Hoy voy a pedirte que realices un ejercicio un poco duro, algo que suele angustiarnos mucho, hoy voy a pedirte que imagines que vas a morir en 6 meses. Seguro que alguna vez te lo has planteado, da muchísimo vértigo ponerse frente a tu propia muerte. Solemos sentir miedo y mucha pena por lo que no vamos a poder vivir. Muchas personas se preguntan qué hay después de la muerte, no vamos a entrar a valorar opciones religiosas, solo te diré que lo que pasa después de que uno muera es que la vida continúa. Después de la muerte lo que hay es lo de siempre, sólo que tú ya no estarás allí.
El artículo de hoy no pretende hacerte sentir mal, o sí, no vamos a engañarnos. Tengo la seguridad de que parte de la angustia que sentimos cuando imaginamos o nos planteamos que podríamos morir se debe a que somos conscientes de que no estamos viviendo la vida que queremos. Nos damos cuenta de que nuestras prioridades deberían ser diferentes, que aunque tengamos objetivos claros, lo que hacemos no responde a esos objetivos sino a otros.
Enfrentarnos a nuestra propia muerte nos ayuda a ver con claridad qué es para nosotros la felicidad. Y es que la felicidad se encuentra detrás de lo que realmente importa. La felicidad está al alcance de tu mano, es fácil de conseguir y no la encontrarás detrás de cosas materiales. La felicidad es mucho más que la seguridad o la satisfacción económica. Sobre la felicidad se habla constantemente pero casi nadie sabe explicarte cómo conseguirla, cada uno la consigue a su manera, pocos la disfrutan ya que no la reconocen y no saben describirla, mucho menos explicarte cómo lograrla. Pero también es algo que se ha estudiado mucho y sobre lo que se han escrito buenos libros, pero te voy a recomendar un vídeo, en el que Domenech habla sobre lo que ha aprendido de la felicidad en esta vida llena de obstáculos que le ha tocado vivir. Compra su vídeo curso Cómo ser feliz y disfrutar de la vida.
Ahora vayamos a la prueba dura que quiero que realices hoy o cuando te sientas preparado para hacerlo. Imagina que vas al médico y te dice que te pasa algo que va a llevarte a la tumba en medio año. O que alguien, con toda seguridad, te demuestra que dentro de 6 meses vas a sufrir un accidente mortal de coche.
No te plantees qué pasará cuando ya no estés. Plantéate qué quieres hacer estos 6 meses. Siempre has soñado con tener un coche deportivo, ¿irías a gastar tus ahorros para comprar ese coche y disfrutarlo durante los últimos 6 meses de tu vida? Probablemente no. Sabiendo que vas a morir ese coche deportivo con el que sueñas, o ese apartamento de cinco habitaciones, o ese trabajo en una multinacional van a dejar de ser importantes.
No voy a decirte qué es para ti lo importante. Te lo va a decir este ejercicio que realizarás hoy en el que tratarás de sentirte igual que te sentirías saliendo de la consulta del médico en el que te han dicho que vas a morir. ¿Qué te dolería no haber hecho? ¿Qué crees que habrías hecho de más?
Voy a contarte una anécdota, este ejercicio que te propongo hoy, yo lo viví en primera persona. Vivía uno de los mejores momentos de mi vida, uno en el que tienes que ser, y lo era, absolutamente feliz. Pero tuve un problema médico que me llevó al hospital en ambulancia, algo que había dejado pasar durante unos días pero que no mejoraba y que alarmó a los médicos del pueblo.
En el hospital me hicieron pruebas y, aunque no eran determinantes, varios médicos me dijeron que estaba muy jodida. Aparentemente había sufrido varios infartos pulmonares que estaban necrosando ambos pulmones. No quisieron aclararme si me iba a morir o tenía algún tipo de cura, pero en sus caras vi que la cosa no pintaba nada bien.
Pensé que no salía del hospital. Y pensé en lo que había dejado en casa, lo más importante de mi vida. A pesar de ser una persona que vivía de forma consciente, sin llevar una vida excesivamente material y que doy importancia a cosas como perseguir mis sueños, en ese momento pensé que no había dedicado suficiente tiempo a la gente que quería.
Una prueba de varias horas hizo que los médicos vinieran alegres a decir que era una falsa alarma, parece ser que tenía un tipo de neumonía atípica, sin síntomas (sin fiebre y sin tos) con dolor, pero no tan alarmante como debería ser con la extensión que tenía en mis pulmones, ellos no creyeron que fuera neumonía porque yo había hecho vida normal durante un montón de tiempo sin apenas quejarme y dieron casi por sentado que solo podía ser un infarto pulmonar. Por suerte no lo era, estuve unos días en el hospital y me curé mucho más rápido de lo que esperaban los médicos.
Eso me puso cara a cara contra la muerte, contra lo que yo perdía, contra lo que lamentaba no haber hecho, y desde luego no era vivir en una casa más grande ni tener un trabajo mejor.
Han pasado varios años ya y aunque el efecto al principio fue impactante se ha ido diluyendo con el tiempo, no obstante de vez en cuando recupero ese sentimiento para pensar en lo que realmente importa. Es eso lo que te va a llevar a la felicidad.
Lo que realmente importa es lo que sientes que no has hecho cuando te quedas sin tiempo. Nadie llorará antes de su muerte por no haberse podido comprar el coche que quería, pero tal vez sí lo hará por no haber escrito ese libro con el que soñaba, por no haberlo intentado. Y sin duda sufrirá y se arrepentirá de no haber pasado suficiente tiempo con la gente que quiere, de no haber dado lo mejor a todas esas personas, y eso incluye tiempo.
La felicidad es mucho más fácil de alcanzar de lo que te imaginas, deja que te lo contemos en nuestro vídeo curso Cómo ser feliz y disfrutar de la vida.
Excelente , llevo años admirando tu trabajo ! Sigue así, ayudando a personas como yo , que tienen sueños por delante.