Los tips definitivos para hacer amigos

Gracias por los mensajes que nos hacéis llegar comentando lo que os gustan nuestros artículos, así es imposible no tener motivación para seguirlos escribiendo. Hoy os voy a resumir los tips para hacer amigos que hemos visto en artículos anteriores y le añadiremos unos cuantos más. Si quieres mayor información puedes leer nuestros artículos previos. El artículo de hoy es un resumen de todos los tips y consejos que os hemos ido dando a lo largo de mucho tiempo para hacer amigos.

Verás que para muchos de ellos es importante tener una personalidad fuerte y segura, saber demostrar seguridad en uno mismo y no tener vergüenza o no ser tímido. Si eres de los que es demasiado tímido para poner en práctica estos consejos te recomiendo que en primer lugar sigas nuestro curso de sociabilidad Cómo superar la timidez y ser sociable, con el que aprenderás a dejar la timidez en casa gracias a prácticos ejercicios que te harán mejorar paso a paso al ritmo que tú quieras.

Tips para hacer amigos

Deja la inseguridad en casa: 

Consigue actuar de forma segura. Es la manera para romper la barrera que interpones entre tú y los demás. Si vas por la vida pensando que todo te saldrá mal no harás las cosas por culpa del miedo. Ya lo sabes, el miedo paraliza, así que deja la inseguridad en casa, trabaja para lograr ser lo más seguro posible y actúa de modo que demuestres seguridad en ti mismo. Si los demás te ven inseguro serás vulnerable y pueden querer hacerte daño o justo lo contrario y para evitar hacerte daño no se acercarán a ti.

Sonríe

Haz que tu actitud sea abierta y amistosa. Una persona que sonríe está relajada e invita a los demás a que se acerquen a él y le hablen. Si vas por la vida con cara de pocos amigos solo se acercarán a ti los valientes o los que necesiten buscar problemas para estar satisfechos. Ante los problemas, una sonrisa. Ante los enemigos, una sonrisa. Ante los desconocidos, una sonrisa. Es el modo de decir: podéis venir, tranquilos que no pasa nada.

Escucha a los demás

Aprende a escuchar lo que te cuente la gente, sin juzgar. Si eres una persona con la que se puede hablar los demás tendrán ganas de acercarse a ti. A menudo lo único que buscamos es alguien con quien descargarnos, no significa que tengan que resolver nuestros problemas. Solo con hablar muchos ya encuentran alivio. Así que sé una persona de las que escucha y no interrumpe contando sus propias anécdotas o problemas. Eso hará que la siguiente vez que alguien tenga necesidad de hablar no cuente contigo ya que sabe que no le escuchas y que aprovechas la mínima oportunidad para hablar de ti.

Pregunta cómo están

Haz un seguimiento de las cosas que te cuentan. Recuerda cumpleaños, exámenes, visitas a médicos… si logras recordar qué preocupaba a esa persona y le preguntas se sentirá atendido, escuchado y verá que eres una persona que se preocupa por los demás. Es un modo de tener segundas conversaciones con alguien. Si la primera vez que le viste te contó algo, pregúntale cómo lo lleva o cómo acabó la situación.

Llama a cada uno por su nombre

No solo es importante que conozcas los nombres de las otras personas sino que hables con ellos por su nombre: ¿Hola, nombre, qué tal? es mucho mejor que decir, ¿hola qué tal?. Parece un detalle sin importancia pero a la otra persona le hace dar cuenta de varias cosas: primero que te importó lo suficiente como para que recuerdes su nombre y segundo que estás en la conversación al 100%. Hacer una pregunta genérica, sin personalizar, implica en cierto modo prisas, falta de interés… Así que para demostrar tu interés, aprende el nombre de quien te interesa.

No vayas por la vida criticando a los demás

Es muy molesto, irritante y preocupante encontrarse con alguien que siempre tiene algo negativo que decir de los demás. Eso te deja en mal lugar por varias razones, la primera es generar mal estar en quien te escucha, la segunda es que demuestras ser una persona difícil de complacer y la tercera, aunque hay muchos más motivos para no hablar mal de los demás, es que no te verán como una persona discreta. Si aprovechas la mínima ocasión para criticar a los demás, la discreción brilla por su ausencia. Es fácil que quien habla contigo piense que en cuanto se dé la vuelta hablarás mal de él, cosa que le pone automáticamente en tu contra.

Además las personas manipuladoras suelen hablar mal de los demás para poner a unas personas contra otras, eso es algo que casi todo el mundo sabe ver y que hará que se pongan a la defensiva contigo. No hables mal de los demás, por muchas razones, pero sobre todo si no quieres que los demás hablen mal de ti.

Aprende a reconocer los éxitos ajenos

Diles cuánto te gusta eso que han hecho o cómo aprecias esa particularidad de su carácter. Halagar a los demás demuestra humildad, reconocimiento y sinceridad. No halagar a los demás puede ser un síntoma de envidia. Así que si los demás hacen cosas buenas hazles saber que lo valoras. Ellos harán lo mismo contigo.

Si te equivocas pide discuplas

Igual que hablas bien de los demás y que esperas que lo hagan contigo, cuando alguien te cuenta que no has estado bien o que podrías mejorar algo, debes saber dar las gracias y aprender de tus errores. Si hacen falta las disculpas, las pides. Y sobre todo, el trabajo que tienes que hacer de forma individual pasa por aprender de tus errores y tratar de no volver a cometerlos.

En general las personas que tienen más facilidad para hacer amigos son aquellas poco conflictivas. No te dejes engañar viendo cómo siempre están rodeados de gente los más sociables, la gente normal, la que pasa más desapercibida es capaz de conocer a tanta gente sin hacer tanto ruido. Si eres una persona tímida no puedes aspirar a convertirte en el rey de la fiesta, pero sí a tener habilidades sociales suficientes como para tener una buena relación con los demás y que te consideren una persona de confianza. Si necesitas ayuda para ganar seguridad en ti mismo y en tu forma de relacionarte con los demás te recomiendo nuestro curso Cómo superar la timidez y ser sociable, con el que aprenderás paso a paso todo lo que necesitas para salir de tu caparazón.