Lo que todos sabemos sobre la vida y el amor

Hoy quiero hablar un poco de todas aquellas cosas de las que somos conscientes pero que no aplicamos. Es lo que todos sabemos sobre la vida y el amor. Cuando alguien nos lo dice, lo vemos como lo más natural del mundo. Está claro. Entonces ¿por qué no lo aplicamos a nuestra vida diaria?

Si lo que quieres es vivir feliz la vida y ser feliz con tu pareja habrá una serie de cambios que tengas que realizar. La mayoría lo dejamos para mañana, no es que pensemos que es algo que haremos en un futuro muy lejano sino que lo tenemos en cuenta pero lo dejamos para el día siguiente. 

Tenemos que valorar qué es lo que realmente nos importa en nuestras vidas y ver si estamos siendo consecuentes a ello, es decir si vivimos la vida como la queremos. Puede que estemos trabajando mucho para ganar dinero pero que si valoráramos o puntuáramos los distintos aspectos de nuestra vida veríamos, tal vez, que el dinero es menos importante que la pareja y, en cambio, dedicamos más tiempo a ganar dinero que a estar con la pareja.

Y con esto no te quiero decir que tengas que dejar de trabajar, sino que es bueno saber qué queremos en nuestra vida, a qué le damos realmente importancia y a qué no y vivir de forma consecuente a nuestras necesidades y nuestros ideales.

Siguiendo con el ejemplo del dinero, si eres sincero contigo mismo y te das cuenta de que le das mayor importancia al dinero que al tiempo que puedas pasar con tu pareja, eso debería bastarte para dejar de sentirte culpable por no estar pasando tanto tiempo con ella. Vamos a empezar a asumir qué es lo que queremos ya disfrutar cuando lo conseguimos. La insatisfacción crónica, lo hemos visto en otro artículo hace poco, es muy negativa.

Si, por el contrario, ves que tu pareja, tu familia y el tiempo de ocio tiene un peso mucho mayor que el dinero tendrás que buscar la manera de compensar todo esto. Puede, como nos pasa a muchos que no haya manera de trabajar menos, aunque le demos poca importancia al dinero hay una serie de gastos mínimos que hay que afrontar y de los que no puedes prescindir.

Pero siempre puedes prescindir de hacer otras cosas. Si tu tiempo libre no lo dedicas al cien por cien a lo que lo quieres dedicar o repartes mal tu tiempo, ahora es el momento de cambiarlo. Dedícate a lo que realmente te importa y te preocupa.

La gente que trabaja con enfermos terminales, se ha escrito ya algún libro sobre el tema, destacan que casi todas las personas tienen una serie de sentimientos similares acerca de cómo han llevado su vida. Muchos de ellos lamentan no haber pasado más tiempo con su familia o haber permitido que discusiones absurdas les separaran de alguien.

Lamentan haber trabajado demasiado y haber pasado poco tiempo con su familia. Se puede prescindir de muchas cosas. No todo lo que tenemos es necesario, en cuanto al dinero se pueden hacer muchos cambios para poder disfrutar del tiempo de otra manera. Piensa en esa situación extrema de la que hablaba antes, si fueras a morir y miraras hacia atrás qué te haría sentir más orgulloso: ¿haber podido comprar un coche nuevo cada cuatro años o haber tenido el tiempo necesario para jugar con tus hijos cuando fueran pequeños?

Y no seremos conscientes de todo ello si nos planteamos  cómo veríamos nuestra vida en el momento de morir. Piensa por ejemplo en la infancia de tus hijos. ¿Cuántos años te van a necesitar al 100%?, ¿cuánto tiempo van a querer ir por la calle cogidos de tu mano? ¿Cuánto tiempo podrás jugar con ellos en el suelo sin que tengan nada más importante que hacer que estar contigo?

Con tu pareja pasa exactamente lo mismo. Dentro de cinco años, ¿qué importancia tendrá la discusión que estáis teniendo ahora?

Hay que saber valorar lo que nos interesa y tratar de adecuar nuestra vida a lo que queremos hacer. Empieza hoy, no lo dejes para mañana. Si sientes que tendrías que pasear cogido de la mano con tu pareja hazlo hoy. Siente hoy esa sensación.

Pide perdón a aquel que dañaste. Piensa en el tiempo que habéis perdido. No te vayas nunca a dormir enfadado con alguien. No dejes que las tonterías te separen de la gente a la que realmente quieres y aprecias.

Disfruta de tu pareja, vive la vida buscando el equilibrio entre las cosas que te importan, la felicidad se vive día a día, no se encuentra al final del camino. Cuando llega el final del camino lo que tienes que hacer es pensar si lo pasaste bien mientras duró el viaje. Así que valora lo positivo que tienes con tu pareja mucho más que lo que no tienes. Cambiar a alguien no nos dará la felicidad.

Piensa que por cada reproche que le haces, cada cosa negativa que le dices, realizas una muesca imaginaria en su corazón, o arrugas un papel. Aquella muesca ya no se va, como les pasa a las marcas que tienen los árboles. El papel arrugado ya no se desarruga. Por muy bien que lo hagas siempre quedarán marcas. Si al final consigues que no quede ninguna es porque has insistido en alisarlo sin volverlo a arrugar. ¿Verdad? Con los sentimientos que nos generan los reproches pasa lo mismo.

Dicen que por cada cosa negativa que le dices a alguien tiene que haber cuatro o cinco cosas positivas. No se trata de compensar, y buscar la manera de hacerle la pelota a alguien cuando le has hecho daño sino de pensar si realmente las cosas positivas las estás destacando. Lo más probable es que no, y posiblemente se deba a que ni siquiera eres consciente de ellas. Deja de pensar en lo negativo de tu pareja y piensa en lo positivo. Si estás con esa persona por todo lo positivo que tiene no dejes que lo negativo te ciegue.

Realiza tu propio análisis vital, piensa cómo estás viviendo la vida con tu pareja, qué es aquello que sabes pero que no aplicas y empieza a aplicarlo hoy. No dejes para mañana lo que puedes hacer hoy, creo que es uno de los refranes más sabios que puedes encontrar.

Sé feliz. Y hazlo hoy. Carpe Diem.