Cómo manipular en el trabajo

El otro día me contaba una amiga que tiene una compañera de trabajo que está haciendo una especie de doble juego con todo el mundo. Ella ha tardado bastante tiempo en darse cuenta, una vez lo vio se preguntaba cómo podía haber sido tan tonta. Hoy os quiero hablar sobre cómo manipular en el trabajo para que podáis estar prevenidos cuando os encontráis con un compañero manipulador.

El objetivo no es aprender a manipular sino evitar caer en la trampa de este tipo de personas que hacen con los demás lo que quieren sin que ellos queden nunca mal. 

Para estar prevenidos lo mejor es conocer la forma de atacar del enemigo. Cuando conozcas a fondo el arte de la manipulación podrás evitar que te hagan hacer cosas que en realidad no querías hacer y podrás realizar por ti mismo una maniobra contraria a la manipulación. Si lo que quieres es manipular al manipulador además de estar cien por cien prevenido compra nuestro libro Cómo manipular a cualquier persona con el que además de aprender a manipular podrás detectar a los manipuladores.

El recurso más frecuente que se usa en el trabajo es no hacer demasiado ruido. Siempre hay alguien que es el más valiente de todos y quien lleva la voz cantante cuando los compañeros tienen quejas. Pero esa persona no siempre es la encargada de gestionar los grupos o las corrientes de ideas dentro de un lugar de trabajo.

Es muy habitual que alguien aparentemente inocuo y silencioso se encargue de encender los ánimos de los demás compañeros. No es necesario ni siquiera que vaya directamente al que se usa habitualmente como portavoz.

La persona manipuladora suele presentarse a los demás llena de buenas intenciones, con buenas palabras y suele actuar de forma individual, uno a uno. A cada uno le dirá una cosa diferente. Por eso no lo suele hacer en grupo o no únicamente en grupo.

Lo que te puedes encontrar es con alguien que te tiene confianza, que valora tus opiniones y que te escucha cuando te quejas. Sin que te des cuenta te contará cosas que podrán hacerte enfadar y que irán calentando los ánimos hasta que tú explotes o le cuentes tu problema al que lleva la voz cantante. Él, o ella, realizará su discurso, su queja o lo que haga habitualmente. Es posible que diga que eres tú el que le ha incitado de modo que la persona que en realidad ha manipulado toda la situación ni siquiera es nombrada o tenida en cuenta.

Otra táctica habitual es hablar mal a unos de otros, aunque a este tipo de personas es mucho más fácil descubrirles el juego bruto. Algunos son verdaderos artistas de la manipulación y dicen las cosas de modo que jamás puedas pensar que ellos están criticando a nadie o que tengan el menor atisbo de mala intención.

Sueltan comentarios como quien no quiere la cosa y luego usarán tus opiniones o respuestas para hacer lo mismo con la parte contraria. Es posible que ni siquiera tengan necesidad de mentir, por lo que si se descubre que han estado malmetiendo siempre tendrán razón. Tú dijiste tal o cual cosa y por eso la otra persona se ha enfadado. Y si lo dijiste es porque el otro previamente había dicho o hecho tal o cual cosa.

Otra forma de manipular es adelantarse a los acontecimientos. Se suele hablar mal de alguien a otra persona, incluso esto se puede hacer en grupo. Se lanza una amenaza y pronto se cumple. El manipulador puede tener en esta ocasión información especial. Pero no es necesario, suelen ser personas muy observadoras e inteligentes así que llegan a conclusiones y sacan sus deducciones. De hecho todos podríamos llegar a las mismas conclusiones pero ser observador y muy meticuloso es totalmente necesario para ser consciente de ciertas cosas.

Lo que hacen este tipo de personas es criticar, muchas veces de forma abierta. Ponen a los demás en contra de alguien, con ejemplos. Y, como decía, lanzan la amenaza, «¿que no me creéis?, ya veréis como este fin de semana va a cambiar turnos y todos tendremos que trabajar más».

Y efectivamente eso pasa. Y los demás se dan cuenta, o creen darse cuenta, de cómo de malo es su responsable. Si el manipulador ha calentado a suficientes personas y la queja se asume como una queja de grupo es fácil que uno o varios vayan a hablar con el jefe o directamente se quejen cuando les digan que tienen que trabajar más horas.

El manipulador permanecerá calladito. Aunque, como decía, son listos y saben cuando tienen que hablar. Si ven en peligro su posición de ventaja son capaces de mojarse y hablar en público, siempre dejando claro que es una opinión de otra persona o haciéndose el valiente cuando nadie es capaz de hacerlo y de paso dejar mal a otra persona.

La manipulación en el trabajo se lleva a cabo para excluir a alguien o para quitarle el puesto a una persona. Lo habitual es que el manipulador quiera quedar siempre bien en todas las circunstancias y terminar siendo la persona de confianza de los jefes o conseguir el aumento de sueldo o una mejora profesional.

No son buenos amigos y cuando se lo echas en cara te dicen que ellos están ahí para trabajar. Aunque también te puedes encontrar al que se ofenda muchísimo, diga que no sabe de qué hablas y llore por sentirse incomprendido.

Hay muchas formas de manipular, puedes manipular si tienes información de los demás, por ejemplo, saber cómo distribuir la información es uno de los artes de la manipulación. A uno le cuentas una cosa, a otro otra… y ellos solos harán el resto. Y el manipulador quedará al margen durante mucho tiempo si es capaz de hacerlo bien.

Hay gente que convive durante varios años con un manipulador y le tiene como amigo. Le confía sus dudas y sus miedos en el trabajo, le cuenta cosas en confianza, dentro y fuera del trabajo. Y un buen día se da cuenta que en realidad le ha estado manipulando para conseguir quitarle el puesto de trabajo. Aunque no hace falta que sea tan escandaloso: bastará con manipular a alguien para que solucione tus problemas sin que tengas que mojarte.

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