El magnetismo de alejarse hace que te persiga siempre

Alejarse de alguien tiene un efecto magnético, que atrae a la otra persona y hace que te persiga, siempre y cuando lo hagas bien, tal y como te enseño hoy en este artículo.

¿Por qué siempre que te alejas de la vida de alguien, esa persona acaba reapareciendo? Pero, en cambio, si lo intentas, si decides buscar a ese hombre o mujer que tanto te gusta, entonces esa persona poco a poco se aleja.

Este fenómeno, que yo llamo «el efecto de uno más», es muy común hoy en día. Vivimos en una sociedad donde las relaciones normales parecen haber perdido su sitio, y en su lugar, nos encontramos atrapados en un juego constante de persecución: o te persiguen o persigues. Tener una relación equilibrada parece cada vez más difícil.

El «efecto de uno más» consiste en que, para la otra persona, inicialmente, eres solo uno más, otro más entre tantos que tiene en su vida. Para poder demostrar que eres diferente, es necesario que esa persona te conozca lo suficiente como para que, al ignorarla, su ego se sienta atacado, llevándola a perseguirte.

En otras palabras, para que alejarse funcione, para que te persiga, deben cumplirse ciertas condiciones. Si no, estarás atrapado en un juego de ping-pong emocional sin fin. Estas condiciones son las que te permitirán, al alejarte, hacer que alguien te valore y quiera estar contigo.

Fase 1: Conocerse

El primer paso es conocerse, como has hecho tantas veces con otras personas. Esta fase es crucial y no se puede saltar. No puedes ignorar a un total desconocido con la esperanza de que te persiga, porque simplemente no lo hará. Si no hay una conexión previa, no existe ninguna motivación para que esa persona vuelva a buscarte.

Es importante que superes esta barrera inicial y dejes de ser «uno más». Para lograrlo, es necesario que te diferencies del resto. Quedar en persona, tener un encuentro significativo, o incluso haber compartido algo más íntimo puede marcar la diferencia. Debes llegar a un punto donde tus acciones importen lo suficiente como para que la otra persona reaccione.

Por ejemplo, si vas por la calle y alguien te critica sin conocerte, lo más probable es que pienses que esa persona está mal de la cabeza. Pero si alguien con quien has trabajado durante un mes te hace la misma crítica, te afectará más, porque ya le has asignado una importancia en tu mente.

Este es el punto clave: esa persona debe haberte asignado una importancia en su mente para que tus acciones puedan afectarle. De lo contrario, simplemente te ignorará y se enfocará en otra persona.

Fase 2: Alejarse en el momento justo

La segunda fase llega cuando, tras haber pasado tiempo juntos y haber creado una conexión emocional, todo parece fluir hacia una relación más seria. Es en este punto cuando debes alejarte.

¿Por qué? Porque si sigues fluyendo hacia esa relación, es probable que la otra persona comience a alejarse de ti. Esto ocurre porque muchas personas no están dispuestas a renunciar a las otras opciones que tienen en su vida. Aunque parezca difícil de creer, es así como funcionan muchas relaciones hoy en día. Las personas prefieren «picar» de aquí y de allá en lugar de comprometerse.

Por lo tanto, cuando llegues a ese punto donde todo parece estar a punto de convertirse en algo más serio, debes ser tú quien se aleje. Al hacerlo, lograrás que la otra persona empiece a esforzarse más por mantenerte cerca. Si no te alejas y sigues adelante, lo más probable es que la otra persona sea quien ponga el freno, mientras tú intentas tirar de ella hacia ti.

Fase 3: Indiferencia calculada

La tercera fase consiste en que muestres una indiferencia calculada. La clave aquí es que la otra persona detecte que, aunque te importa, no eres dependiente de ella. Es decir, debes hacerle sentir que, aunque te gusta, no es una necesidad en tu vida. Este es el punto donde, si percibe que le eres indiferente, empezará a perseguirte.

En este punto, la relación ya ha alcanzado un cierto grado de fluidez, pero justo cuando las cosas podrían ponerse serias, debes dar este paso atrás. Es esencial que la otra persona perciba que te da igual, que no te necesita para ser feliz. Es entonces cuando empezará a buscarte con más interés.

Esto puede manifestarse de muchas formas: podría empezar a hablarte de manera más frecuente, buscar tu atención de manera más constante, o incluso realizar actos esporádicos para recordarte que aún está ahí. En los casos más extremos, estas personas podrían aparecer y desaparecer de tu vida, enviando mensajes de vez en cuando para asegurarse de que aún significan algo para ti.

No caigas en el juego

Es crucial no caer en el juego de la validación constante. Si respondes a todos sus mensajes, estarás satisfaciendo su necesidad de atención y, una vez que la consiga, perderá el interés en ti nuevamente.

Lo que debes hacer es responder solo a uno de cada cuatro mensajes, y hacerlo en días diferentes. De esta manera, harás que esa persona se esfuerce más por obtener tu atención, y así te valorará más.

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