Cómo liderar si eres mujer

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Hace mucho tiempo que no dedicamos un post específico al liderazgo femenino, casi dos años por lo que he visto. Este es el único artículo en el blog que habla del tema. Así que hoy dedicamos otro artículo a este tema que seguro que a algunas os viene la mar de bien. Cómo liderar si eres mujer, ya que los hombres y las mujeres no somos iguales. Muchas mujeres optan por tener un estilo masculino, pero otras optan por seguir en su rol femenino y buscar formas alternativas al liderazgo masculino.

Como cada uno es como es, los hombres tienen unas ventajas y unos inconvenientes distintos a los de las mujeres y se trata de sacar el máximo rendimiento a nuestras posibilidades y capacidades. Hoy en día casi 4 de cada 10 empresarios son mujeres. Lo que quiere decir que hay un porcentaje cada vez más alto de mujeres que tienen que liderar. También pasa en la política y en la empresa privada, las mujeres aportan puntos de vista diferentes y yo no creo que una mujer  y un hombre tengan que liderar igual, ni que dos hombres o dos mujeres tengan que hacerlo. Lo bueno de liderar es precisamente poder aportar tu personalidad a un proyecto y hacer que los demás se sientan contaminados con tu entusiasmo y quieran ir en la misma dirección que tú.

El carisma es algo, diría que básico, que necesita todo buen líder. No puedes ser un líder bien valorado y con un público amplio sin carisma. Por carisma entendemos esa simpatía, ese don de comunicación, ese conseguir que todo el mundo te escuche y quiera poder hablar contigo y oír tus consejos. A ser un líder carismático es algo que puede aprenderse, te lo enseñamos todo en nuestro vídeo curso Cómo liderar, liderazgo carismático, que podrán aplicar tanto mujeres como hombres ya que nos basamos en la personalidad de cada uno.

Podríamos decir que las circunstancias actuales del mercado y la crisis mundial son las que están haciendo que muchas mujeres se vean mezcladas con el hasta no hace mucho casi exclusivo mundo masculino: el empresarial. Esto se debe a varios factores como que muchas se han quedado sin empleo y han tenido que improvisar y lanzarse a nuevas aventuras, muchas de las cuales han funcionado bien y ahora tenemos empresarias.

El punto de vista femenino puede ser bueno para determinados momentos de crisis ya que no deja de ser lo que siempre ha sido el papel tradicional de la mujer: compaginar muchas cosas a la vez y tratar de que el presupuesto llegue a todo. Trabajando o no fuera de casa, las mujeres siempre han gestionado el hogar, el presupuesto familiar, han sido las encargadas de comprar y de tomar determinadas decisiones…

Todo esto hace que hoy en día las mujeres sean buenas precisamente por ser muy eficaces (muchas reducen la jornada por maternidad pero siguen sacando adelante el mismo trabajo), así que lo que ha supuesto un handicap para muchas es una ventaja para otras. Las mujeres están más acostumbradas al cambio, por ello no les supone mucho esfuerzo determinadas situaciones que a los hombres sí les cuestan: cambiar de trabajo, emprender, tomar decisiones en muy poco tiempo…

Sea como sea, si te encuentras en la posición de tener que liderar un equipo de trabajo y eres una mujer, te vamos a dar algunos consejos para poder sacar el mejor provecho de tus habilidades innatas.

El estilo de liderazgo masculino siempre es considerado así por ser más agresivo. Puede ser un líder carismático pero lo que destacará de él es la dureza. Las mujeres, o los hombres que optan por un tipo de liderazgo femenino (no es exclusivo de hombres ni de mujeres, se trata de estilos diferentes que pueden aplicar todos) son más conciliadores.

Recuerda de nuevo el papel de la mujer en la sociedad: es madre y concilia trabajo con familia, toma decisiones que afectan a la familia, es capaz de solucionar varios problemas a la vez, es capaz de mantener un equilibrio y un ritmo en la familia… y muchas veces lo hace trabajando también fuera de casa. Ese es el estilo femenino: conciliar, dialogar, tomar decisiones, ser respetuoso, conocer el mercado y los puntos fuertes y débiles de cada uno de nuestros colaboradores…

Eso último es muy de madre, tienen varios hijos pero conocen las fortalezas y las debilidades de cada uno de ellos y son capaces de motivar y controlar a cada uno de la mejor manera posible. Con tus empleados o subordinados tienes que hacer lo mismo.

© Holtsman

Para ejercer el liderazgo femenino tienes que aprender a ser persuasiva, es decir: utilizar del mejor modo posible la asertividad y tener buenos conocimientos de comunicación y si hace falta de manipulación. Por favor, no malinterpretes la manipulación como algo negativo, se trata de algo positivo si se emplea bien ya que se emplea para convencer a alguien o hacerle cambiar de opinión sobre algo, si la finalidad es buena no tienes que preocuparte por manipular. Manipular puede ser hacer ver a alguien cómo de malas serán las consecuencias si no hace lo que tiene que hacer. Y esto hay muchas formas de hacerlo: con amenazas, con violencia, con ejemplos, con palabras, con reflexiones individuales… puedes llegar al mismo fin por muchas rutas distintas. Se trata de elegir la menos perjudicial para todos.

Las mujeres son más empáticas, por ello tienden a entender mejor a las otras personas y pueden ponerse en su piel y prever las consecuencias de las decisiones que toman, de este modo es mucho más fácil tomar decisiones que no sean dañinas para los demás.

No se trata de convertirse en la madre de una empresa pero sí de aprovechar aquellas cosas que hemos visto hacer muchas veces a nuestra madre: mediar entre los hermanos para evitar conflictos, buscar una tarea apta para cada uno de nosotros, tomar decisiones pensando en las consecuencias…

Ser mujer y ser líder son dos cosas totalmente compatibles. También puedes optar por un liderazgo femenino o más emocional si eres un hombre. Se trata al fin y al cabo de entender los mecanismos y saberlos aplicar. El carisma es básico por ello te recomiendo nuestro curso Cómo liderar, liderazgo carismático.

 

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