La seguridad es algo que se demuestra con actitud. Esta actitud implica un determinado lenguaje corporal. Pero no solo lo vas a tener que demostrar con el cuerpo sino con lo que dices. Si tú dices una cosa pero tu cuerpo dice otra, no vas a demostrar ningún tipo de seguridad.
Sobre el lenguaje corporal no vamos a hablar demasiado hoy, ya que prefiero centrarme en lo que dices y cómo lo dices. Pero si quieres ser una persona que parecer ser lo que dice ser, deberás estudiar a fondo el lenguaje corporal.
Es probable que ya lo conozcas, pero si no es así, te lo recomiendo. No te pierdas nuestro vídeo Todo sobre el lenguaje corporal y cómo utilizarlo, para afianzar con el movimiento y los actos involuntarios de tu cuerpo lo que dices de palabra.
Para parecer una persona segura de sí misma, tienes que prestar atención al lenguaje corporal, eso te lo contamos todo en el vídeo. Fíjate que hay signos que se dicen con el cuerpo para transmitir que una persona está segura de lo que dice o de lo que hace. Pero no debes entrar en el terreno de la otra persona, su espacio corporal debe ser respetado o pasarás a invadirlo, y a ser algo más que seguro de ti mismo.
Un exceso de seguridad en uno mismo es fácilmente compatible con la arrogancia, cuando los demás tienen la sensación de que te sientes por encima de ellos, no te consideran seguro sino arrogante.
Si lo que quieres evitar es que los demás te tomen por algo que no eres debes cuidar no solo el lenguaje corporal sino qué dices y cómo lo dices.
Una cosa es hablar con seguridad y otra cosa es imponer las opiniones de cada uno. Saber respetar las opiniones de los otros marcará la diferencia entre tu seguridad y tu arrogancia. Hay que ser sensible y saber pasar de puntillas sobre ciertas cosas.
Saber respetar el turno de palabra y sobretodo saber escuchar las opiniones de los demás es básico si quieres caer bien a la gente y que tengan en cuenta tus opiniones.
Algo que creo que se debe evitar son las demostraciones de triunfo, sobretodo si implican hacer sentir mal a otra persona. No puedes ir por la vida diciendo «¿Ves? Te lo dije» o «te avisé» o «ya lo decía yo». Evita decir «siempre tengo razón» y cosas por el estilo.
La humildad es básica para cualquier persona, sobretodo si quiere tener buena relación con los demás, es por ello que es básico escuchar y aprender a reflexionar sobre lo que nos dicen.
Ser seguro no implica saberlo todo, dudar de lo que se sabe es el modo de mejorar constantemente. Si crees saberlo todo nunca vas a aprender nada. Y alguien que cree saberlo todo es, sin duda, arrogante.
Y déjame decirlo, alguien que cree saberlo todo está totalmente equivocado. Y aún diré más: es imposible enseñar nada a alguien que ya cree saberlo. Sea lo que sea. Si crees que tienes la verdad absoluta no vas a aprender nada. Y por supuesto no vas a cambiar tu modo de pensar.
La persona arrogante es aquella que no da su brazo a torcer, que se enfrenta a las otras personas con superioridad, que con su actitud hace sentir mal a los demás.
Lo más probable es que la persona arrogante tenga una falsa seguridad en si misma. Se siente inferior y para que los demás no lo noten finge todo lo contrario.
El resultado de querer demostrar demasiada seguridad es justo el contrario al que se busca, la gente duda de alguien que presume. Ya lo dice el dicho popular: dime de qué presumes y te diré de qué careces.
La persona segura no necesita demostrar ni afianzar lo que siente pues lo siente y está seguro de ello. No necesita ganar a nadie puesto que en su interior está conforme con lo que hace y lo que es. Así pues, para demostrar seguridad lo primero que debes evitar son las demostraciones exageradas de seguridad.
Si eres un experto en un tema en concreto y te apasiona, lo que debes intentar es saber más cada día, así que no menosprecies a quien te puede enseñar algo, aunque sea más neófito que tú en la materia. Que sepa algo que no sabes no significa que sepa más que tú. Las personas seguras de si mismas, cuando quieren ser las mejores en algo, aprenden de todo el mundo.
Saber ser reflexivo es importante, ya lo hemos visto, debes centrarte en mejorar lo que haces y lo que sabes. Quien aspira a ser mejor de lo que es lo consigue, y no por ello pierde su seguridad por el camino, al contrario, vive convencido de que está haciendo lo correcto, de que el esfuerzo se nota y de que cada día está más cerca de la perfección.
Aunque la perfección no existe. Que alcances determinado objetivo no implica que no puedas llegar todavía un poco más lejos. Las personas ambiciosas son las que marcan un objetivo tras otro. Las conformistas se quedan en el objetivo cuando lo consiguen. No van más allá.
La meta de tu vida tiene que ser ser un poco mejor cada día, estar dispuesto a aprender de tus errores. La arrogancia se demuestra cuando uno no sabe reconocer sus errores. Si te enrocas en una posición a veces es más complicado dar marcha atrás cuanto más tiempo pasa. Por ello, no imponer la seguridad es algo básico, y dejar abierta la puerta de la duda también.
No confundas ser una persona que se permite dudar con alguien que duda de todo, que no tiene ningún tipo de seguridad en las cosas. Tú puedes tener razón y saberlo pero no por ello tienes que imponerla.
Si alguien no quiere ver la realidad por mucho que se la impongas no la va a ver. Hacerlo es cuando te convierte al algo que no quieres ser. Respeta las decisiones y las opiniones de los otros y opina cuando te pregunten, si regalas opiniones cuando no te las piden lo más probable es que no sean bien recibidas, por mucha razón que tengas.
A todo esto tienes que añadir tu lenguaje corporal, saber demostrar con el cuerpo que lo que dices es lo que sientes, sin avasallar a los demás y sin interferir en su espacio corporal. Te lo contamos todo y mucho más en nuestro vídeo Todo sobre el lenguaje corporal y cómo utilizarlo.