Cuánto se tarda en adquirir un hábito

© Christiaan Botha

Hoy quiero escribir un artículo dedicado a todos aquellos que quieren cambiar algo en su vida. Cualquier cambio implica un esfuerzo. Se trata de borrar los hábitos adquiridos y substituirlos por otros distintos, más sanos. Aunque enfocaré este artículo a nuestra forma de relacionarnos con los demás, que recomiendo que sea siempre asertiva, puedes aplicar esta teoría a cualquier otro tipo de hábito que quieras adquirir o cambiar.

La forma de relacionarnos con nuestro demás está determinada por nuestra forma de ser y por lo que pensamos acerca de los demás. Ni siquiera la forma de ser de los demás es realmente determinante en nuestro comportamiento, que no tiene que cambiar necesariamente dependiendo de quién sea la persona que tienes en frente.

Así, si consigues ser una persona asertiva, te darás cuenta de que la vida es como tu quieres que sea, la vives de la forma que decides verla. Y esa forma de ver la vida es la que te lleva a relacionarte con los demás de una forma o de otra. Y la forma con la que tú te relacionas y te expresas será la que marque la manera de tratarte que tengan los demás contigo. Es decir, lo que recibas dependerá de lo que hagas. La asertividad está a medio camino entre ser una persona pasiva o una persona agresiva. Los pasivos son aquellos que no suelen decir que no, que permiten que les hablen y les traten mal a pesar de no ser lo que quieren y los agresivos son aquellos capaces de contestar mal, de gritar o de enfadarse por nada. Pero aunque no tengas la sensación de ser ni una cosa ni otra puede que tu comportamiento no sea asertivo del todo. Puedes aprender todo lo que necesitas sobre la asertividad y cómo aplicarla a tu vida en nuestro curso Cómo ser asertivo.

La forma de relacionarnos con los demás viene muy determinada por nuestro tipo de personalidad y por lo que pensamos sobre el resto de personas o las situaciones en las que nos encontramos. Cambiar la forma de pensar es realmente muy complicado. Se trata de adquirir un hábito del que muchas veces no somos conscientes.

Te cuento un ejemplo mío personal para que veas cómo de complicado es cambiar una información que tiene el cerebro.

Hace unos años me pusieron una ortodoncia. Era un aparato de los de quitar y poner que me tenía que poner tanto como pudiera. Pasaron los meses y el aparato no funcionaba como yo creía que tendría que hacerlo así que fui abandonando el uso. Me lo cambiaron por uno más efectivo que tenía que llevar solo de noche. Pero tampoco funcionaba. Desanimada dejé de ponermelo. No sólo me dolía sino que cada mañana tenía unos dientes perfectos que se movían a los cinco minutos, lo peor es que cada día que pasaba estaban peor que el día anterior.

Me fui olvidando de ponerme el aparato y cada noche al meterme en la cama me sentía culpable por no ponérmelo. Aún y así yo no me lo ponía puesto que no creía en él. Fueron unos cuantos meses así. Algunos días lo usaba pero la mayoría me iba a la cama sintiéndome culpable por no ponérmelo.

© The Snarky Princess

Finalmente cambié de dentista y me puso una ortodoncia fija, de las que no se quitan. Llevo ya tres meses con ella. ¿Sabéis qué es lo que me pasa cada noche al meterme en la cama? Que me asalta la culpabilidad por no haberme puesto ese aparato de ortodoncia. Me tengo que recordar a mi misma que ya no lo uso, que lo llevo puesto y que no me estoy olvidando de nada. A pesar de eso al día siguiente vuelvo a recordarlo.

¿Qué quiero decir con esta historia? Pues que los hábitos que adquirimos no siempre son los deseados. Yo no conseguí adquirir el hábito de ponerme la ortodoncia pero adquirí el hábito de sentirme culpable por no ponérmela. Pese a haber solucionado el problema con el dentista y llevar un aparato fijo sigo teniendo el hábito de la culpabilidad. Cada día me acuerdo.

Para adquirir un hábito es totalmente necesario que dediquemos un esfuerzo durante mucho tiempo a realizar esa cosa de forma consciente hasta que nuestro inconsciente la asume y la puede realizar sin esfuerzo y sin que se lo tengamos que recordar.

En mi caso, imagino que poco a poco mi cerebro irá entendiendo que ya no tiene que sentirse culpable por la ortodoncia puesto que lo he solucionado. En el caso de alguien que quiere comportarse de forma asertiva puede ser mucho más complicado ya que requerirá detectar aquellas situaciones en las que no actúa bien y deberá esforzarse por actuar de otra forma.

Esto estará formado por dos fases, la del pensamiento: no aceptar cosas inaceptables: que nos griten, o no ver problemas donde no los hay: aprender a ser menos beligerante en caso de las personas agresivas. Y la segunda fase consistirá en actuar de acuerdo a esa nueva forma de pensar.

Es decir. Si tu forma de actuar es pasiva y siempre justificas a los demás, tendrás que aprender a detectar aquellas situaciones en las que se abusa de ti. Para luego aprender a decir que no, con buenas palabras y a no sentirte culpable por ello.

En el lado opuesto, hemos hablado muchas veces de ello en este blog, deberás aprender a pensar de forma no agresiva. La gente no sale de casa con la intención de fastidiarte el día y muchas de las cosas que te molestan pueden estar hechas sin esa intención. Y aunque estén hechas para molestarte es decisión tuya tomar el ataque como algo personal o decidir no darle bola a este tipo de comportamientos. Más adelante deberás aprender cuándo es importante que des tu opinión y cómo tienes que darla para que los demás no se sientan ofendidos. Se trata de hábitos distintos y te recomiendo que vayas paso a paso y poco a poco adquiriendo un nuevo hábito cada vez.

Tener una personalidad asertiva es de las mejores cosas que te pueden pasar, siempre dirás lo que tienes que decir, nunca más de lo debido, y siempre tendrás la seguridad de que has pensado y dedicado tiempo a elegir las palabras y el tono de voz con el que hablas. Eso no es garantía para que nunca más se enfaden contigo, pero sí de que por tu parte todo lo que haces es correcto y no ofensivo. Te contamos mucho más sobre la asertividad en nuestro audio curso Cómo ser asertivo

 

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