claro esta que no estamos hablando de una batalla de «por que yo hice tal cosa tu debes hacer esto», pues de este modo lo único a lo que llegaremos es a un estira y afloja sin final.

Si estas reglas sólo responden a nuestro egoísmo, llenando nuestras expectativas sin pensar en las consecuencias que pueden traer nuestras exigencias en la otra persona, esta relación terminaría por ser unilateral y con el paso del tiempo podrían crear una relación co-dependiente o el final de la misma.

Siempre repetimos que una relación de pareja como su nombre lo dice, en su interacción y dinámica debe ir siempre en pos de la integridad y superación de las dos personas involucradas, para poder funcionar con eficiencia, ya sea en el ámbito amoroso, en el de la comunicación y sobre todo en el se la convivencia.

Para que un grupo de personas funcionen como un equipo, ya sea de trabajo o en deportes, los roles deben estar siempre bien establecidos así como las posibilidades de interacción entre estas personas, lo mismo pasa cuando dos personas deciden mantener una relación amorosa, pero casi nunca antes o durante de la relación acostumbramos a mirar nuestro «amor» como una estructura que es posible administrar.

Si tuviéramos la suficiente madurez emocional para no dejar empañar nuestro juicio por el sentimentalismo, pudiéramos ver nuestra «relación» como una maquinaria que es posible afinar,  optimizar y darle mantenimiento. Tendríamos entonces la capacidad de identificar los malos engranajes, las piezas faltantes y poder dar manos a la obra en repararla y dejarla funcionando como reloj de alta precisión.