Cuando pienso en personas manipuladoras siempre me viene a la mente el caso de una amiga cuya suegra era tremendamente manipuladora. Una de aquellas personas que tiene clarísimo cómo se manipula a alguien emocionalmente.
El problema de todo esto es que el hijo de la señora, es decir, la pareja de mi amiga, no se daba cuenta de ello y la defendía diciendo que era su madre y que todo lo que hacía era por su bien.
Por el bien de él, se supone, aunque en realidad la mujer solo se dedicaba a poner impedimentos en la relación de su hijo con mi amiga aludiendo que ella tenía más experiencia y que por ello tenía mayor conocimiento de las cosas.
Seguramente la suegra de mi amiga no se había leído nuestro libro «cómo manipular a cualquier persona» pero tenía la lección bien aprendida.
Cuando buscaban piso, por ejemplo, la suegra se dedicaba a ponerle pegas a todos los pisos que visitaban. Uno era demasiado antiguo, el otro no tenía ascensor, había uno que generaría problemas con los vecinos, seguro.
Lo mejor de todo es que la señora no salía de su casa. Ella, desde su sofá, lo decidía todo. Mi amiga estaba desesperada. Su novio era terriblemente inseguro y el comportamiento de su madre no hacía sino acrecentar este problema con él.
Él no podía decidir nada si su madre no lo aprobaba primero y ella estaba decidida a que él no se fuera de casa. La época de «ella no te conviene» había pasado, por suerte, gracias al estado de enamoramiento que ambos vivían pasaron por alto los consejos y intromisiones de la madre.
Pero cuando la señora vio que su hijo se iba de casa y que no podría hacer nada para evitarlo empezó el acoso emocional. A parte de encontrar fallos y defectos a todos los pisos que ellos visitaban ella les buscaba pisos mucho mejores. En los mismos periódicos que ellos, tampoco es que visitara una inmobiliaria ni saliera a la calle a buscar. No, desde su sofá ella lo orquestrava todo.
Mi amiga estaba desesperada. Habían perdido ya varios pisos por la indecisión de él. Años más tarde se tirarían de los pelos cuando vieran cómo subían los pisos que podrían haber comprado por poco dinero si la madre no se hubiera metido por en medio.
Bien, mi amiga es muy cabezona y decidió manipular a su novio de la misma manera que lo hacía su madre.
La madre había conseguido que él no se comprara un piso. Iban uno a cero. Ella decidió ser mala y pagarle a la madre amantísima con la misma moneda.
Aquello había llegado demasiado lejos. Él no entendía nada si su madre solo lo hacía por su bien, es que no quería que tuvieran problemas… ella lloró y le dijo que no le quería suficiente, que no se lo estaba demostrando. Que siempre ponía a su madre por delante en algo tan íntimo como buscar un piso. Permitía que la madre decidiera dónde podía vivir su hijo sin haber visitado los lugares y sin que nadie le hubiera pedido permiso.
Además, eso la incluía a ella que ya no era libre para tomar sus propias decisiones y tenía que vivir acorde a lo que deseaba una señora a la que hacía un par de años ni conocía.
Se acercaban las navidades y mi amiga no es demasiado familiar por esas fechas. Él planeaba pasarlas por entero en casa de los padres. A ella se le atravesó totalmente la situación y enfadada como estaba con la suegra, que había logrado que dejaran de buscar piso, se prometió a si misma que ella no pasaba las navidades allí.
No se lo dijo a él y continuó con su proceso de manipulación. A medida que se acercaba la fecha ella estaba cada vez más hundida, más triste, se negaba a continuar buscando piso y cada vez que él sacaba el tema ella le decía que no tenía claro ya su futuro, que tal vez la madre tenía razón y deberían esperar un tiempo antes de vivir juntos.
Un día le dijo a él que necesitaba tomar cierta distancia y que se iba a ir a pasar unos días fuera. Él temió perderla y ella le dijo que si realmente la quería la acompañara a su retiro. No os vayáis a creer que él no dudó. Además seguro que tuvo una buena con su madre cuando le dijo que no iba a estar por Navidad en casa, que se iba con ella.
Para mi amiga aquello fue una manera de demostrar a la madre que ella también podía manipularle, y que si quería se llevaría para siempre a su hijo de su lado. Al volver la madre estaba rabiosa contra ella y su enfado le hizo ver a su hijo que realmente la novia tenía razón y la madre le estaba manipulando.
Las verdad es que mi amiga lo tuvo complicado puesto que la madre ejercía una gran influencia sobre el chico, pero el hecho de creer que la perdería hizo ver que él debía dar más la cara por ella y en caso de tener que tomar partido lo haría por su chica. Que era con la que iba a vivir en el piso que buscaban y con quien quería compartir la vida.
Decidieron no decir nada a la madre, se compraron un piso y cuando la cosa ya estaba hecha informaron a la familia. Me hubiera encantado ver la cara de la señora en aquel momento. Seguí la historia con mi amiga y ambas planeamos la estrategia.
No es la mejor manera de empezar una relación de pareja pero hay personas tan manipuladoras contra las que solo te queda jugar con sus mismas armas para derrotarlas.
Como podéis imaginaros luego llegó la depresión, la fingida enfermedad que pretendía alargar más la estancia del hijo en la casa… Pero aquello, por suerte, no consiguió otro efecto que cansar al hijo y hacerle ver cómo de manipuladora era su madre. Cabe decir, claro está, que ya estaba totalmente influenciado por la manipuladora de su novia.
Lo mejor es que no te manipulen. Tienes que conocer las armas que usan estas personas para poder prevenir y defenderte de ellas. Si lo quieres saber todo sobre el arte de la manipulación compra ahora nuestro libro «cómo manipular a cualquier persona» y pasa de ser el manipulado al manipulador.
se ve q esta muy interesante me gustaria comprar el libro pero nose como hacer , no tengo tarjeta de credito