Controlar el enamoramiento

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Leía el otro día en un artículo del periódico a una experta en relaciones de pareja que afirmaba que podemos controlar el enamoramiento. Tal vez no podamos controlar lo que duran las emociones que nos trae el enamoramiento ni lo que va a durar esa fase pero ella defendía que podemos controlar el amor.

La fase del enamoramiento puede que parezca lo más emocionante de la relación. Sin duda estar enamorado, con la fuerza de los primeros tiempos, es un torbellino de emociones. 

Hay muchos tipos de enamoramiento, supongo que tantos como personas pueda haber. Los hay que se enamoran a primera vista. Antes de haber cruzado una palabra con esa persona y desde el primer segundo en que la ven ya sienten un estallido dentro. Algunos, incluso antes. Antes de ver a esa persona de la que se van a enamorar a primera vista sienten un estado de nervios extraño, de repente le ven… y ¡zas! Sienten que acaban de ver al amor de su vida.

¿Os ha pasado alguna vez?

Otros, en cambio necesitan más tiempo, conocen a alguien que sí, les atrae y les interesa pero no sienten que están enamorados, pueden incluso empezar una relación con esa persona sin estar enamorados, o sin sentirlo o reconocerlo. Y poco a poco, a medida que conocen a la otra persona y están seguros de cómo es y de cómo va la relación ceden ante el enamoramiento.

Otros pueden llevar mucho tiempo en contacto con alguien, siendo amigos, compañeros de trabajo cuando un día empiezan a ver en la otra persona rasgos que no habían visto antes. Se empiezan a fijar en esa persona de otra manera hasta que se enciende definitivamente la llama del amor.

También, por supuesto, tenemos a los que no reconocen que están enamorados, bien porque la otra persona no responde a lo que se había imaginado o lo que está buscando o bien porque la otra persona es una especie de enemigo. Es frecuente ver relaciones amor-odio, ¿verdad?

El enamoramiento, sin duda, nos lleva a pensar en la otra persona todo el tiempo. Si somos correspondidos sentimos una gran felicidad. Si es lo contrario el enamoramiento hace que nos duela en el corazón, no físicamente pero es una emoción que podemos ubicar en esa zona. Sentimos que nos falta algo cuando no podemos estar con la otra persona, ya seamos correspondidos o no.

Y en gran medida el enamoramiento inicial dependerá de eso, del tipo de relación que tengamos con la otra persona y de la frecuencia con la que nos veamos y la calidad del tiempo que pasemos juntos. Es más fácil alargar las emociones que sentimos durante esta primera fase si suspendemos en el tiempo esa sensación.

Cuando vemos a menudo a alguien, convivamos con esa persona o no, la emoción de volver a verle se reduce. Poco a poco se convierte en habitual. No podríamos vivir todo el día con la ansiedad que generamos los primeros días, incluso meses. Por eso poco a poco todo vuelve a su sitio, la felicidad no mengua pero no nos sentimos tan exultantes como al principio.

Sin embargo, cuando mantenemos una relación a distancia o la persona de la que estamos enamorados no acaba de decidirse y coincidimos poco con ella, esta sensación puede alargarse mucho más en el tiempo.

Si ves a tu pareja solo los fines de semana, el hecho de no verla entre semana hace que cuando llega el viernes vuelvan a bailar las mariposas en tu estómago. Lo mismo pasa si te enamoraste del chico de la biblioteca al que solo ves los martes. Puedes alargar esa situación mucho tiempo.

De todos modos tampoco te creas que la solución es mantener una pareja a distancia. Es algo bueno que tienen este tipo de parejas, quizás para compensar las cosas más negativas que eso conlleva.

© Tamara van Molken

Pero a todos nos acaba llegando la fase en la que el enamoramiento se ha calmado y vivimos plenos y felices junto a nuestra pareja. Es a partir de ese momento cuando hay que ser consciente de que, tal vez no sea posible controlar el enamoramiento, pero sí es posible controlar el amor.

Cuando quieres a alguien y formáis una pareja tienes que renovar el amor que sientes por esa persona día a día, momento a momento. El amor es una cosa que hay que trabajar, que hay que mimar. Si eres feliz, la otra persona también lo será y tu felicidad pasará por hacer feliz a aquellos a los que quieres. Así que una buena manera de mantener el amor y hacerles feliz es trabajarlo constantemente.

De tu pareja habrá muchas cosas que te gusten y otras que quizás no tanto. Tienes que potenciar las cosas que os unen, las que te agradan, aquellas que te hacen feliz.

Por el contrario, con las que no te gustan no siempre vas a poder luchar. Amar a alguien no es sinónimo de querer cambiarle. Es un gran error pretender que tu pareja sea lo que tú quieras.

Imagínate que te pasas la vida tratando de cambiarle, cuando por fin consigues que ya no tenga esos vicios o defectos que le veías y cuando ha cambiado su modo de comportarse para hacer lo que tú querías que hiciera, ¿qué te queda de la persona de la que te enamoraste? Ahora es una extensión de ti, un reflejo de lo que quieres que otro sea. De lo que tú necesitas. Cuando alguien hace un cambio así poco queda de su esencia. Y lo más frecuente es que la otra persona acabe dejándole diciendo que ya no es la persona de la que se enamoró.

Para mantener el amor hay que saber valorar lo que  te gusta y relativizar lo que no soportas. Vivirás muchos años feliz con tu pareja si sabes priorizar tus emociones, si sabes quedarte con lo positivo en lugar de obsesionarte por lo negativo.

Esto no solo te valdrá con tu pareja, es algo que tienes que aprender a hacer en la vida. Relativizar. Todo tiene una importancia determinada, simplemente tienes que saber verlo desde fuera,  un nuevo punto de vista, pensar qué importancia tendrá eso que acaba de ocurrirte dentro de 10 años, por ejemplo. Tal vez no hace falta tanto, qué importancia tendrá dentro de dos semanas… si sigue siendo nulo, lo que te está pasando no merece que pierdas más tiempo y energía. Si no te gusta que tu pareja sea incapaz de madrugar, por ejemplo, trata de relativizar, de darle la importancia que eso tiene en la relación de pareja.

Quizás puedas encontrar una manera más fácil de cubrir esa necesidad poniendo cada uno de vuestra parte. Él duerme hasta más tarde y tú aprovechas la mañana para hacer algo que nunca puedes hacer. A cambio por la tarde o al mediodía haréis aquello que te apetecía.

Saber encontrar el punto medio y relativizar es muy importante. De este modo podremos mantener la llama encendida del amor mucho más tiempo.

3 respuestas a «Controlar el enamoramiento»

  1. Yo he visto amis dos amores pero no me atrevo porque tengo vergüenza el jueves llame aunó porque no sabía los deberes y hoy me dice que sí le llame yo ayer pero que clase de pregunta más absurda de todas es esa yo lose si está enamorado demi y también su primo ósea que los dos están cañones

  2. Yo no se cómo contener mis emociones hacia el hombre que amo, no quiero dar más de lo que no pueda recibir. Pero no puedo contenerme es muy difícil ):

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