Cuando quieres conquistar a una mujer es fácil encontrar consejos sobre cómo enamorarla, cómo conseguir que se fije en ti, cómo tratarla para que se sienta especial… ¿Verdad? Seguro que miraste, quizás en este mismo blog, consejos para conseguir que tu chica, o el chico que te gustaba, se fijara en ti.
Entre esos consejos seguro que has leído cosas relacionadas con parecer interesante e interesado en lo que te cuenta la otra persona. Ser atento y educado, la higiene y el modo de vestir, los detalles con la otra persona, pensar en cosas que puedan gustarle para que hagáis juntos…
Cuando uno empieza a salir con alguien, cuando ya ha conseguido que la otra persona ponga su atención en él o en ella, es decir en ti, empieza la fase de consolidación. Tienes que convencer a tu nueva pareja de que eres lo mejor que le ha pasado en la vida. Hacer que se enamore perdidamente de ti y que seas una parte imprescindible de su vida.
No se trata de que la otra persona no pueda vivir sin ti, lo hacía antes de conocerte, sino de que pueda hacerlo pero prefiera hacerlo contigo. Estar en pareja no puede ser cosa de dependencia, pero ese es otro tema del que hablaremos en otro momento. Solo diré que una pareja se queda a tu lado con la libertad de poderse marchar a otro, se queda porque quiere, porque estar contigo es lo mejor que le ha pasado.
¿Y cómo llegamos a eso? Pues dando lo mejor de nosotros mismos, proporcionando buenas sensaciones a la otra persona, en quien al principio pensamos constantemente. Poco a poco la novedad se establece como lo habitual y las rutinas de pareja y el conocimiento mutuo sustituyen a la sorpresa de lo desconocido.
También es normal que nuestra intensidad baje, que por fin podamos volver a tener una actividad normal fuera de la pareja, es decir, podremos concentrarnos de nuevo en otras cosas, y no por eso hemos dejado de sentir interés en la otra persona, pero no podríamos aguantar el ritmo de los primeros días para siempre, ¿te imaginas qué estrés?
Poco a poco, la rutina se hace cada vez más pesada y los problemas de carácter de cada uno salen a la luz, incompatibilidades de personalidad, modos distintos de ver la vida… Los primeros meses de una relación so maravillosos y de repente dan paso a una situación de caos en muchas parejas que se sorprenden de lo complicada que puede ser la convivencia. Puedes llevar años de novios con tu pareja y cuando os casáis descubrir muchas cosas que no sabías del otro. Por no hablar de la gestión doméstica y del día a día, que eso complica las cosas casi a cualquier pareja.
El caso es que pasado un tiempo muchas personas empiezan a tener miedo de perder a su pareja, entienden que los cambios que se producen en su relación no van encaminados a hacer la pareja más sólida sino que se dirigen hacia la ruptura. Muchos y muchas se preguntan cómo hacer que no se desenamore, que no pierda el interés, que la pasión no decaiga, que todo siga como al principio.
Yo creo que cuando estamos en fase de enamoramiento todos, aunque no seamos conscientes de ellos, buscamos lo mismo en la otra persona. En esa fase somos como un escaparate que muestra lo mejor de cada tienda, es decir, de cada persona. Pero los precios están escondidos y lo que queremos ver cuando nos están enamorando son las etiquetas de lo que venden en la tienda, no de lo que ponen para adornar el escaparate, sino lo que cuesta realmente lo que venden.
En otras palabras, todos mostramos más de lo que somos, sacamos nuestro arsenal y lo ponemos todo a disposición de la otra persona en muy poco tiempo, se lo damos todo y más para convencerla de que tiene que entrar en la tienda, pero lo que mira la otra persona a parte de lo atractivo e interesante que es lo que nos muestran es lo que hay realmente dentro, el precio, saber qué quedará cuando esta ase se haya evaporado, cuando ya no luchemos por enamorar y quitemos el aparador o escaparate y solo quede la persona, tal cual es día a día.
Por ello, buscamos que tenga cosas positivas y que se lo trabaje para enamorarnos pero queremos intuir qué hay detrás de todo eso, qué es la esencia real de esa persona. Y con eso decidimos si nos enamoramos o no, buscamos un futuro en las promesas de los primeros días. Buscamos que la esencia sea compartida.
Pero cuando pasa el tiempo y nos queda solo la esencia echamos de menos algo del escaparate. La emoción y el detalle. Obtener de tu pareja la máxima atención y los mismos gestos y mimos que los primeros días.
Es imposible mantener el ritmo de los primeros días, pero hay cosas de las que haces al principio que deberían formar parte de tu rutina posterior, si le has mostrado una mercancía después tienes que tenerla en stock. Piensa en un restaurante, vas un día y tienen platos fantásticos, pero todas las veces que vuelves, a pesar de estar en la carta no te los pueden servir y te dan otras cosas.
Con las relaciones de pareja pasa igual, lo que muestras al principio tiene que mantenerse para siempre, a menor intensidad si quieres pero para siempre.
Cuando estás enamorando a una mujer o cuando lo estás haciendo con un hombre lo que la otra persona quiere ver es lo que le espera el resto de su vida o cómo le vas a tratar cuando sea tu pareja. Lo que hacemos para enamorar es lo que deberíamos mantener para siempre. Pocos más secretos hay. Como siempre, respeto, atención, educación y mantener esas cosas que hicieron que tu pareja se fijara en ti. No cambies lo que le enamoró de ti si la otra persona no ha cambiado y trátala como el primer día, como si fuera el regalo más preciado.