Hoy quiero daros algunos consejos para ganarte a los hijos de tu pareja. Tendremos varias situaciones posibles, así que el sentido común debe prevalecer siempre ante todo. No es lo mismo ganarte a un hijo (o hija) de madre soltera, que nunca ha tenido una figura paterna, que ganarte a la hija de la una mujer que se ha separado del padre de la criatura para estar contigo.
Lo que recomiendo es intentar seguir el ritmo que demande cada niño pero sin caer en su tiranía. Los niños pueden ser muy tiranos, como cualquier otra persona, no es que sean especialmente tiranos y dejemos de hacerlo al cumplir la mayoría de edad.
¿Son tiranos los niños?
Creo que esto merece una pequeña explicación, y con ella podrás aplicar el resto de consejos. Los niños están aprendiendo. Lo hacen mucho más que los adultos, tienen esa parte del cerebro totalmente activada y absorben todo lo que ven. Aprenden constantemente de cada pequeño detalle, aunque nos parezca irrelevante. Por eso aprenden mucho más que los adultos a ser manipuladores. El problema es que a menudo cumplimos sus deseos para no tener consecuencias desagradables, un niño que llora y grita puede conseguir muchas cosas más que uno que se conforma. Por tanto, ellos aprenden que llorar funciona. No son ellos los que deciden ser así, sino que es un sistema de prueba y error. Si algo les funciona siguen haciéndolo. Por tanto la “culpa” no es de los niños sino de los padres.
Tener niños es incómodo. Muchas veces. Requieren atención, tienen dudas, se hacen daño, sienten miedo… Necesitan que estés por ellos, y a veces los padres necesitan silencio, descanso, desconexión… y los niños no lo permiten. Por eso, y or muchas otras cosas, cedemos a sus deseos y enseñamos lo que no debemos.
Dicho esto, tenemos que intentar respetar los ritmos que necesita cada niño en lugar de imponerle nada, pero no podemos permitir que jueguen y nos manipulen.
Empezar poco a poco
Sea cual sea tu situación, para poder evaluar el ritmo que necesita cada niño y que todo sea lo más natural posible, lo más recomendable es empezar a conocer al niño poco a poco, si puede ser fuera de su ambiente habitual. Es decir: no le presentes a tu nueva pareja mientras desayunáis después de haber pasado la noche juntos o se lo impongas en una cena y después se queda a dormir. Mejor quedar para ir a tomar un helado y pasear. Con esto te aseguras que el niño centra su atención en otras cosas y que no se siente invadido.
Trata de hablar el lenguaje del pequeño
Adáptate a la edad que tiene y no impongas nada. Inténtalo, no seas tan crío como él y si te rechaza dale tiempo antes de volverlo a intentar, pero no te muestres ofendido o enfadado. Siempre tienes que ser comprensivo y buscar la complicidad del crío. Así que puedes apoyarle en algo que su madre no ve demasiado bien, sin inmiscuirte en su educación, o puedes compartir algo especial, algo que te guste a ti y al niño pero no a la madre. Complicidad.
Amistad y respeto
Gánate a niño hablando con él a su nivel y siendo siempre amable y paciente pero no permitas que te falte al respeto. Tienes que encontrar un equilibrio entre el amigo que juega y el adulto responsable ya que si sólo juegas con él no vas a conseguir que te obedezca y te respete cuando las cosas se pongan feas. Siempre tienes que ser tú el adulto y ser el que pone los límites dice basta. Por ejemplo, si hacéis una guerra de almohadas, tienes que gritar con el niño, pero decir basta antes de que la cosa se ponga demasiado escandalosa. Siempre serás el adulto, aunque le cortes el rollo. Puedes seguir jugando con él pero a otro nivel, ya has hecho de adulto y puedes seguir haciendo de crío pero más comedido.
Comprensión ante la nueva situación
Si no tienes hijos todo esto puede parecerte raro. Cuando uno tiene hijos con su pareja, aunque solo sea el tiempo del embarazo, han tenido algunos meses para pasar tiempo juntos y disfrutar el uno del otro. Cuando te enamoras de alguien que tiene hijos y vive con ellos todo el tiempo, tienes que tener paciencia puesto que ellos son lo primero. Posiblemente no tendrás tanto tiempo ni tanta intimidad como necesitas, pero es lo que hay. Tienes que aceptar que eso es lo que tienes y que portarse mal con el niño, en el sentido de dejarle mucho de lado, pedirle mucho que se vaya a su habitación o dejarle con canguros puede ser peor a largo plazo. Generará problemas de inseguridad, falta de autoestima en el crío y rechazo a la nueva persona que ocupa el corazón de su madre.
Acompañar sin inmiscuirse
Cuando empiezas una relación y estás en fase de conocer al hijo de tu pareja tienes que aceptar que tu pareja es la que se encarga de la educación del pequeño. Como hemos dicho antes, tienes que ser su amigo sin perder su respeto y tienes que recordarle que eres el adulto. Pero no deberías tomar medidas represoras contra el niño sino dejar que sea su padre o su madre quien lo haga. Si se tiene que castigar, no puedes hacerlo tú. Por lo menos hasta que no vivas con esa criatura, cosa que no recomiendo hacer de buenas a primeras y si no hay más remedio, deberías ir tomando las riendas poco a poco. Empezando como te cuento aquí y formando parte de la familia de forma gradual, sobre todo en el tema de castigar o de imponer tu opinión. Es el hijo de otra persona a quien más o menos le ha funcionado su sistema educativo hasta ahora y eso tienes que respetarlo. Sobre todo si quieres mantener el amor de tu pareja, respeta siempre sus decisiones y poco a poco puedes ir tomando más responsabilidad.
Que no castigues no significa que no puedas regañar, sin gritos, y llamar al orden. Si le habla mal a su padre o su madre o lo hace contigo debes decirle que eso no está bien, del mismo modo que no le dejarías cruzar la calle sin mirar.
Si sigues estos pasos el niño te irá conociendo poco a poco y tú a él, o ella claro, y todo será mucho más natural. Pronto seréis una familia. La clave es respeto y comprensión.